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El futuro de la medicina es femenino: 7 doctoras que lideran BC

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Con pasión y determinación, han superado barreras de género, han roto paradigmas y han demostrado que el conocimiento, la empatía y el compromiso son las herramientas más poderosas para generar un impacto real en la sociedad. 

Baja California es un punto neurálgico de la salud en México y el mundo, donde la medicina avanza con firmeza al ser impulsada por profesionales de excelencia.

En este panorama, las mujeres han trascendido barreras históricas y culturales para convertirse en líderes indiscutibles del avance médico, demostrando que su entrega, precisión y vocación son esenciales para el desarrollo de la región.

Bajo ese contexto, en esta edición especial de CAMPESTRE, siete doctoras excepcionales protagonizan nuestra portada, representando la tenacidad, capacidad y liderazgo que define a la mujer en la ciencia.

La Dra. Eva Marina Mora, la Dra. Viridiana De la Herrán Rivas, la Dra. Tania Karen Najar Sánchez, la Dra. Paloma Saraí Arellanes Herrera, la Dra. Alma Medina, la Dra. Diana Blancarte Reyes, y la Dra. Yazmin Sánchez, destacan en disciplinas que van desde la coloproctología, bariatría, neumología, la cirugía plástica, ginecología, hasta la biología de la reproducción, construyendo un mejor porvenir para cientos de pacientes al encontrar calidad de vida digna.

Su presencia en esta edición es un reconocimiento a su talento y dedicación, pero, sobre todo, un recordatorio de que la medicina se engrandece con pasión, conocimiento y entrega.

Porque en Baja California las mujeres no sólo ejercen la medicina, la lideran y son el rostro de ​​una profesión más humana, avanzada y sin límites.

Pionera en Baja California

Ejercer la medicina es un compromiso con la humanidad, pero en la cirugía y la coloproctología, los retos van más allá del quirófano. 

La doctora Eva Marina Mora Cañas ha asumido esa responsabilidad, destacándose en Baja California, como la primera mujer que arribó al Estado para enfrentar los retos que su especialidad demanda.

Originaria de Colima y egresada de la UNAM, su trayectoria la ha llevado a perfeccionarse en Francia, Estados Unidos, Colombia y México. Para ella, la medicina no es solo técnica, sino la oportunidad de transformar vidas. “Ayudar a otros y ver cómo cambia el curso de sus historias es lo más valioso”, afirma.

Especialista en cirugía robótica, ha permitido que sus pacientes accedan a tratamientos menos invasivos y con recuperación más rápida. “Verlos reincorporarse a su vida cotidiana sin grandes complicaciones es una gran satisfacción”, menciona. 

Su formación en este campo no fue un privilegio, sino el resultado de su tenacidad, destacándose en un ámbito donde históricamente han predominado los hombres.

“El éxito no es sólo profesional, es personal. Si una mujer sueña con ser madre y lo logra, eso también es éxito. La clave es definir una meta y no detenerse hasta alcanzarla”, enfatiza.

Sobre el papel de la mujer en la medicina, señala que cada una debe forjar su propio camino sin limitarse por expectativas externas. Desde sus primeras prácticas hasta su incursión en cirugía especializada, ha sabido abrirse paso en un entorno competitivo.

“Tijuana es un gigante discreto. La calidad de sus médicos y su infraestructura la convierten en un referente mundial en salud”, destaca.

Además de su labor clínica, ha incursionado en la literatura médica, coescribiendo un libro sobre cáncer de colon. “Las mujeres debemos ocupar el lugar que queremos, aunque implique sacrificios. Al final, todo vale la pena”.

Su mensaje para las nuevas generaciones es claro. “No dejen que los obstáculos definan su camino. El esfuerzo, la perseverancia y la pasión hacen la diferencia. Si sueñas con algo, ve por ello. Y cuando llegues, mira atrás y date cuenta de todo lo que lograste”. 

Y cierra con una frase de Viktor Frankl que llama a las mujeres a actuar: “Todo se puede tomar de un hombre, excepto una cosa: la última de las libertades humanas: elegir la actitud de uno en cualquier conjunto de circunstancias, elegir el propio camino”.

Arte y precisión

La medicina no fue una opción entre muchas para la doctora Tania Karen Najar Sánchez, sino un destino natural. 

Creció rodeada de quirófanos, con un padre anestesiólogo y una madre enfermera quirúrgica, admirando el impacto de la profesión en la vida de sus pacientes. 

