Por: Gustavo Morales / Director editorial de BCTneus
A diferencia de muchos pensamientos y voces que murmuraban lo difícil que sería quitarse la sombra de Andrés Manuel López Obrador, la llegada de la primera mujer a la presidencia de la república provocó naturalmente su propio estilo de gobernar, desmarcándose de su antecesor en cuestión de prioridades en la toma de decisiones, sin dañar la imagen, unidad y respetando al fundador principal del movimiento que los llevó a la silla presidencial.
Lo anterior ha sido una gran hazaña por parte de la presidenta y su equipo de mayor confianza por la tremenda cautela con la que han priorizado el tema de seguridad, que de acuerdo a “los otros datos”, fue donde la administración anterior quedó debiendo, sin embargo, el gobierno de Sheinbaum se ha enfocado en el fortalecimiento de la estrategia de seguridad donde vemos a un secretario muy activo y en ejecución constante visitando las ciudades con mayores índices de violencia, como Culiacán, Villahermosa, entre otras.
La Operación Enjambre y los grandes decomisos de droga han sido un parteaguas en la historia del combate al crimen organizado en México, dejando un mensaje claro ante el mundo, Sheinbaum no permitirá que Trump y su pandilla utilice de pretexto a los cárteles mexicanos para sacar provecho en las negociaciones de las relaciones comerciales que se tienen con el país vecino, subrayando que los mayores consumidores de drogas en el mundo son los estadounidenses.
Por otro lado, vemos una presidenta que ha respetado la visión de lo que conocemos como la “Cuarta Transformación” un gobierno de izquierda que vela por los que menos tienen sin quebrantar los derechos del sector empresarial, teniendo un entendimiento como pocos gobiernos pueden presumir, un claro ejemplo fue el anuncio del aumento al salario mínimo, un común acuerdo entre el Consejo Coordinador Empresarial y el gobierno de México.
Ha impulsado y respetado las reformas que promovió su antecesor antes de salir, el denominado “PLAN C”, respaldando la reforma judicial, a la guardia nacional y la desaparición de organismos autónomos, entre otras; siguiendo una política de seguir fomentando los programas sociales con el objetivo de poder enriquecer y allegar herramientas a los sectores más vulnerables.
Por último, no podemos dejar pasar una peculiaridad que implementó AMLO y que Sheinbaum retomó, “Las mañaneras del pueblo”, una sección matutina donde el Ejecutivo realiza una conferencia de prensa para informar los avances y sucesos más relevantes del día a día en el país.
Con AMLO eran demasiado largas y poco precisas, con Sheinbaum suelen ser de hora y media y muy concretas en la información; este espacio también ha servido para realizar su derecho de réplica sobre “Fake news – noticias falsas”, de situaciones que vulneran el actuar del gobierno que encabeza la primera Presidenta, (si, con A), como por ejemplo el reportaje que publicó el New York Times, sobre el laboratorio de fentanilo en Culiacán, inmediatamente Sheinbaum en la mañanera dijo que era muy poco creíble este reportaje, explicando a detalle y con respaldo científico su argumento. En pocas palabras, ya no son los tiempos donde los medios exhibían y el gobierno omitía respuestas y acciones, porque si algo es singular de este gobierno y el pasado, es que les gusta utilizar su derecho de réplica si algo no les parece.
La presidenta ha demostrado tener su propia manera de gobernar y que las decisiones se toman en palacio nacional y no en Palenque, que su prioridad es la seguridad, el desarrollo económico, el medio ambiente y los programas sociales; que ha respetado los acuerdos para mantener la unidad en su partido, pero también que sabe poner orden cuando se le aceleran los personajes. Apenas van 100 días y la percepción es de que Sheinbaum y México están bien posicionados ante el mundo.
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