Ante la pérdida de confianza respecto al dólar estadounidense por parte de países no alineados a los intereses que se dictan desde Washington, surge un nuevo panorama.
Según diversos expertos en economía, la invasión de Rusia a Ucrania y el posterior congelamiento de las reservas internacionales del país gobernado por Putin, creó una desconfianza con relación a que la OTAN puede impedir el acceso a las reservas de las naciones que actúen en contra de los intereses de Occidente.
Además, dentro de la desconfianza emanada contra Estados Unidos, se encuentra la inflación que ha sobrepasado el 9 por ciento en el vecino del norte.
Dicha situación geopolítica dio pie a un artículo que apareció en el portal de Zerodge, por parte de Quoth the Raven, apenas el pasado 22 de julio, y que fue titulado “Es oficial: Rusia y China anuncian nueva moneda de reserva global”.
En el mismo, se menciona que China y Rusia están amenazando al dólar estadounidense; pero en Occidente pocos parecen darse cuenta e incluso preocuparse.
Trasciende que, desde hace algunos meses, Rusia ha regresado paulatinamente al patrón del oro, lo que sería replicado por China próximamente, declarándose el cambio sistémico más profundo en la base monetaria global durante las últimas décadas, fortaleciendo con ello los lazos económicos de ambas naciones.
Dicha situación no debería sorprender a quienes prestan atención a estos temas, ya que Rusia y China cimentan sus lazos económicos en medio de las continuas sanciones occidentales.
Sin embargo, lo que sí puede sorprender es que los países BRICS, que incluyen a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, trabajan oficialmente en su propia “nueva moneda de reserva global”, según lo informado por la cadena RT.
Apenas en julio, en el marco del foro empresarial BRICS, Vladimir Putin dijo: “Se está resolviendo el tema de crear una moneda de reserva internacional basada en una canasta de monedas de nuestros países”.
Y para sustentarlo, Rusia ha sido aislada del sistema de pagos SWIFT, por lo que se está asociando con China y las naciones BRIC para desarrollar “mecanismos alternativos confiables para pagos internacionales” y así “reducir la dependencia del sistema financiero occidental”.
Hasta hace unos meses era casi inadmisible considerar que Rusia y China podrían hacerle frente al estatus del dólar como moneda global de reserva, pero hoy ya no lo es tanto.
Por ello, si varios países comienzan a rechazar al dólar como moneda de reserva, éste podría sufrir la peor devaluación de su historia, lo que detonaría en una crisis financiera mundial nunca vista.
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