Hoy, como cirujana plástica, estética y reconstructiva, egresada de la Universidad de Guadalajara y de la especialidad de la Universidad Autónoma de Coahuila, ejerce en Tijuana con la determinación de perfeccionar su arte y brindar a cada persona una versión renovada de sí misma.

Para ella, el éxito es personal y evoluciona con el tiempo. “Ser exitosa en Baja California ha significado ver crecer mi práctica, lograr que mis pacientes confíen en mí y sentirse felices con los resultados. Su satisfacción es mi mayor logro”. 

Y en Tijuana, una ciudad que, afirma, impulsa el crecimiento, encontró el espacio para desarrollarse y alcanzar metas que parecían lejanas en menor tiempo del esperado.

Nos platica sobre los valores que la definen,  sustentandose en la lealtad, empatía, dedicación y profesionalismo, poniéndolos en práctica con cada uno de sus pacientes, para garantizar que cada intervención refleje la confianza que depositan en ella. 

“No basta con querer algo, hay que trabajar incansablemente para conseguirlo. No todos están dispuestos a hacer lo necesario para que una idea se convierta en realidad”, afirma.

En su práctica, refiere, ha aprendido que la cirugía plástica no sólo trata sobre la apariencia, sino sobre la restauración de la confianza y la autoestima. 

“No se trata sólo de cambiar una característica física, sino de transformar la forma en que las personas se ven a sí mismas. Cuando un paciente se mira al espejo y sonríe con seguridad, sé que mi trabajo ha valido la pena”.

Para quienes sueñan con la medicina, su mensaje radica en la constancia como clave. “No pares ni un sólo día. Tal vez no puedas darlo todo en una jornada, pero sí trabajar un poco cada día hasta lograrlo. Y nunca olvides que nadie lo logra solo; todos necesitamos de los demás”.

Y al final, su frase favorita proyecta la que es filosofía de vida: ‘No te sientes a esperar que lleguen las oportunidades, ¡levántate y créalas!’. 

Ciencia y vocación

Desde niña, la doctora Viridiana De la Herrán Rivas supo que su destino estaba en los consultorios.

La vocación de ayudar a otros siempre fue su norte. Hoy, como neumóloga, desempeña un papel clave en la detección y tratamiento de enfermedades pulmonares, preservando la salud respiratoria.

Empatía, lealtad, fe, honestidad y disciplina son las palabras que marcan cada paso de la Dra. Viridiana. Y no son sólo principios que rigen su práctica profesional, sino convicciones que moldean su vida entera.

Su propósito, cuenta, siempre fue servir, sanar y acompañar a sus pacientes con una entrega genuina, con la certeza de que la medicina es un acto de amor y compromiso.

“Lo principal para empezar a caminar en esta área es la disciplina, la constancia y el esfuerzo; pero esta carrera te exige mucho porque también te da mucho. Desde el día que entré a la carrera, he dedicado mi vida a la salud. No puedes perder de vista el objetivo que te propusiste desde el día uno, porque el compromiso es con quien te confía lo más valioso del ser humano”.

Considera que ejercer la medicina es más que un trabajo; lo ve como un pacto con la humanidad a través de una carrera que une la fe en la ciencia con el poder de la compasión.

“Nosotros somos un instrumento en el destino de las personas. Sólo espero ser el correcto”, reflexiona.

Justamente con esa humildad ha construido un camino basado en la ética, el esfuerzo y la responsabilidad de representar con orgullo la vocación que desempeña, incluso en las situaciones más difíciles, como lo fue en la pandemia.

Para las jóvenes que sueñan con la medicina, su mensaje es claro: “Trabajar en equipo, rodearse de personas que sumen y mantenerse fiel a la vocación hace que el camino sea más llevadero”.

“Todos tenemos un destino, un camino ya trazado en la historia de nuestra vida, y yo soy tan sólo quien acompaña el proceso de sanar o de morir”, concluye, no sin antes compartirnos una gran enseñanza a través de una frase de Terrence Malick en El árbol de la vida:

“El único camino a la felicidad es el amor”.

Transformando vidas desde la cirugía

Para la doctora Paloma Saraí Arellanes Herrera, la medicina ha sido un camino de evolución y crecimiento constante. 

