Por: Domingo Ramos
Por la década de los años 80, el gobierno federal mexicano emitió una serie de comerciales para tratar de concientizar a la ciudadanía sobre el uso racional del agua. Recuerdo en particular el de “Amanda, ciérrale”, que refería a una trabajadora doméstica que derrochaba líquido y era advertida por un niño “te la estás acabando”.
Al parecer el destino ya nos alcanzó, y el vital líquido se ha convertido en un bien tan escaso como necesario, y por supuesto muy valioso. Por ello, vale la pena hacer un ligero esbozo de las condiciones de oferta y demanda en nuestra región.
Por parte de la demanda se observa que el crecimiento poblacional de Baja California en los últimos 50 años ha sido significativo; acorde al INEGI, en 2020 sumamos 3,769,020 habitantes, con una tasa de crecimiento de 1.8% anual, siendo Tijuana el municipio más poblado del país.
Asimismo, CONAPO estima que en 2050 llegaremos a 4,776,728 habitantes, por lo que la demanda de agua seguirá creciendo considerablemente.
En sentido contrario la oferta no ha crecido en la misma proporción, siendo evidente que en los últimos años las políticas públicas para la gestión del agua han carecido de una visión de largo plazo que procure la calidad y suficiencia en el tiempo, además el
histórico rezago en inversión en este sector ha provocado que gran parte de la infraestructura actual se encuentre al límite de su vida útil y de su capacidad.
Es claro que el sector del agua requiere una mayor inversión en infraestructura para abastecimiento y saneamiento, y una gestión adecuada que garantice su disponibilidad y distribución equitativa.
Por si fuera poco, actualmente nuestra región está expuesta a una sequía que de acuerdo con la CONAGUA en Ensenada y Mexicali es de tipo extrema, en Tecate es severa, y en Tijuana y Playas de Rosarito es moderada, lo que reduce drásticamente los volúmenes de agua almacenados en las presas, poniendo en riesgo el abastecimiento de agua potable.
De lo anterior, es imprescindible cuidar el agua, comprometernos todos a un uso racional de este valioso recurso, cerrarle a la llavecita, evitar fugas, por que como la “Amanda”, ¡nos la estamos acabando …!
INEGI (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática), CONAPO (Consejo Nacional de Población), COAGUA (Comisión Nacional del Agua).
Dr. Domingo Ramos Medina Tesorero del Colegio Nacional de Economistas Economista con Maestría en Gobierno y Políticas públicas y Doctorado en Ciencias administrativas. [email protected]
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