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José Galicot Behar: Un viaje a través del conocimiento

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Multifacético, apasionado por Tijuana y por promover ideas originales que han dejado huella indeleble en la ciudad, comparte su visión sobre la importancia de la invención y el saber para construir un mundo mejor.  

Por: Alonso Valenzuela  

En lo que ha sido una mañana especial, el equipo de CAMPESTRE tuvo el privilegio de tener la visita de don José Galicot Behar, hombre cuya vida es un tributo a la imaginación y al incansable deseo de ver más allá de lo evidente.   

 Durante la plática, con la lucidez y vigorosidad en sus conceptos, nos invita a adentrarnos en su mundo de ideas y realizaciones.  

 Y es que, tal y como describe Pepe Gordon a los llamados “seres imaginantes”, José Galicot es definitivamente uno de ellos, siendo alguien que «ve lo que no se puede ver, salta los límites del pensamiento y despierta nuestra capacidad de asombro».  

 Porque al igual que los personajes de Julio Verne y Emilio Salgari, que exploraron mundos desconocidos y vencieron la distopía mediante el uso correcto del conocimiento, José Galicot ha dedicado su existencia a impulsar el desarrollo con propuestas innovadoras y de impacto social profundo.  

 «Si pudiera escoger un título, diría que soy educador. Soy el resultado de gente muy trabajadora y generosa», confiesa, rememorando cómo forjó su entendimiento a través de la lectura desde pequeño.   

Nacido en Santa Bárbara, Chihuahua, y con su padre originario de Estambul, Turquía, el hoy empresario llegó a Tijuana a los siete años.   

Recuerda que durante aquel caluroso agosto se enamoró de esta frontera dinámica y diversa, que se convertiría en el escenario de sus mayores logros, destacándose como empresario reconocido en diversas áreas y escribiendo libros como «Facetas», «La Tía Juana», «Presencias de la ciudad» y «El alma de Tijuana». 

Pero más allá de sus blasones y títulos, en esta charla conocimos a un ser curioso, que nos habla de su sueño de poder conversar con Albert Einstein y Baruch Spinoza. Al mismo tiempo, con gran orgullo, se declara fascinado por la inteligencia y sabiduría de sus amistades, entre las cuales destacan Jeffrey Davidow, exembajador de Estados Unidos en México, y don Gastón Luque, entre decenas de otras más. 

«Me encanta escuchar a gente inteligente, sentarme y aprender de ellos, discutir a buen nivel y absorber conocimiento. Es muy bonito encontrar amigos. Tengo la suerte de tener diversos, y sí, los selecciono; elijo quién debe ser mi amigo y con quién voy a dedicar tiempo. Tengo amigos entrañables: periodistas, escritores, abogados”, comparte.  

 

¿Cómo es un día normal para usted?
“Llego a las 8:00 de la mañana a desayunar con alguien con quien quiero conversar en privado. Luego arribo a mi oficina y sigo un sistema que aprendí en la secundaria: de 8 a 9 una actividad, de 9 a 10 otra, y así sucesivamente. Hablo con tranquilidad, y después tengo un horario para cada hora con diferentes actividades y personas. Al mediodía, tengo una comida con alguien que admiro o quiero escuchar. En la tarde, dedico un par de horas para escribir. Luego voy a casa, veo un par de programas de televisión, noticias y me duermo. Veo noticieros en general y algunas series interesantes”.  

 Al preguntarle por su mayor inspiración, responde sin dudar que ésta es su imaginación.  

Y no hay duda sobre que sea la imaginación, ya que confiesa que ha leído y escrito en cantidades industriales, siempre en búsqueda de ideas nuevas y frescas, dispuesto a cambiar de opinión si encuentra algo mejor que sus propias creencias. 

La clave de su éxito, según sus palabras, radica en el entusiasmo, la dedicación, el trabajo intenso, la fantasía, la creatividad y, sobre todo, en “cuidar los centavos”.  

 ¿Qué libro le cambió por completo su manera de ver las cosas?
“Hay un escritor español llamado Jardiel Poncela que ha escrito muchos textos muy curiosos. Me divertía mucho. También leí «La piel» de Curzio Malaparte, sobre la invasión americana en Italia y la pobreza extrema que llevó a situaciones muy tristes. Esta obra me impactó profundamente. Además de mis favoritos, Emilio Salgari y Julio Verne, porque me fascina la ciencia ficción, especialmente la que habla de creatividad. También puedo nombrar a Isaac Asimov.   