Su formación en el Tecnológico de Monterrey y la Universidad Autónoma de Coahuila la llevó a especializarse en cirugía bariátrica y metabólica en la Universidad Autónoma de Guadalajara, complementando su entrenamiento con cirugía asistida por robot. 

Su práctica no sólo se enfoca en la pérdida de peso, sino en cambiar vidas a nivel físico, emocional y psicológico.

“El impacto de la cirugía bariátrica va más allá de lo estético; es una transformación integral. Muchas personas creen que es una solución fácil, pero en realidad es una decisión basada en el amor propio”, explica. 

Ver a personas dejar sus medicamentos para la diabetes o hipertensión y recuperar su movilidad es, para ella, una de las mayores satisfacciones de su carrera.

“No se trata de perder kilos, sino de recuperar seguridad y mejorar la relación con uno mismo. La gente empieza a sentirse más segura, a relacionarse mejor con los demás y a redescubrirse”.

Para ella, el éxito en la medicina no es sólo profesional, sino personal. “Éxito significa equilibrio. Es poder desarrollar al máximo tu potencial sin descuidar tu bienestar. Para mí, eso incluye hacer ejercicio, cuidar mi alimentación, ver a mis amigos, mantenerme en constante aprendizaje y, sobre todo, mejorar día con día”.

Su consejo para quienes desean seguir sus pasos es puntual. “No se necesita ser brillante para triunfar en la medicina, se necesita resistencia. La perseverancia es la clave. Habrá momentos difíciles, pero cuando realmente sabes que estás en el camino correcto, nada ni nadie te detendrá”.

Además de los desafíos académicos y personales, también ha tenido que superar obstáculos dentro de la estructura jerárquica de la medicina. 

“Escuché muchas veces que la cirugía no era para mujeres, que debía buscar una especialidad ‘más adecuada’. Pero cada barrera me motivó aún más a demostrar que sí se puede. La clave está en resistir, en quedarse, en ocupar espacios y en cambiar la cultura desde adentro”.

En cuanto su mensaje para las nuevas generaciones de médicas es directo: “Si tienes un objetivo, ve por él. No permitas que te digan que no puedes. La medicina es un camino largo, pero cada sacrificio vale la pena. Y sobre todo, nunca estás sola: el apoyo de la familia, amigos y mentores es fundamental en este viaje”.

Alumbrando la vida

Ser médico es una profesión que exige horas interminables de estudio y práctica, un camino donde cada paso se entrelaza con desafíos personales que vuelven cada logro aún más valioso.

Para la doctora Alma Medina, ginecóloga y obstetra egresada del Centro de Estudios Universitarios Xochicalco, estos desafíos la han convertido en una líder ejemplar en su campo.

Para ella, recibir a un bebé en sus manos no es sólo un acto médico, sino un milagro que la llena de gratitud y refuerza su compromiso con su profesión.

“El hecho de recibir vida y que mis pacientes o la familia me lo agradezcan es muy reconfortante. Desde que entré a la carrera, siempre supe que esto era lo que quería hacer”, confiesa.

Pero su camino no ha sido tarea fácil. Ser madre y profesional de la salud al mismo tiempo es un reto titánico.

Durante su especialización tuvo que separarse de su hija pequeña, dejándola en Mexicali con sus padres mientras ella se formaba para alcanzar su sueño.

“Fue muy difícil, pero sabía que lo hacía por ella, por darle un mejor futuro y demostrarle que los sueños se cumplen con esfuerzo y determinación”.

Hoy, su hija de 12 años la ve con admiración y orgullo, testigo de su constancia y valentía.

Por ello, para la Dra. Medina, el apoyo familiar es clave para trascender en esta profesión.

Su mensaje para las jóvenes que sueñan con la medicina es alentador: “Sí se puede. Si lo sueñan, que luchen por ello. No importa si una especialidad está dominada por hombres, si ellas quieren ser ortopedistas, urólogas o cirujanas, pueden lograrlo”.

A veces, se habla a sí misma, recordando a la joven de 17 años que soñaba con ser médico. “Mira lo lejos que llegaste. A lo mejor en ese momento no todo estaba tan bien, pero confiaste en ti. Lo lograste”.

Su frase favorita, tomada de Harry Potter y el prisionero de Azkaban, resume su filosofía de vida: “La felicidad se puede hallar hasta en los más oscuros de los momentos, si somos capaces de usar bien la luz”.

