Por: Roberto Vega Solís / Presidente de COPARMEX Tijuana
Qué importante es la comunicación en todos los aspectos de la vida. No hay nada más satisfactorio que poder conectar e intercambiar ideas, lograr acuerdos, debatir, exponer opiniones. En un diálogo se enriquece, se conoce, se aprende.
Para poderlo alcanzar, es muy importante la voluntad de ambas partes. Cuando se dialoga, se revelan posibilidades. Se descubre. Se transforman los sesgos. Se provoca la curiosidad, la imaginación. Y se construye. No se necesita coincidir en todo: la diferencia enriquece. Se requiere madurez y voluntad. El diálogo tiene un poder transformador. Se crea confianza, se transforman relaciones, se logran acuerdos.
Para nadie es un secreto que, en nuestra sociedad, existe una gran polarización. Se habla de ricos y pobres, del pueblo y los empresarios, de liberales y conservadores, de libre comercio o país proteccionista. Parecería que eso gusta, que genera morbo; y si no se es muy analítico, es fácil dejarse llevar por la corriente sin reflexionar.
Hablar de diálogos improbables es referirnos a conversaciones entre aquellos grupos polarizados, opuestos, distantes, en diferentes contextos, pero que se reúnen con el objetivo de lograr un punto de coincidencia, un acuerdo o, en esencia, transformar la percepción inicial.
Cuando la polarización es alta, el acercamiento inicia a través de allegados; en las primeras reuniones se exponen los temas, se suavizan posturas hasta lograr un entendimiento y una mejor contextualización de las diferencias. A partir de ahí, se analiza cómo resolverlas para estar en condiciones de construir acuerdos.
Son los llamados actores sociales quienes son capaces de iniciar la construcción del puente. Y los que lo logran, es porque entienden que, en vez de ser un proceso lineal, debe ser circular, estratégico, capaz de reinventarse, de rehacerse, de crear nuevas conexiones adaptadas al contexto cambiante. Se crea confianza cuando hay personas que tienen credibilidad ante ambas partes. Y para lograrlo, se requiere un trabajo previo: el de construir las condiciones del diálogo, logrando conexión en medio de las diferencias. Requiere múltiples intentos, hasta que se logre.
Un ejemplo muy claro es la gran relación que se ha forjado en las últimas semanas entre el sector trabajador y el sector empleador. Lo que antes parecía una relación entre grupos polarizados, sin comunicación efectiva durante años, hoy se ha convertido en un diálogo real, positivo y fructífero.
Desde la Coparmex favorecemos el diálogo como mecanismo de construcción y fortalecimiento. Porque tenemos una visión de ciudad, estado y país, y debemos ir todos juntos por un sólo México. ¡Hagamos que los diálogos improbables se conviertan en diálogos fructíferos y positivos! ¡Es por el bien de todos!
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