César Muñoz es la representación perfecta y elocuente del camino de un soñador para convertirse en un sólido empresario.
“El fin de un viaje es sólo el inicio de otro. Hay que ver lo que no se ha visto. Hay que volver a los pasos ya dados, para repetirlos y para trazar caminos nuevos a su lado. Hay que comenzar de nuevo el viaje. Siempre.”
El anterior fragmento de la autoría de José Saramago, y que puede leerse completo en “Viaje a Portugal”, es un texto que nos da una valiosa lección, y que es aquella de vivir como si el trayecto no lo conociéramos, como si la vida no acabará nunca, como si estuviera empezando en este instante.
Y entre esos pasos para trazar nuevos caminos, y que muchos de nosotros hemos tenido que dar para levantarnos de un golpe emocional, o simplemente para tener un punto de inflexión, es reconfortante encontrarse con personas como el empresario César Muñoz, quien, como si fuera a manera de decreto, tiene una frase donde señala que “la ley de la asociación funciona, siempre y cuando seas muy estricto con quién inviertes tu tiempo”.
Así es como comienza el encuentro entre CAMPESTRE y César, un tijuanense, de 35 años de edad, y que desde los 24 se encuentra dedicado al desarrollo personal, liderando actualmente Sí o Sí Movement.
“Obtendrás todo lo que quieres en la vida, si ayudas lo suficiente a otros a conseguir lo que ellos quieren. Y yo me encuentro bendecido por los resultados y experiencias logradas por el crecimiento mental y espiritual que he tenido… y esto apenas empieza”, nos platica.
Pero ¿cómo lograrlo, y en ese vaivén, marcar la pauta para que la semilla que se siembra realmente germine en la sociedad y el viaje de cada uno de nosotros sea bondadoso e interminable en dicha? Impactar positivamente la vida de miles de personas.
La construcción de una juventud positiva y ayudar, son los dos puntos básicos que maneja César, quien, para ello, refiere que se tiene que hacer uso del liderazgo, mismo que únicamente se logra si se siguen tres reglas.
“Haz lo que dices que vas a hacer. Haz negocios con gente que te cae bien, así que no sólo lo hagas por dinero y diviértete haciéndolos, porque la vida debe ser divertida”, nos cuenta, sin dejar de enfatizar que la regla número uno jamás se debe de romper.
“Hay que rodearse de quien vaya en la misma sintonía que uno. Evolución, trabajo, buena vibra, pasión, valores y respeto”, agrega César.
Por ello, destaca que en Sí o Sí se trabaja en áreas como la mentalidad, ya que socialmente se nos ha educado con muchos miedos y con tendencias incorrectas para despertar nuestro espíritu emprendedor.
Al igual destaca el proceso financiero y de las experiencias, porque, afirma, que las experiencias son lo que define a una persona. “Nos enfocamos en crear momentos inolvidables, donde tú puedes viajar a donde siempre has querido; queremos que como miembro vivas una experiencia que te haga decir sí o sí a nuestro movimiento”.
Pero para llegar ahí, César hace una elipsis en retrospectiva, y como si fueran capítulos, nos detalla cada uno de estos tramos que han sido preponderantes para lograr cimentar el imperio que ahora ha formado.
• EL DESPERTAR •
“El 5 de mayo del 2011 de manera normal, y entre junta y junta, pasaba mi día laboral. En un instante todo cambió, al recibir la llamada que me avisaba que mi padre había fallecido.
“Al llegar a la pista de carreras donde yacía mi padre, y ver a mi hermano al lado de él, sentía que se me salía el alma, lo tomé de la mano y lo abracé fuerte y sólo pude agradecerle por todo.
“Ese día todo cambió, algo dentro de mi emergió. Tenía 24 años, sin ahorros, viviendo al día, y me tocó ser, en ese momento, presa de una impotencia al ver que no tenía nada”.
César toma un respiro, tras recordar el aciago episodio, y dice no tener duda de que, en ocasiones, el Universo nos hace atravesar algún tipo de dolor, a través del cual aprendemos diferentes formas de sentir, pensar y ser.
