Por: J Joaquín Puente Novell
El año comienza con perspectivas no gratas respecto a la evolución de la economía global. La guerra en Ucrania, un ciclo de altas tasas de interés e inflación persistente ensombrecen el panorama, alineando los pronósticos hacia un escenario de recesión, tanto en economías avanzadas como emergentes. Es en esta coyuntura que se encuentra la economía mexicana; una coyuntura en la que, muy a pesar de la fortaleza del mercado laboral (en noviembre, se obtuvo el menor desempleo en 15 años), una tasa de inflación más controlada y drásticos aumentos en la IED dado el fenómeno nearshoring, el pronóstico de crecimiento de nuestra economía es apenas positivo, o incluso negativo, según diversos grupos de análisis y organismos financieros.
Es en este contexto que se ha desarrollado el sector inmobiliario. Según el último informe de la situación de dicho sector, emitido por el BBVA, la construcción, apoyada principalmente por la obra civil, crecería marginalmente durante 2023. Esto, debido a la poca evolución en la demanda por vivienda nueva, el aumento de las tasas de interés y un elevado costo para los insumos de la construcción. A partir de una perspectiva “subnacional”, el análisis muestra que, de la mano de la generación del empleo mayormente remunerado (mayor de 5 UMA), la mitad de la demanda de créditos hipotecarios se ha concentrado en la CDMX, Jalisco, Nuevo León, México, Querétaro y Guanajuato. En seguida de estas y otras entidades, siguen algunas de las situadas en la frontera norte, como Chihuahua, Sinaloa y Baja California, entidad en la que se lograron colocar casi 2mil nuevos créditos. No obstante, se pronostica que el PIB del sector de la construcción aumente en tan solo 1.0% en todo el país.
Por otro lado, y según datos de la Sociedad Hipotecaria Federal, la vivienda se apreció un 9.2% a tasa anual durante el tercer trimestre de 2022, donde las entidades que más dependen del sector turístico se beneficiaron con avances de hasta dos dígitos en este indicador. Si bien este es el caso de Quintana Roo, Baja California Sur y Nayarit, los precios a la vivienda en Baja California aumentaron en 12.7% para el mismo periodo. En efecto, una rápida apreciación a tasa anual para una entidad que no depende directamente del turismo por placer sino, más bien, del turismo médico, la industria y las rentas de connacionales
percibidas en Estados Unidos. De hecho, con datos de la misma entidad, se puede constatar que las tasas de crecimiento de los precios de la vivienda se han acelerado en todo el país desde finales de 2020. A medida que se reactive la demanda, se espera que este ritmo de crecimiento continúe.
Finalmente, y con datos del mismo organismo, se puede constatar que Baja California ha liderado el quinto lugar respecto al nivel de apreciación de la vivienda desde 2017. Sin embargo, tomando en cuenta las 8 zonas metropolitanas más representativas del país, la ciudad de Tijuana se posiciona en el primer lugar de crecimiento, registrando un nivel de apreciación del 65% durante estos últimos 5 años. Y, así es como se han manifestado las cosas en el mundo de lo inmobiliario, y así es como se espera que continúen durante este nuevo 2023. Si bien se estima que las actividades de construcción apenas aumenten, el ritmo de crecimiento en los precios, o la revalorización de la vivienda, se acelera. Es esta la apreciación lenta pero sostenida que caracteriza al sector, misma que se traducirá en cuantiosas ganancias reales una vez se normalice el ciclo de altas tasas de interés con inflación.
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