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Desarrollos verticales en Tijuana, la tendencia en auge

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Por: Marco E. Cuén 

Desde mi niñez, cuando venía a visitar Tijuana cada verano, me llamaban mucho la atención los conjuntos departamentales y unidades habitacionales en construcción vertical que estaban por toda la ciudad. 

Yo provengo de Sinaloa, un Estado predominantemente agrícola, donde predominan las rancherías en los suburbios de los municipios. La construcción vertical se limita principalmente a zonas turísticas como Mazatlán, donde se levantan grandes hoteles y condominios para la venta a turistas e inversionistas. Sin embargo, la mayoría de la población urbana continúa prefiriendo las casas construidas de forma tradicional. 

No era muy popular entre la gente de Sinaloa, que proviene de pueblos y ranchos, vivir en departamentos de escasos metros cuadrados.  

Cuando volví a Tijuana, pero ahora para vivir, me di cuenta de que la construcción vertical obedece a tres factores fundamentales: 1) La sobrepoblación o gentrificación, 2) La falta de tierra habitable, 3) El mayor retorno de inversión para los desarrolladores. 

El primer factor es clave para entender el fenómeno. En la mayoría de los casos, las familias que llevan dos o tres generaciones en un mismo lugar son muy numerosas y se han heredado tierra y propiedades con el paso del tiempo, por lo que usualmente sus miembros viven en la misma casa o en distintas casas en predios de la misma familia.  

Cuando hay una ciudad con sobrepoblación, es generalmente debido a un auge en la economía y las oportunidades de empleo que ofrece, por lo que muchas personas migran desde otros Estados del país para aprovechar estas oportunidades, y lo primero que hacen al llegar a la ciudad es arrendar una propiedad 

Generalmente, las personas que vienen a trabajar a la ciudad llegan solas o en grupos de dos o tres. Por ello, rentar un departamento es usualmente la primera opción frente a una casa, por el espacio y el precio. Además, las unidades departamentales ofrecen, en general, muy buenos esquemas de financiamiento por parte de los desarrolladores para aquellos que desean comprar. También presentan una condición de ‘all in one’, donde los inmuebles pueden contar con amenidades como gimnasio, alberca, salas de usos múltiples, etc., lo que incrementa su atractivo frente a una casa. 

El segundo factor se entiende cuando en una ciudad como Tijuana, la urbanización se concentra en las zonas con terrenos menos accidentados. Al estar construida prácticamente entre cerros y montañas, tiene muchas áreas que son inhabitables o presentan un alto riesgo de deslaves, razón por la cual estas zonas se excluyen del desarrollo inmobiliario, aunque los cerros estén habitados por la población con menos recursos. 

Y el tercer factor, igual de importante, es que, para los constructores y desarrolladores inmobiliarios, un proyecto vertical en una zona superpoblada representa un mayor retorno de inversión al construir hacia arriba, optimizando el uso de recursos materiales.

Se espera que estos tres factores se mantengan y que la población y la economía de la ciudad continúen en aumento; por lo tanto, en Tijuana se seguirá construyendo verticalmente y estos proyectos seguirán representando un atractivo producto de inversión a mediano y largo plazo.

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