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Encontrando a nuestro niño interior entre el caos de una ciudad vertiginosa

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Tijuana es una ciudad donde se añora que el día tuviera tres o cuatro horas más.

En ocasiones, una jornada es insuficiente para poder terminar los pendientes que reclama la vorágine en la que estamos sumergidos, representada bajo una población que crece aproximadamente un 25 por ciento cada 10 años.

Todo ese vaivén cotidiano termina sumando para que dejemos en el último lugar de las prioridades a nuestra persona.

Y es ahí cuando omitimos algo que es fundamental para poder encontrar una tranquilidad que nuestro ser demanda.

En algún momento de reflexión, ¿has parado en tus actividades y te has preguntado qué harías si volvieras a ser niño? ¿Recuerdas cuál era tu juego favorito? ¿Cuál era la caricatura que más disfrutabas?

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Lo sabemos, es reconfortante mirar en retrospectiva, pero ¿en verdad estás conectado con tu niña o niño interior?

Sí aún no sucede eso, déjanos decirte que descubrirlo puede ser una de las mejores decisiones de tu vida.

Para la psicóloga y catedrática Janeth Alcaraz, que ha trabajado por más de una década con pacientes en Tijuana, es crucial poder entablar un lazo con la esencia que creamos en nuestra infancia.

“Para ser felices debemos siempre estar conectados con nuestra niña o niño interno, porque es ahí donde habitan nuestros sueños, deseos, las más bellas memorias y también las más desastrosas. Debemos hacer las paces con el soltar, perdonar y abrazar”, precisa la especialista.

“A nadie le debemos nada, a tu niño interior le debes todo”, enfatiza la también profesora de preparatoria.

En ese sentido, y pese a la adversidad que en ocasiones representa el vivir en una urbe tan congestionada como Tijuana, refiere lo sencillo que es caer en la monotonía y con ello alejarse de esa búsqueda exitosa.

“Vivimos en una ciudad donde el tiempo no camina, sino que corre. El tráfico, el trabajo, el estrés económico son factores que colaboran a que nos olvidemos de nosotros mismos”, agrega.

• ¿QUÉ ES EL NIÑO INTERIOR? •
Si te preguntas propiamente qué es el “niño interior”, te platicamos que éste es un concepto nacido de la terapia Gestalt.

Concretamente, el término “niño interior” se refiere a la parte emocional de nosotros mismos que se desarrolló en la niñez y que todavía influye en nuestra forma de pensar, sentir y comportarnos como adultos.

El niño interior es la parte más profunda de nuestra personalidad, la que contiene nuestros sentimientos, emociones, deseos y sueños. Esta misma parte de nosotros que a menudo se ve afectada por experiencias traumáticas o eventos estresantes de la vida.

Por ello, para la Gestalt, el niño interior es la estructura psicológica más vulnerable y sensible de nuestro “yo”, formándose fundamentalmente a partir de experiencias positivas y negativas que tenemos durante la infancia.

Así que, dependiendo del tipo de sucesos y cómo los interiorizamos, el niño interior puede reflejar una personalidad alegre, optimista y sensible o, por el contrario, una temerosa de la vida e irascible.

• SU IMPACTO •
La mayoría de las personas no se percatan de la existencia de este niño interior, muy a pesar de que nos ayuda a vivir de una manera más plena y satisfactoria.

Mientras en algunos casos puede ser una fuente de inspiración y creatividad, ayudándonos a conectar con nuestra imaginación, curiosidad, capacidad de sorprendernos y asombrarnos con el mundo, el niño interior también puede ser una fuente de dolor emocional y limitaciones.

Así que, si experimentamos traumas o heridas emocionales durante la niñez, es posible que estas heridas persisten en nuestra vida adulta y afectan nuestra forma de relacionarnos con los demás y con nosotros mismos.

Por ello, es importante reconocer y aceptar la existencia de nuestro niño interior y trabajar para sanar cualquier herida emocional que pueda estar causando problemas.

Esto puede implicar buscar ayuda terapéutica, trabajar en la autoestima y autoaceptación, además de cultivar relaciones saludables y amorosas.

Al aprender a nutrir y protegerlo, podemos encontrar mayor equilibrio emocional, bienestar y plenitud en nuestra vida como adultos.

Para poder entrar a una nueva forma de vida, llena de amor, alegría y plenitud, te compartimos 10 pasos para que vuelvas a conectarte con esa parte esencial de tu vida.

1. Recuerda cómo eras de niño y lo que querías.
2. Deja ir el pasado, sanar las heridas, deja atrás viejos resentimientos y enojos.
3. Cumple ese sueño que abandonaste.
4. Vuelve a jugar.
5. Permítete la capacidad de asombro y maravillarte con algo.
6. Déjate consentir por tus papás.
7. Haz algo espontáneo y creativo.
8. Date un gusto y cómprate un juguete.
9. Diviértete como un niño y, al menos por un día, desconéctate del trabajo. 10. Ámate incondicionalmente, porque si hay algo que es seguro y que todos los niños necesitan es amor.

Aprende a abrazar a tu niño interior, déjalo expresarse libremente, cuídalo y protégelo para sentirte pleno, seguro y feliz.

 

 

 

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