Edición Impresa

BC Potencia Industrial

0

Por: Roberto Quijano Luna

La integración de nuestra economía con la de Norteamérica, mediante el sector exportador, nos ha hecho en extremo dependientes, asumiendo que siempre funcionará adecuadamente. No consideramos lo que

podría derivar en caso de que las grandes fábricas decidan mudar operaciones a Estados Unidos. Dejaría sin empleo calificado a decenas de miles de personas que hoy conforman nuestra clase media. Ni se diga del impacto que tendrá sobre negocios locales que cuyo mercado se orienta a ese sector de la población.

El hecho de que 10%+ del total de exportaciones mexicanas a Estados Unidos provengan de Baja California, habla de la gran industrialización en la región. Mandamos automóviles, televisiones y toda clase de productos electrónicos. No es cosa menor, considerando que muchas otras economías anhelan comerciar y fabricar con Estados Unidos.

Sin embargo, Baja California llega a un momento crucial en su proceso de industrialización. ¿Estamos condenados a siempre ser la fábrica de Estados Unidos? ¿Es posible comenzar a diversificar hacia otros sectores para seguir impulsando nuestro desarrollo económico? Son preguntas que se hicieron en su momento lugares como Taiwán, Hong Kong o Singapur.

Podría parecer tentador para algunos proceder a la desindustrialización, para dedicarnos a otras tareas como servicios, turismo o bienes raíces. Sin embargo, la experiencia reciente en lugares como la Unión Europea, especialmente Alemania, demuestra que el sector industrial de un país es su propio pulso. Sin este, una economía pierde su fuerza y vigor frente a los demás competidores.

Una y otra vez nos demuestran que la mejor

formadeelevarlacalidaddevidadelaspoblaciones es por medio de empresas y empleos industriales. No todos los lugares cuentan con una vocación industrial. Sea por su ubicación geográfica, condiciones demográficas o simplemente porque se dedican a otra cosa.

Baja California junto con las grandes zonas industriales de México cuenta con grandes herramientas para seguir siendo competitivos frente a gigantes industriales como China. No solamente por nuestra vecindad con Norteamérica, sino por nuestros demográficos. A diferencia del dragón chino, a nosotros nos quedan décadas de poder emplear el bono juvenil de México para mantener e incrementar nuestra productividad. Cada vez apostando a empleos más calificados, de tal manera que lo “Hecho en México” sea deseado en todo el mundo.

Es imperativo diseñar nuestra política económica frente a esta realidad. México no debe permitir que Baja California pierda su vocación industrial, mucho menos por intrigas políticas entre Washington y Ciudad de México. Frente a esto, surge la importancia de los liderazgos locales, particularmente desde el sector privado. El actual régimen político ha demostrado su animadversión hacia el empresariado en la economía formal. Solamente lo ve como la vaca gorda de la cual extraer recursos mediante recaudación.

Baja California tiene la capacidad de definir su futuro económico, pero no puede darse el lujo de esperar a que las decisiones se tomen en otro lado. La región ya ha demostrado que puede competir con las grandes potencias manufactureras del mundo, pero la clave ahora es consolidar esa ventaja y llevarla al siguiente nivel. Si Baja California no diseña su propio camino, otros lo harán por nosotros, y en un mundo en el que la producción y el comercio cambian constantemente, quedarse estático es el mayor riesgo de todos.

Editorial de febrero: El motor de una Tijuana próspera

Previous article

Imperdibles restaurantes y vinos

Next article

You may also like

Comments

Comments are closed.