Así, en la conversación con CAMPESTRE, poco a poco se nos revela la esencia de un hombre que, como algunos de los personajes de Verne y Salgari, ha dedicado su vida a enseñar y explorar el mundo para hacerlo mejor. 

Reflexionando sobre su identidad, se define como un ciudadano de Tijuana, educador, amante de los negocios, escritor y orgulloso de tener una familia extraordinaria. “José Galicot es un personaje que me cae bien y es un buen hombre”, dice. 

 LO MEJOR DE DOS MUNDOS
“Cuando llegué a Tijuana, mi papá me dijo: «Aprovecha la ventaja de los dos mundos». Yo creo que eso es importante aquí, ser serenos. Si tienes que ir a comprar allá o si tienes que ir a Disneylandia, pues ve y es tuyo. Y si vas al zoológico de San Diego, pues todo bien. O vienes a Tijuana a comer taquitos, y qué bueno, aprovecha lo mejor de los dos mundos”. 

Tijuana, resalta, ofrece una ventaja única debido a su población de emigrantes y su ubicación geográfica. “Vivimos pegados a Estados Unidos, a la parte más rica del Estado más rico del país más rico del mundo. Pero, además, lo vivimos con serenidad. Los tijuanenses no nos estamos yendo, sino que vivimos tranquilos en nuestra propia actividad, en nuestra propia seguridad de que amamos a nuestra patria y vivimos aquí con gusto y alegría, sin envidias, queriendo a los americanos. Entendiéndolos también”.  

¿Qué significa Tijuana para usted?  
“Es la ciudad a la que llegué sin nada y, de pronto, empecé a encontrar cosas que me fascinaron. Aquí me eduqué, aprendí, me trataron bien y soy feliz”.   

¿Un sueño que tenga por cumplir?  
“Ver a Tijuana limpia, arreglada, sin baches, con parques y jardines. Quiero verla llena de flores, de gente contenta, sin corrupción. Quiero que la gente sea libre aquí, que salgan multitudes de jóvenes de las universidades y buenas escuelas. Quiero una ciudad donde el hombre sea feliz”.  

¿Cómo le gustaría ser recordado?  
“Si alguien me quisiera recordar, me gustaría ser recordado por lo que he escrito y como educador. Me gusta la idea de definirme a mí mismo como educador”.  

EL VALOR DE LA AMISTAD
Cuando uno lee a don José en sus libros o columnas de opinión, y más aún cuando conversa con él, es imposible no tocar el tema de la amistad, el cual ha estado presente en su obra de manera constante y entrañable. 

Por ello, la palabra amistad y su conceptualización sabemos que tiene una trascendencia magnánima para él. Reflexionando sobre lo que significa ser un buen amigo, destaca la lealtad, la capacidad de escuchar, comprender y aceptar las debilidades del otro.  

“Ser honesto, paciente y encontrar en el amigo un alter ego, el otro yo, es fundamental, considerando que lo que uno puede carecer, lo encuentra en la capacidad de su amigo. “Yo por eso agradezco a Dios por tener grandes amistades”. 

 

LIDERAZGO PARA CAMBIAR EL RUMBO
En cuanto a los requerimientos para convertirse en líder, nos explica, es necesario tener la idea clara de hacia dónde dirigir.  

“No se puede ser líder sin una idea noble o positiva, ya que ser líder implica guiar a las personas en actos y acciones que beneficien a todos”. 

El impulso para hacer una mejor ciudad nos precisa que surgió al llegar a Tijuana en 1946, cuando apenas tenía 20,000 habitantes.  

Habiendo estudiado primaria y secundaria aquí, y luego la preparatoria en México, vio cómo Tijuana creció y se desarrolló. Reconoce que aquí hay oportunidades para trabajar, sin una élite que oprima a la gente, destacando el ánimo positivo de los residentes. 

¿Qué es lo más difícil de ser José Galicot?
“Volverse viejito. La edad y controlar mis impulsos me impiden hacer todo lo que quiero”.  

 ¿Y lo más gratificante?
“Ser viejito tiene sus ventajas: uno tiene experiencia, amistades creadas a través del tiempo, adquiere sabiduría y tranquilidad. Ambas cosas son buenas”.  

