Líder empresarial y ciudadano comprometido, nos abre la puerta a su historia de éxito, donde la disciplina y la integridad son las herramientas esenciales para construir una mejor Sociedad.
Por: Alonso Valenzuela
Apenas estrecho la mano de Juan Manuel Hernández Niebla y es como si sintiera el peso de una vida dedicada al esfuerzo y la responsabilidad.
Su saludo es firme, directo, como quien no tiene tiempo que perder, pero sí compartir su experiencia construida en el camino de la tenacidad.
Frente a mí está un hombre de 63 años que va de frente, con una historia forjada a base de números y principios, de exigencia y compromiso, de noches de estudio y días de acción.
Aquí no hay discursos vacíos ni gestos ensayados: en su mirada hay ese destello implacable de quien sabe que el éxito se mide en integridad.
Con cada palabra, transmite esa autenticidad que se gana con los años, convirtiendo la entrevista en una conversación cercana, cargada de historias y enseñanzas.
Y así es como fluye este encuentro en las instalaciones de CAMPESTRE, entre anécdotas, la firmeza de quien no evade responsabilidades ni teme mirar la realidad de frente.
¿Quién es usted?
“Soy un orgulloso hijo de Tijuana. Nací hace 63 años. Soy producto de la clase media; mis padres, ambos, trabajaban. Viví prácticamente toda mi vida en el Fraccionamiento La Sierra y, pues, presumo de ser parte de la cultura del esfuerzo.
“Primero, me fue bien como ejecutivo en el área financiera. Trabajé para Sony durante nueve años, que en su tiempo fue la maquiladora más grande del país, y yo era responsable de la parte administrativa y financiera. A partir de ahí, decidí evolucionar y convertirme en mi propio jefe, en empresario. Me orienté hacia el área de la logística y la cadena de suministro, y llevo ya 24 años en ese sector, algo que ha sido muy satisfactorio.
“Tengo 38 años de casado y tres hijos: uno de 35, otra de 32 y el más joven de 27, todos ellos profesionistas y parte de la población económicamente activa, como se dice coloquialmente.
Liderazgo social y empresarial
Con una carrera que lo llevó a la presidencia de Coparmex local y a nivel nacional, donde encabezó la Comisión de Desarrollo Democrático, Seguridad y Justicia, su impacto fue tan relevante como su liderazgo en el Consejo Coordinador Empresarial, donde durante dos años defendió el pulso empresarial de la región.
Otra de sus reconocidas misiones fue en el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública, un rol donde, más allá de lo cuantitativo, enfrentó el reto técnico y social de la seguridad, aportando su visión clara y lógica sobre el tema.
Hoy, después de más de tres décadas de experiencia, se encuentra dedicado plenamente a su empresa y, en un giro que también refleja su constante búsqueda de perfección, ha regresado a las aulas del IPADE.
Sin planes de retirarse, pero consciente de la evolución de los ciclos, Hernández Niebla avanza en esa transición que lo sigue guiando hacia el mismo propósito: un Baja California más fuerte y seguro.
¿QUÉ SIGNIFICA PARA USTED SER UN BAJACALIFORNIANO EXITOSO?
“Creo que la definición de éxito tiene muchas connotaciones y diversas interpretaciones. Para mí, el éxito se define, ante todo, por la capacidad de verte al espejo todos los días, de sentir que tienes la conciencia limpia. Desde que mis hijos eran pequeños, siempre me prometí que jamás llegaría a verlos con vergüenza, por algo que hice o por alguien a quien afecté. Al final, una de mis filosofías de vida es que puedes pedir y puedes exigir, pero debes predicar con el ejemplo. Y el principal ejemplo que he tratado de darles a mis hijos ha sido una vida honesta, de trabajo y principios. El éxito es poder estar en paz contigo mismo y poder exigir a otros, ya sea a tus hijos, a tu familia, a las autoridades o a tus empleados, porque tú ya lo has hecho antes y estás comprometido a seguir haciéndolo”.
LA IMPORTANCIA DE LA DISCIPLINA
Hernández Niebla se define a sí mismo sin titubeos, como quien conoce bien cada rincón de su carácter.
«La disciplina es lo primero para mí», dice, y en su tono se percibe la dureza de la constancia, la pasión de quien se exige más allá de lo común, de quien no acepta hacer las cosas a medias.