“Ese día mi ser cambió. Le prometí a mi padre, que nuestra familia iba a estar bien, y que yo los iba a cuidar y proteger y es así como empezó mi camino”.
Sin embargo, como toda acción de escalar la cima, no se ufana de haber llegado fácil hasta donde está actualmente. “Ha sido un camino lleno de retos, de aprendizajes, fracasos éxitos, traiciones, amistades, de todo”.
• SIEMPRE UN SOÑADOR •
“A mis siete años, recuerdo que le prometí a mamá que regalaría un carro del año y que le remodelaría su casa. Y ella, siendo yo su hijo menor, siempre me decía… «mijo todos me dicen eso», pero yo sabía que lo iba hacer”.
Fue así, que aferrándose al béisbol, del que su padre le enseñó lo esencial junto a su hermano Julio, aprendió algunas de las más grandes lecciones de su vida, al descifrar en él la magia de ese gran deporte.
“Disciplina, constancia, amor por lo que hagas, ganar, aprender cuando se pierde; esas enseñanzas me las dio él”, agregando que gracias al béisbol obtuvo una beca en una escuela privada de Estados Unidos, convirtiéndose en una gran oportunidad para crecer.
“Ya en ese ambiente tuve la fortuna de rodearme con personas de un nivel socioeconómico alto. Me hizo creer y soñar más; sabía que el Universo me estaba viendo y que las oportunidades las encontraría y llegarían a mí”.
• LA UNIVERSIDAD •
Tras culminar sus estudios de preparatoria, César rememora su andar por las aulas universitarias, gracias, de nueva cuenta, a su talento en el “rey de los deportes”.
“Empecé la universidad en el CETYS, con un cierto porcentaje de beca gracias al béisbol y decidí estudiar Ingeniería Industrial. Fue una gran experiencia, disfruté, aprendí, viaje, conocí a mis grandes amigos hasta esta fecha”.
Al mismo tiempo, compaginaba sus estudios y prácticas en una empresa maquiladora. “No duraba mucho en los trabajos, y no por malo, simplemente algo dentro de mí no sentía que estaba bien”, señala sin atisbos.
“Yo quería crear negocios, eso era lo que quería, no quería estar en la maquiladora. Yo pedía una oportunidad, estaba levantando la mano y diciendo ¡Yo quiero triunfar!”
• EL UNIVERSO ESCUCHA •
“En el 2010 escuché por primera vez la industria de network marketing, me cautivó el concepto de ingreso residual y la libertad financiera”, explica.
“A mis 23 años encontré la empresa correcta. En un entrenamiento escuché una frase de Zig Ziglar que me cimbró: «Obtendrás todo lo que quieres en la vida, si ayudas lo suficiente a otros a conseguir lo que ellos quieren». Ahí lo comprendí todo”, nos cuenta, mientras en su mirada se refleja esa efusividad, con la que, estamos seguros, le invadió esa ocasión.
“Desde el inicio de mi camino de emprendimiento he vivido este lema”, pero, aunque pareciera que no habría ya nada de obstáculos y alguno se presentaba, César siempre diseccionaba la situación para identificar el paso donde había el error, y así como el viajero al que se refería Saramago, comenzar de nuevo.
“Cada NO que recibía forjaba mi carácter, pero sobre todo a desarrollar mi mente a creer, creer más en grande, creer más rápido”.
Para ese tiempo, su carga de trabajo era pesada, ya que además de laborar ocho horas diarias, se encontraba estudiando su maestría por las tardes.
“Dejé a un lado la maestría y todas las tardes saliendo de mi trabajo dedicaba mi tiempo a la expansión y crecimiento de mi negocio”.
• LA PROMESA EN ACCIÓN •
“Todavía en el 2011, apenas habían pasado cuatro meses desde la partida de mi padre, y el ambiente de mi casa era triste y devastador”, se sincera.
