Por: Roberto Quijano Luna / Abogado. Académico. Autor.
Nos encontramos en camino hacia una tiranía de la mayoría con mandato constitucional. Esta forma de gobierno, en la cual las decisiones se toman conforme a la voluntad de la mayoría, puede parecer justa en teoría. Sin embargo, en la práctica, a menudo resulta en la opresión de las minorías y la supresión de voces disidentes.
Lo que hace a esta tiranía diferente de aquellas del pasado es que hoy nos encontramos en una era de tecnología avanzada e internet, herramientas que pueden ser empleadas para construir una nueva forma de soberanía individual dentro de un Estado con capacidades regulatorias más fuertes, pero en un ambiente de creciente desgobernanza.
El Estado, en su afán por regular y controlar, crea una paradoja en la que, pese a su fortaleza regulatoria, la creciente falta de gobernanza efectiva deja vacíos que inevitablemente son capturados por fuerzas externas al control estatal, como el mercado y la criminalidad. Estas fuerzas establecen sus propias normas y mecanismos de aplicación, configurando un entorno donde las reglas del juego se redefinen fuera del ámbito estatal.
El ciudadano común se encontrará en la paradoja de pagar impuestos al Estado para sostener el gasto público de instituciones que ya no funcionan como deberían. Estos impuestos, en gran medida, seguirán fondeando programas sociales diseñados para mantener una apariencia de apoyo estatal. Sin embargo, este sistema de redistribución se convierte en una trampa para un alto porcentaje de la población, que dependerá de estas dádivas oficiales para el resto de su existencia. Generaciones enteras podrían quedar atrapadas en esta dependencia, sin incentivo alguno para buscar empleo o mejorar sus condiciones de vida, replicando este ciclo en su descendencia.
En medio de este panorama sombrío, surgen oportunidades para aquellos dispuestos a navegar con astucia en este nuevo paradigma de libertad absoluta. La ausencia de un Estado regulador efectivo permite la creación de micro sociedades que puedan congregar a los individuos más sobresalientes de su entorno. Personas con habilidades y capacidades excepcionales, que no encuentran cabida en el sistema tradicional, pueden encontrar en estas comunidades un espacio para florecer.
Estas micro sociedades tienen el potencial de convertirse en bastiones de innovación y progreso, alejadas de la burocracia y las limitaciones impuestas por el Estado. La autogestión y la cooperación entre individuos afines permiten el desarrollo de estructuras organizativas más ágiles y eficientes. En este contexto, las oportunidades para el emprendimiento y la creación de riqueza son abundantes, siempre y cuando se cuente con la capacidad de adaptarse a un entorno cambiante y, en ocasiones, caótico.
La tecnología juega un papel fundamental en este proceso. A través de internet, las personas pueden acceder a una cantidad casi ilimitada de información y recursos, permitiendo la autoeducación y el desarrollo de habilidades críticas. La capacidad de aprender de manera autónoma y acceder a información sin censura permite a las personas desarrollar sus propias opiniones y estrategias para enfrentar los desafíos del mundo moderno. Además, la tecnología facilita la comunicación y la organización entre individuos con ideas afines, potenciando la creación de redes de apoyo y colaboración.
Por lo tanto, aunque nos encontramos en camino hacia una tiranía de la mayoría con mandato constitucional, la tecnología moderna nos brinda las herramientas necesarias para resistir y construir nuestra propia soberanía individual. A través de internet y la educación autodidacta, podemos crear espacios de libertad y autonomía en el seno de un Estado totalizador. Este nuevo paradigma no solo nos permite resistir la opresión, sino también innovar y experimentar con nuevas formas de vida y organización social, promoviendo un futuro más libre y justo para todos.
Comments