¿QUÉ LIBROS LEE?
“Desde que tenía 16 ó 17 años, leía todo lo que caía en mis manos: libros, periódicos, todo lo que estuviera a mi alcance. Con el tiempo, perdí un poco de esa disciplina de la que tanto presumo y ahora soy muy aficionado al teléfono, especialmente a Twitter, que es donde obtengo muchas de mis noticias. Lo que leo en términos de noticias prácticamente lo consulto en el teléfono.
“Me encanta Robert Greene. Los dos que más me gustan, y que suelo regalar a quienes estimo, son Las 33 estrategias de la guerra y Las 48 reglas del poder. Me gusta mucho la estrategia, y disfruto leer sobre historia.
“En mis tiempos, llegué a leer La costumbre del poder, de Luis Spota, una serie de libros que me marcó. Si analizas la política actual, puedes ver el reflejo de lo que Spota describía en los años setenta; es prácticamente lo mismo. También me gustaba Harold Robbins, quien escribía sobre temas internacionales, espionaje y conflictos como la guerra entre árabes e israelíes, que sigue siendo relevante hoy en día. A veces parece que todo ya estaba escrito desde los años setenta. Leer es una costumbre que heredé de mi papá, y disfruto mantenerme conectado con distintas temáticas”.
¿HAY ALGO QUE TENGA PENDIENTE, ALGUNA MOTIVACIÓN EMPRESARIAL O PERSONAL?
“Diría que, en este momento estoy bien empresarialmente, y en proceso de consolidar mi patrimonio para un posible futuro retiro, así que aún tengo temas pendientes. Más que cuestiones económicas, son logros empresariales los que me motivan a seguir adelante.
“Yo tenía una definición clara: no me considero un empresario. Cuando emprendí mi empresa a los 40 años, me consideraba buen administrador. Soy hombre de métricas, de números. Si me das una empresa, creo que puedo administrarlas bien. Sin embargo, considero que el verdadero empresario es alguien visionario, capaz de ver el futuro, de identificar las tendencias y de prever necesidades para satisfacerlas. Y, en ese proceso, poder generar ingresos y ayudar a la sociedad. Creo que uno de mis proyectos sería convertirme en un empresario visionario: aprender a leer el futuro y crear un negocio que pueda beneficiar a la comunidad y generar un impacto positivo.
¿HAY ALGUNA CITA O FRASE QUE LO HAYA MARCADO?
“La leí en Selecciones hace mucho tiempo… En mi vida corporativa, me tocó muchas veces presentar cifras y resultados. Y hay una frase muy coloquial que dice: ‘Usa la estadística como un borracho usa un poste de luz: no para iluminarse, sino para apoyarse’. ¿Qué quiere decir esto? Que depende de lo que quieras vender. Si llegas ante una persona, empresa o situación y dices: ‘Quiero convencerlos de que estamos en el camino correcto’, y traes ciertos números y cifras que respaldan esa idea, presentar los números secos probablemente no te llevará a ningún lado. Pero, si interpretas y canalizas esos datos hacia la idea que deseas comunicar, ahí es donde realmente aprovechas el sustento estadístico para alcanzar tu objetivo.
“Al final, todos somos vendedores en esta vida. El reto es cómo sustentas tu mensaje, de acuerdo con tu personalidad y tus habilidades, y cómo utilizas la información estadística, si es lo que te apasiona, para llevar tu punto de vista adelante.
EL MEJOR CONSEJO QUE HA RECIBIDO EN LA VIDA
“Cuando trabajaba en Sony prevalecía la política interna. En este tipo de empresas, y en el mundo en general, tienes que aprender a jugar en el ámbito político. Sony tenía 7,000 empleados, era prácticamente una ciudad, y todos los días llegabas preguntándote con qué problema te ibas a encontrar. Yo tenía dos jefes, uno mexicano y otro japonés. El jefe japonés me consideraba demasiado joven para la responsabilidad que tenía y siempre me estaba retando. Un día, fui con mi jefe mexicano, quien era también mi mentor, y le dije: ‘A partir de hoy voy a empezar a buscar trabajo’. Me preguntó por qué, y le expliqué: ‘Ya no aguanto al señor Kato, siempre me lleva la contraria, no le doy gusto en nada.’”.
