Por: Yovani Salazar Martínez
“La batalla por el desarrollo sostenible se ganará o perderá en las ciudades”. (Jan Eliasson. Vicesecretario general de la ONU).
El concepto de desarrollo sostenible aparece por primera vez en 1987, derivado de la publicación del informe Brundtland sobre las consecuencias medioambientales provocadas por el desarrollo económico y la globalización, problemas derivados de la industrialización y el crecimiento poblacional. De acuerdo con las proyecciones de la Organización de Naciones Unidas para el año 2050, el 70% de la población mundial se concentrará en las grandes urbes, las cuales hoy representan entre el 60-80% del consumo energético global y la producción del 75% de las emisiones de CO2. Ante este panorama de crecimiento y el constante avance de los cambios climáticos globales, es importante empezar a planear con esta visión de sostenibilidad.
El desarrollo sostenible, se basa en tres principios; sostenibilidad ambiental, social y económica. Con la cual promueve el equilibrio ambiental, el progreso social y el crecimiento económico, bajo este esquema la Organización de Naciones Unidas aprobó la agenda 2030 la cual se conforma de 17 objetivos con la finalidad de lograr ciudades y comunidades sostenibles, equitativas, justas, inclusivas y resilientes. Teniendo como plan de acción a los individuos y el planeta. Tengamos en cuenta que el reloj climático cada día avanza más y nos recuerda que aún podemos hacer acciones que frenen el aumento de la temperatura global, es por ello que el desarrollo sostenible no debe ser una utopía de las ciudades del futuro, sino la respuesta a la solución de los problemas ambientales actuales, la proyección de ciudades resilientes y el plan de acción que construya ciudades en armonía con el ambiente.
Bajo estos paradigmas, el desafío del desarrollo inmobiliario en una ciudad fronteriza como Tijuana que en los últimos años ha experimentado un crecimiento demográfico expansivo y vertical de la oferta de vivienda, teniendo en consideración que en la actualidad es la ciudad de mayor crecimiento poblacional en el Estado de Baja California, con una población estimada en el ultimo censo de 1, 922, 523 habitantes, así mismo con un déficit de vivienda de medio millón de unidades de acuerdo a datos de la Secretaría de Infraestructura, Desarrollo Urbano y Reordenamiento Territorial (SIDUR). Convierten a la ciudad de Tijuana en un mercado importante para el desarrollo de proyectos inmobiliarios en la región noroeste del país. Este panorama de crecimiento, también debe ser la oportunidad para sumarse al esfuerzo de las ciudades del mundo que promueven proyectos de desarrollo sostenible, siendo este el modelo que permita construir una visión de ciudad, que resuelva sus propios problemas de infraestructura, falta de servicios, escasez de recursos hídricos, déficit de zonas de esparcimiento, logrando a través de este modelo de desarrollo un equilibrio entre el progreso social, económico y conservación ambiental. No se debe olvidar, que lo que hoy, es un motor desarrollo económico en la ciudad, como lo es el sector inmobiliario, si esté carece de planeación y construcción de una visión de ciudad, puede ser este motor que condene el futuro de la ciudad, a grave los problemas infraestructura, de servicios, nos lleve a profundizar en una escasez de recursos, genere problemas sociales de salud, hacinamiento, marginación, desigualdad y con ello contribuya a intensificar los problemas medioambientales.
Es por ello, que el desarrollo sostenible en el sector inmobiliario se debe constituir bajos los tres principios fundamentales, el social, ambiental y económico. Promoviendo a través de los nuevos desarrollos comunidades que se integren a esta visión mundial de las ciudades del futuro. El enfoque para lograr un desarrollo inmobiliario sostenible es adoptar un modelo holístico, que planifique todas las etapas del ciclo de vida de las construcciones, que considere las ubicaciones del sitio a desarrollar, que en sus diseños integre elementos que regeneren y mitiguen los impactos ambientales, que optimicen los recursos con los cuales funcionara el inmueble, así como se integren a un modelo de desarrollo urbano sostenible.
Las prácticas del desarrollo sostenible en el sector inmobiliario, se pueden implementar las siguientes estrategias:
- Eficiencia energética.
- Gestión del agua.
- Gestión de residuos.
- Movilidad sostenible.
- Diseño del paisaje y espacios verdes de recreación.
- Uso de materiales e insumos sostenibles.
- Participación comunitaria.
- Accesibilidad universal.Dichas estrategias que promueven las practicas sostenibles, también constituyen un impacto favorable para los beneficios económicos para los desarrolladores y propietarios, ya que, logrando la eficiencia energética, gestión de agua y gestión de insumos materiales, contribuirá en la reducción de los costos operativos, de mantenimiento y mejorará la rentabilidad, promoviendo una economía verde circular, a través de estos desarrollos inmobiliarios.
El reto de las ciudades en el aspecto ambiental ya está fijado y tiene fecha de vencimiento, es por ello que la contribución de los nuevos desarrollos inmobiliarios bajo el enfoque de la sostenibilidad, en este panorama de crecimiento poblacional es sin duda alguna, una alternativa eficaz que favorecerá a lograr dichos objetivos, es por ello que el desarrollo sostenible no debe ser una opción, sino el mecanismo, la práctica, y la herramienta que proyecte a nuestra ciudad a un nuevo modelo de desarrollo urbano, social, económico y fundamentalmente ambiental.
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