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Mamá Permisiva vs Controladora: un equilibrio posible

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Según el Instituto Nacional de Geografía y Estadística, en Baja California se registraron un millón 22 mil 494 mujeres con hijos en 2020; alrededor de la mitad mantenían su ocupación profesional.

Por: Andrés Barba Gómez

¿Se ha preguntado si usted da o quita demasiados permisos? Diversos autores consideran que hay dos estilos de crianza: autoritaria y permisiva. Estos nombran a la cantidad de límites que se les impone a sus hijos. Sin embargo, la mayoría de los padres actualmente evitan cualquiera de los dos extremos.

Por ejemplo, la coordinadora de la carrera de psicología en la Universidad Iberoamericana, Campus Tijuana y madre de una niña de 9 años, Yunue Salcido, afirma: “Hago mi lucha diaria por llegar al equilibrio, hay días en que me gana lo permisiva y días en que me gana lo autoritaria” quien reitera la importancia de poner límites como una cuerda de seguridad para los niños. “El objetivo es llegar a un equilibrio (…) no se trata de ya no ser autoritarios y permitir todo. Los límites son la seguridad. Si hay límites los niños aprenden que hay una persona observando y dirigiendo,” explica.

La también maestra en terapia cognitivo-conductual comenta a CAMPESTRE que recibe en su consultorio a muchos padres que desean que sus hijos se porten bien. No obstante, es necesario desglosar las conductas a las que refiere esta expresión, pues será diferente para cada familia. Asimismo, expresa que esta definición depende mucho de la educación que han recibido los padres.

“Algunos pacientes me dicen, a mí me pegaban y mira, ahora soy un profesional. A ellos les pregunto ¿y porque estas en mi consultorio? Estos patrones de conducta nos hacen tener parejas disfuncionales, ansiedad, problemas al conservar relaciones o trabajo y todo eso viene de nuestras primeras relaciones en la niñez,” indica la especialista, quien nos recuerda que el asistir a terapia y aprender a regular nuestras emociones es una disciplina similar que ir al gimnasio.

Pero dice mi mamá…

Según informa el Instituto Nacional de Geografía y Estadística a través del Censo de Población de 2020, en Baja California habitaban un millón 22 mil 494 mujeres que son madres. De las cuales 58% eran parte activa del campo laboral. Nuestro estado es el tercer lugar en el país en tasa de participación económica de las madres en México con un 49.8% de las madres que tienen o buscan un trabajo activamente.

Esta tendencia marca a una maternidad que comparte cada vez más tiempo con el espacio laboral. Cada día hay más madres empresarias, profesionistas. En México según cifras del INEGI, 3% de las madres trabajadoras son empleadoras y al menos el 26% son trabajadoras por cuenta propia.

Por su parte María Reina Rojas, profesionista jubilada que ahora cuida a una nieta de 12 años y 11 años, afirma que ahora ya no tiene las presiones de tener la casa siempre limpia. Además, reconoce que los tiempos han cambiado.

“Cuándo era mamá, al mismo tiempo trabajaba y siempre iba a las carreras, que siempre estuviera limpia la casa, luego los horarios de la escuela. No tenía mucho tiempo de convivir con mis hijas. Solo los fines de semana salíamos. Ahora jubilada, ya tengo menos prioridades, ya a la casa no le pasa nada si no está tan limpia, por ejemplo, y puedo dedicarles más tiempo a mis nietas,” comenta.

La señora Rojas indica que les impone menos restricciones a sus nietas en comparación a sus hijas. Además, admite que les dejó a sus hijas menos límites en comparación de lo que su madre hizo con ella y afirma que su intención es que disfruten más de lo que ella tuvo oportunidad.

“Siempre quise que se ganaran los permisos; diciéndoles que ibas a hacer esto. Así las hacía reflexionar (…) Al primer berrinche si cedía, pero luego al no hacerles caso, ya reaccionaba. Ahora comprendo que son etapas de la niña y que no saben cómo canalizar esa frustración. Aunque tuve buenas niñas, tampoco batallé tanto,” expresa.

A su vez la madre de familia Ivonne García, madre de dos niñas y ama de casa, afirma que siempre busca comunicarse con sus hijas, pues así actuaron con ella sus propios padres.

“Soy de platicar. Le preguntó por qué está haciendo el berrinche, le explicó la situación en la que estamos; por ejemplo, si ya se quiere ir le explicó que primero tenemos que terminar esta actividad y luego nos vamos a hacer lo que tú quieras, es llegar a un 50 y 50”, asegura la madre de familia, quien remarca la importancia de cumplir los acuerdos que hacemos con nuestros hijos para que ellos hagan lo mismo.

Sin llegar a las manos

La coordinadora de psicología de Ibero Tijuana Yunue Salcido, nos recuerda que el primer paso en el caso de un berrinche es ponernos a su nivel, incluso en su campo de visión, para decirle lo que hizo mal.

“Es decirles ´quiero que te mantengas callado, con voz baja, me gustaría que caminaras porque hay ciertos peligros´. Hay que pedirles la conducta que necesitamos, sin bombardearlos con la conducta que no queremos que haga, pues decirles ´no corras, no hagas´ se vuelve una constante en nuestro lenguaje,” afirma el especialista para después señalar que, en su experiencia como madre y terapeuta, es más efectivo asignar tareas que retirar privilegios como consecuencia de no cuidar su comportamiento.

“En lugar de quitar el teléfono o la televisión es agregar; bueno a ti no te gusta lavar trastes o doblar ropa. Hay que darles actividades que no les gustan para evitar comportamientos no deseados. (…) Necesitamos observar a nuestros niños y aprender a conocerlos para saber qué es lo que les desagrada pues esos refuerzos nos ayudan a conocer sus conductas,” explica.

Salcido reitera que no hay ningún caso en que un golpe sea una manera de comunicación efectiva y asegura que el primer paso es ponernos en el lugar de nuestro hijo. “Lo primero es validar la emoción, como adultos tendemos a decir que algo no es para tanto, o qué pasará, ese lápiz no valía. Tal vez para mí como adulto no, porque yo ya aprendí. También es importante la regulación de emociones,” expresa.

 

 

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