 A lo largo de su carrera como empresario, ¿cuál ha sido el desafío más grande que ha encontrado?
“Varias veces he tenido enormes fracasos como empresario, sobre todo causados por devaluaciones. Volver a empezar es un reto, pero algo que Dios me dio es ánimo. Siempre he tenido un buen espíritu. En mi casa se vive bien; el ambiente familiar no se deteriora, siempre hay alegría. Concentramos mucho cariño en mi familia y eso nos apoya en los tiempos buenos y en los malos”.  

 Nombró la palabra fracaso. Hay mucha gente que le tiene miedo y usted lo menciona. 
“Todo el mundo tiene miedo al fracaso y tiene preocupación de enfrentarlo. El problema es cuando uno no es el causante de su fracaso, sino que una ley del gobierno, una decisión como una devaluación, una cosa exógena lastima todos los años de esfuerzo y los destruye en un minuto. Eso es lo que me preocupa. Si está en mis manos, no tengo problema. Lo malo es cuando viene de fuera”.  

 EL VALOR DE TIJUANA INNOVADORA
Hablando de Tijuana Innovadora, expresa que su concepción se basa como demostración del amor que tiene por la ciudad.  

“Amar a una ciudad no sólo requiere decir que la amas, sino hacer algo por ella. No basta con decir: «Yo soy de Tijuana y soy feliz y quiero mucho a mi ciudad»”.  

En ese contexto, don José insiste en que se debe recoger un papel, limpiar la calle y procurar cuidar a los demás. Ser meticuloso en el tráfico, cuidadoso con la gente y amable constantemente son acciones que, para él, construyen una comunidad sana. 

“Nosotros, quienes vivimos aquí, sabemos que no nos vamos a ir. Nuestros hijos, nietos y bisnietos van a crecer aquí. Queremos que nuestra ciudad sea un lugar hermoso, con jardines, fuentes y escuelas en las que ayudamos. No queremos que sea un lugar de basura o crimen. Tijuana tiene que ser una ciudad noble para nuestros descendientes, y la vamos a rediseñar”. 

¿Sin ser originario, se le podría catalogar a usted como el tijuanense más tijuanense?  
“Me gustaría ser el tijuanense más tijuanense. No creo que lo sea, pero me gustaría mucho serlo”.  

¿Qué le diría al pequeño José que iba a la escuela Miguel F. Martínez?  

“Pienso en ese pequeño y me tiene sorprendido porque he estado revisando mi vida últimamente y lo curioso es que fui pobre y nunca me di cuenta. En la escuela Martínez, todos teníamos una condición económica baja, pero nadie estaba incómodo. El más rico se llamaba Alfonso de la Torre, y tenía dos o tres bates de béisbol y una pelota; era el más rico, el que tenía más. y ¿Qué le diría a ese pequeño José? Le diría que fuiste muy feliz, Pepe, porque no te dabas cuenta de la pobreza. Gozabas de esos libros de tu amigo, no envidiabas su jardín ni necesitabas nada más. Leías un libro cada semana, te sumergías en tu imaginación, eras callado y solitario, pero feliz”.  

¿Desde esos momentos hasta ahora, si esto fuera una novela, cómo la nombraría?
“La nombraría «Fui pobre y no me di cuenta».  

 Don José sonríe y acto seguido nos ponemos a hablar sobre un cuento que está escribiendo en este momento -con relación al uso de la tecnología- culminando una mañana en la que nos compartió el último de sus consejos.   

 “Lo primordial es que los jóvenes tengan imaginación, sean creativos, sean independientes, crean en ellos mismos y traten de triunfar en el área que elijan. Un joven debe encontrarse en el futuro, progresando”.   

 Don José recibe una llamada, y le comenta a su interlocutor que en un momento está con él.  

Nos despedimos y no duda en expresarnos que ha disfrutado del encuentro, tanto como nosotros. 

EN CORTO
Cantante: Luis Miguel.
Canciones: Todas las de Luis Miguel, especialmente los boleros. 
Deporte: Fútbol americano. Me gustan tanto los Chargers que les voy a ellos, aunque ganen.
Película: «La novicia rebelde». 
APP: WhatsApp. 
Idolo: Albert Einstein. 
Comida: Arroz con frijoles, huevo y aguacate. 
Superhéroe: Superman.
Lugar favorito en Tijuana: Mi oficina. 
Gusto culposo: Desvelarme.
Fragancia: Chanel.

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