La esperanza de una vida

Tres años han sido suficientes para que la doctora Diana Blancarte Reyes se sienta parte de la esencia de Tijuana.

Con una sonrisa genuina y una profunda pasión por transformar vidas, esta destacada ginecóloga, especializada en biología de la reproducción humana, ha encontrado en la ciudad el lugar ideal para ayudar a cumplir los sueños de quienes anhelan formar una familia y enfrentan desafíos para lograrlo.

En sus propias palabras, lo más satisfactorio de su labor es poder acompañar a parejas infértiles hasta lograr su sueño de ser padres.

“Las parejas quedan profundamente agradecidas y felices; esa es mi mayor recompensa”, afirma con emoción.

Abrirse camino en esta profesión también ha implicado desafiar expectativas y demostrar que las mujeres pueden liderar con excelencia en áreas científicas y médicas tradicionalmente dominadas por hombres.

“La ciencia y la medicina están en constante evolución; no existen atajos para alcanzar el éxito. Debemos seguir aprendiendo, adaptándonos a nuevos retos y cultivando siempre una mentalidad de crecimiento”, asegura.

“Tijuana me ha brindado su confianza y apoyo; hoy, no me imagino ejerciendo en otro lugar”, expresa con orgullo. Para ella, ser una bajacaliforniana exitosa significa formar parte de una comunidad diversa, llena de oportunidades.

Para las niñas y jóvenes que sueñan con convertirse en doctoras, su mensaje es claro:

“Nunca dejen de creer en sí mismas. La medicina y la ciencia necesitan de mentes brillantes y, sobre todo, de personas apasionadas por hacer una diferencia. No importa cuántos obstáculos encuentren en el camino, lo más importante es la determinación y la resiliencia.

“El esfuerzo siempre vale la pena, y cada paso hacia adelante, por pequeño que sea, las acerca a lograr sus sueños. Recuerden que, como mujeres, tenemos el poder de transformar el mundo. Nunca duden de hasta dónde pueden llegar”, concluye con inspiradora certeza.

Una historia de valentía 

En Tijuana, la doctora Yazmin Sánchez Delgado ha descubierto algo invaluable que siempre ha atesorado: la calidez de su gente. 

Originaria del Estado de México y cirujana plástica certificada por la UNAM, llegó a Baja California sin compañía, sin equipo y sin conocidos. 

Sin embargo, lo que encontró fue mucho más valioso: “una ciudad noble, amigable y llena de personas que te recibe con los brazos abiertos”.

Eligió esta carrera convencida de que es “una profesión humanista que permite cuidar lo más valioso que tenemos, que es la vida”. 

Sobre su vocación, explica que ésta reside en llevar a sus pacientes de la mano durante su proceso de cambio, para que logren resultados que los hagan sentirse seguros, satisfechos y felices.

Pero este camino no ha estado exento de retos. Uno de los mayores desafíos en Baja California, especialmente para las mujeres, ha sido encontrar especialistas confiables, por lo que enfatiza la importancia de la educación médica y la certificación.

“Es esencial para garantizar una atención profesional, responsable y segura”.

La vida, según nos cuenta, le ha dado grandes lecciones, pero ninguna tan valiosa como la empatía.

“La mayor lección es mirar al paciente como si fueras tú mismo, saber que podrías estar en su lugar en cualquier momento”.

“Estoy agradecida con la vida por darme las habilidades y la oportunidad de ser cirujana plástica. Cada paciente representa una oportunidad de ofrecer lo mejor de mí, escuchar sus necesidades, valorar su vida cotidiana y lograr cambios positivos que los hagan sentirse mejor consigo mismos”.

El mensaje que brinda a niñas y jóvenes que sueñan con dedicarse a la medicina, es que “si trabajas fuerte, eres disciplinada, constante y feliz con lo que haces, todos tus sueños pueden cumplirse. No hay sueños imposibles”.

Sus valores esenciales son preponderantes, y son conceptos universales como el amor, responsabilidad, honestidad y ética, definiendo tanto su identidad profesional como personal.

“Nunca volverás a ser tan joven como hoy; así que disfruta cada minuto al máximo, como si fuera el último”, es la frase que más le define en su día a día.

Y así, con valentía, pasión y corazón, la Dra. Yazmin Sánchez Delgado nos recuerda que las historias más poderosas son aquellas que nacen del amor por lo que hacemos y de la gratitud hacia quienes nos acompañan en el camino.

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