“Le mencioné cómo esta actitud del jefe japonés, muy relacionada con su filosofía cultural, era distinta a la de un jefe americano, quien te anima como un entrenador de fútbol. En cambio, el japonés te enseña a base de retos, casi ‘a karatazos’. Era agotador, y no lo soportaba más.
“Mi mentor me escuchó y, después de un momento, me dijo: ‘Está bien, pero déjame preguntarte algo. Cada vez que te encuentres con un ‘Kato’ en la vida, ¿te vas a dar la vuelta e irte?’. Esa pregunta me hizo reflexionar profundamente. Me dijo: ‘Tienes que aprender a trabajar a través de las dificultades y de las diferencias’.”
“Ese consejo se ha convertido en una lección de vida, porque, al final, siempre te encontrarás con situaciones y personas difíciles. Tienes que encontrar el ángulo adecuado, comprender a la persona con la que estás tratando y aprender a trabajar con ella. Habrá decisiones que no estarán en tus manos, pero tendrás que adaptarte y seguir adelante”.
SI TUVIERA LA OPORTUNIDAD DE HABLAR CON SU YO DE 10 AÑOS, ¿QUÉ LE DIRÍA?
“Le diría tantas cosas. La verdad es que hay un proceso de madurez que te da sabiduría y conocimiento, y hay muchas cosas que tal vez cambiaría. Con mucho sentimiento, te diría que una de esas cosas sería la relación con mis hijos. Aunque tengo una excelente relación con ellos, creo que, en su momento, habría cambiado algunas cosas para disfrutar más cuando eran pequeños. Estaba ocupado trabajando, especialmente en el entorno demandante de los japoneses, y siempre estuve buscando un balance.
“La respuesta sería: el balance. Buscar el equilibrio correcto entre el trabajo y la vida personal es un desafío constante. Nunca lo encuentras del todo, porque el balance es un término muy subjetivo. Hoy, si pudiera cambiar algo, inclinaría más la balanza hacia mi vida personal, familiar y social, y pondría un poco menos de enfoque en lo empresarial.
“Hubo un momento crítico hace un par de años, cuando enfrenté un cáncer, que logré superar. Esa experiencia me hizo reflexionar profundamente, como si te tocaran una campana en el cerebro y te hicieran cuestionar qué es lo verdaderamente importante. Afortunadamente pasó rápido, y aunque sigo trabajando duro todos los días, esa experiencia dejó en mí una nueva perspectiva sobre la vida”.
Mientras me despido de Juan Manuel Hernández Niebla, porque ya está a punto de entrar a grabar el podcast de Trend Talk que pueden disfrutar en CAMPESTRE.MEDIA, queda en el aire esa sensación de haber compartido con alguien que vive cada instante con propósito y claridad.
Su mirada, firme y determinada, parece reflejar no sólo las batallas ganadas sino las lecciones que aún carga con orgullo.
En sus palabras y gestos se vislumbra la esencia de un ciudadano comprometido, de un bajacaliforniano que entiende que el verdadero éxito no es individual, sino compartido.
Al salir, me queda claro que su misión va más allá de cifras y logros personales; es un llamado profundo a construir una sociedad más justa, donde el esfuerzo de cada uno transforme y eleve el destino de todos y así me lo hace saber.
«La política no es solo para los políticos, sino para la sociedad. Nos quejamos mucho y nos sentimos maltratados como sociedad por parte de los gobiernos, y no hablo solo del actual, sino de todos desde que tengo memoria. Creo que lo que nos falta es participación. La participación ciudadana es fundamental para establecer los equilibrios que queremos como sociedad”.
Nos despedimos como comenzamos, con un sólido apretón de manos.
Y lo terminó de confirmar. Frente a mí, un hombre que encarna la cultura del esfuerzo, y el peso de una trayectoria incansable y de grandes éxitos.
SERIE FAVORITA: Game of Thrones y Sons of Anarchy.
MÚSICA: Serrat, Facundo Cabral, José José —con cuyas canciones enamoré a mi esposa hace muchos años— y Alberto Cortez
DEPORTE: Hoy en día, a mis 63 años, sigo practicando boxeo y levantando pesas. Me duele todo, pero me aguanto.
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