“Algo vibró en mí, un pensamiento de tiempo, tiempo que tenía que ganar para cumplir esa promesa que le di a mi mamá cuando era pequeño y sabía que no podía subestimar ese factor tiempo.
“Toda esa energía, esa vibración de amor y de protección, me hizo tomar acción masiva. Todos los días tomé acción con total enfoque. Cada día que pasaba se expandía mi visión, cada vez más”.
Ahí, fue ese momento en que sus trazos, la observación del mundo, el aprendizaje adquirido, cual escena de Slumdog Millionaire hicieron click.
“Igualé mi salario del trabajo y decidí renunciar y dedicarme a mi negocio. En un año y tres meses le cumplí la promesa a mi mamá. Remodelé su casa, la casa en que mi familia creció y en su cumpleaños le di su carro del año”.
“Me convertí en el hombre más dichoso de este mundo; pensé que todo había valido durante ese camino, cada rechazo, cada problema, cada obstáculo, cada desvelo y llanto, todo lo valió”, expresa con emoción.
• LA TRANSFORMACIÓN •
César cuenta que en seis años ha logrado una organización de cientos de miles de personas, facturando millones de dólares anuales por varios años consecutivos.
“He tenido la fortuna de ayudar a miles de personas a generar ingresos extras, más de 100 personas a generar más de 150,000 dlls al año e inclusive a varias personas a generar arriba de 1,000,000 dlls al año”.
Al igual, destaca que ha impartido seminarios de emprendimiento y desarrollo personal a nivel internacional, compartiendo su historia, filosofía y herramientas para que otros emprendedores construyan sus sueños.
La Arena Monterrey, el Auditorio Telmex, Centro Banamex y Auditorio de Tijuana, son algunos de los escenarios en los que ha podido impactar de manera positiva a más de 60 mil personas, así como en países como Colombia, Puerto Rico y otras ciudades de Centro y Sudamérica, donde ha podido dejar la semilla de prosperidad y abundancia.
De la misma forma, las arenas MGM y Mandalay Bay en Las Vegas, Nevada, y otros sitios en diversas urbes de Estados Unidos, han sido testigos del impacto a miles de personas que ha tenido el recorrido de César Muñoz.
• LA EXPANSIÓN •
“Hoy cuento con cuatro diferentes fuentes de ingreso, como lo son negocios en bienes y raíces, en la industria del fitness, una empresa multinivel y mi compañía de desarrollo personal, como lo es Sí o Sí movement. Todos ellos con tres principios fundamentales: unión, lealtad y edificación.
Como todo buen viajero que vuelve al camino, pero esta vez al del éxito, César Muñoz, el tijuanense, el empresario, el soñador, y el hijo que juró un día a su padre estar en la portada de CAMPESTRE y lograr sus sueños, ha realizado giras por Inglaterra, República Checa, Austria y España, donde miles de espectadores han sido testigos de que todo se puede volver realidad si se trabaja con ahínco.
“El emprender no es fácil. Pero cuando haces algo que está fuera de lo común, la gente trata de meterte miedo, para que dejes de hacerlo y vuelvas a lo normal. Por eso siempre es mejor escuchar a los que te apoyan y creen en ti”.
• REFRENDANDO EL ÉXITO •
Al cierre de esta edición de CAMPESTRE, César se presentó en el Baja Center de Playas de Rosarito como parte de su conferencia de Sí o Sí Movement, reuniendo a miles de personas a lo largo del 12 y 13 de noviembre.
Durante ambas fechas, los asistentes, llenos de entusiasmo, fueron parte del movimiento de emprendedores que está transformando a miles de vidas. “Creemos que para alcanzar nuestras metas y objetivos necesitamos decir sí o sí al cambio”, señaló un entusiasta César, recalcando que hay el compromiso de ayudar a un millón de personas, alrededor del mundo.
Y tras más de 11 años de aquel día de mayo que marcaría su vida, no nos quedan dudas. César cumplió con su promesa. Hoy, su vida se ha vuelto fuente de inspiración.
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