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¡Adiós, cuate!

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La muerte de Xavier López “Chabelo” marcó el final de una era en la televisión mexicana.

Con su partida ocurrida el pasado 25 de marzo, millones de mexicanos vieron lo que, por medio de diversos memes y chistes, parecía imposible: ser testigos del fallecimiento del eterno niño que durante casi 40 años acompañó a millones de familias durante las mañanas de más de 2 mil domingos. Y era evidente que muchos jamás imaginaron un mundo sin él.

Era tanta la algarabía con sus memes, como el de esa leyenda sobre su nacimiento en la era Mesozoica, y haber tenido un dinosaurio como mascota, que verlo “enterrar” a figuras históricas contemporáneas era un cruel ejercicio digital de lo más habitual.

Pero el día que tanto temían las redes sociales llegó, y Chabelo, el inmortal, dejó este mundo físico.

Para los adultos, una palabra como lo es “catafixia” de hoy en adelante significará aún más, porque ya no sólo será el recuerdo de ese cruel y a la vez excitante dilema de elegir, detrás de tres grandes pantallas, la posibilidad de un gran premio o de un magnífico fiasco, mientras de su voz se desprendía un “¿Qué se va a llevar, señor Aguilera?”.

No, ahora escuchar “catafixia”, será escudriñar en los recuerdos y transportarlos hasta nuestros primeros domingos de resaca, o aquellos que llegábamos tras una noche de fiesta, y prendemos la tele y ahí estaba ese extraño niño cantando “El reino del revés”, en su programa En Familia.

Pero, ante todo, será evocar esos recuerdos de cuando nuestras únicas preocupaciones como niños era echar a volar nuestra imaginación para divertirnos y donde no existían los problemas que ahora enfrentamos como adultos.

Chabelo nos hizo soñar con tener una avalancha, una bicicleta rodada 16 o innumerables juegos de mesa, y no dudamos que hasta puso a soñar a nuestros padres con tener una sala de Muebles Troncoso, así de ecléctico era el viejo, que, en los últimos años, injustamente, fue atacado por la prensa y sectores de la sociedad por su fuerte carácter.

Chabelo vivirá durante generaciones en la memoria de México, de esos no quedará la menor duda, y aunque ya tenía tiempo alejado de la televisión, no le hacía falta esa vigencia en programas unitarios para acrecentar su leyenda.

Él, por ADN del colectivo social, ya es parte de esa santa trinidad de personajes históricos del país, a la par del Santo, Pedro Infante y Cantinflas.

Y aunque en estos últimos días, a poco tiempo de su deceso, hay quienes lo acusan de ser una especie de “Krosty”, sería mejor recordarlo como lo que fue, ese amigo de la infancia que fue travieso, irreverente y, en ocasiones, hasta cínico.

Por ello, ese personaje creado por el actor y conductor constata que era cierto aquella sentencia de Dalí sobre que México era un país más surrealista que sus propias pinturas, y pareciera ser que lo disfrutamos.

Al final, Chabelo, el cuate, es más que un personaje televisivo o una celebridad; es alguien con quien crecimos y que, a partir de hoy, cada vez que leamos o escuchemos su timbre de voz provocará un recuerdo y el esbozo de una sonrisa.

Una vida dedicada al CECUT: Vianka Santana

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