Por: Roberto Vega / Presidente del Centro Empresarial Coparmex Tijuana
Estamos en el primer trimestre del año, y vaya que ha sido un comienzo muy intenso. Mientras a nivel nacional hablamos de las elecciones para el nuevo Poder Judicial, de la nueva Ley de Amparo, de la definición de la estrategia de seguridad y de la discusión en la Suprema Corte sobre si las maquilas deben pagar o no doble IVA, nos encontramos con un panorama que, en lugar de dar certeza a la inversión y fortalecer nuestra división de poderes y democracia, ha logrado justamente lo contrario: poner en pausa muchas inversiones y generar un clima de incertidumbre nacional.
Si a esto le agregamos la nueva imposición de aranceles, las políticas anti inmigratorias y las medidas de actuación contra los cárteles anunciadas por el presidente norteamericano, la palabra “incertidumbre” se magnifica. Un día se dice una cosa y, al siguiente, otra.
Las empresas, que son la principal fuente de inversión y empleo, necesitan ante todo tener claridad, certeza y confianza. Las compañías planean a 10, 20, 30 años. Modificar las reglas del juego —y en muchas ocasiones sin socializar ni analizar implicaciones— genera riesgos, fuga de capitales y parálisis.
México es un país muy rico en recursos y con una ubicación privilegiada: tiene diversidad de climas, minerales, grandes mares y excelente conectividad. Nuestra sociedad es alegre, curiosa, inteligente. Desafortunadamente, el nivel educativo es pobre, y esto se refleja. México se encuentra en la tabla baja de los niveles educativos en el mundo.
Lo que México necesita es, primero, lograr la unidad nacional. La polarización no abona. Se requiere trabajar en cambiar la narrativa oficial, pensar en las siguientes generaciones y no en las siguientes elecciones. Urge restablecer la independencia de los poderes de la nación.
Los subsidios que se otorgan a millones de personas deben ser temporales, no permanentes. Ningún país puede soportar esta tremenda carga social sin consecuencias que impacten su desarrollo. Nuestro país usa más del 20 % de su presupuesto en los famosos programas sociales. ¿A dónde vamos a parar con esta tendencia?
México también necesita más presencia en el mundo. Para el tamaño de economía que somos —la número 12 ó 13 de un universo de 200— tenemos un gran mercado interno. Por supuesto, es clave la diversificación de exportaciones y la apertura de nuevos mercados. Contamos con muchos tratados internacionales, ¡hay que sacarles provecho!
Estamos navegando aguas turbulentas, pero confío y estoy seguro de que saldremos adelante. Las crisis siempre han existido. Desde que fui niño, recuerdo haber escuchado que “ahora sí la economía está imposible”, que “esto y lo otro”.
Lo importante es accionar, trabajar, participar, exigir y proponer. México es grande, y el día que logremos la unidad nacional y fortalezcamos nuestro sistema educativo, no habrá quien nos pare.
Trabajemos en lograr la unidad, porque queremos un sólo México, donde nadie se quede fuera.
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