Hay entrevistas que se convierten en encuentros. Y así fue nuestra charla con la doctora Priscilla Velásquez Placencia, mujer cuya historia profesional está marcada por el rigor del Derecho, pero también por la profunda sensibilidad de quien entiende que la justicia no es sólo un conjunto de normas, sino una herramienta para transformar vidas.
Nacida en Mexicali y forjada en Tijuana, Priscilla no ha dejado de prepararse. Es licenciada en Derecho, con estudios de Maestría en Gestión y Políticas Públicas, y una segunda maestría en Derecho con especialidad en Derecho Constitucional y Amparo por la Universidad Iberoamericana.
A eso se suma una especialidad en valuación de bienes muebles e inmuebles y un doctorado en Derecho con énfasis en Derechos Humanos. Porque el conocimiento, en sus palabras, es una forma de compromiso.
El rostro humano al servicio de la justicia
Durante el encuentro con CAMPESTRE, Priscilla nos comparte pasajes de su carrera y su convicción de que la justicia también necesita un rostro humano.
“Soy una abogada humanista”, nos dice con la certeza de quien ha estado en las trincheras del litigio, en los despachos institucionales, en las calles y en las comunidades.
Y tiene razón. Su trayectoria ha sido un recorrido por múltiples frentes, siempre con un mismo objetivo: dignificar la ley y acercarla a quienes más la necesitan.
En su andar profesional ha sido abogada litigante, auxiliar del Ministerio Público en la entonces PGR, asesora jurídica en el Congreso del Estado, subdirectora y directora del Instituto Municipal de la Mujer, juez de control y encargada de las unidades de mediación del Ayuntamiento de Tijuana.
También ha ocupado cargos estratégicos en los tres niveles de gobierno, y actualmente se desempeña como Subdirectora de Vinculación de Estados en la Región Norte para el programa IMSS–Bienestar.
Pero su activismo no se detiene en la función pública. Es fundadora del Colegio de Mujeres Abogadas del Estado de Baja California, y ha participado en diversas organizaciones civiles orientadas a la defensa de derechos de la niñez, pueblos originarios, mujeres y comunidades vulnerables.
Desde campañas presidenciales hasta brigadas de apoyo social, su vocación siempre ha sido construir puentes entre el poder y la ciudadanía.
“Por primera vez en la historia, nos dice con emoción, vamos a poder elegir a quienes imparten justicia en México”.
Y no lo señala sólo como jurista, sino como ciudadana, afirmando que es de las personas que creen profundamente en que la legalidad debe ser también participación, por lo que ha insistido en fortalecer la rendición de cuentas, la transparencia y el acceso a la información dentro del sistema judicial.
“No se trata únicamente de aplicar la ley, sino de hacerlo con responsabilidad, con claridad, y, sobre todo, de cara a las personas”.
“La confianza en la justicia empieza por la transparencia”, afirma, resaltando que en sus palabras no son un eslogan, sino es la proyección de una trayectoria.
Tras continuar la plática, y tocar diversos puntos de la vida, confirmamos que conocer a Priscilla Velásquez Placencia es encontrarse con una mujer de trabajo, de retos, pero, sobre todo, de justicia con experiencia humanista.
Por su andar, su vida profesional es una prueba de que cuando la vocación se une con el compromiso, el Derecho puede ser mucho más que una profesión, convirtiéndose ser un camino para reconstruir el tejido social.
Y en tiempos donde el país se replantea sus instituciones y sus liderazgos, perfiles como el de Priscilla resultan necesarios, pero, sobre todo, esperanzadores.
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