Esto como resultado de un crónico abandono del quehacer político con sus militantes
EN LAS PRÓXIMAS semanas, el nuevo presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, estaría pisando las tierras de Baja California, como parte de su gira nacional con los liderazgos y las bases tricolores de los estados, buscando conformar la ruta que les permita tener un mayor acercamiento con la sociedad y ofrecer mejores respuestas a las problemáticas de los ciudadanos, aunque es un hecho que encontrará un partido sin brújula, huérfano, con militantes desilusionados, enfadados, rumiando las derrotas al hilo.
Según un comunicado de prensa, “Ochoa Reza emprenderá un diálogo nacional con todos los priístas del país, mediante el cual se identifiquen las mejores prácticas de organización, para consolidar las estructuras del PRI que lleven a tener un instituto político más sólido”.
Como ya lo hemos comentado, vemos muy difícil la situación en que se encuentra el PRI en la entidad, y no creemos que sea el efecto de las recientes elecciones sino que viene a ser resultado de un crónico abandono del quehacer político con sus militantes y no se diga con los diversos sectores de la sociedad, dando lugar a que ésta perciba a sus representantes simplemente como unos vividores del presupuesto público y peor aúna aquellos que ya pasaron ser parte de la lista de nuevos millonarios en la entidad.
Sabemos que este desgaste y desprecio social no solo se dirige a la marca del PRI, sino que comprende a todos los partidos, pero es claro que el descuido y la falta de talento de los directivos en turno del ex invencible partido los coloca en una tendencia cada vez más marcada de pérdida de seguidores y votantes en las urnas del estado. Por eso es que para muchos la pregunta es si el PRI en Baja California podrá encontrar una ruta que le permita vislumbrar la posibilidad de renovarse y decirle algo nuevo a una sociedad que hoy se ha vuelto más autónoma e indiferente.
Hasta el momento no se mira que este vacío de ideas políticas el PRI esté en vías de superarse, pero sí podemos observar que diversos grupos hacen tímidos intentos por encontrar interlocutores internos con miras de generar debates que trasciendan los es-quemas acartonados y la simulación con que este problema ha sido abordado ya en varias ocasiones antes, y que como sabemos, solo ha servido para que todo quede igual o peor.
Esta es la realidad con que Ochoa Reza se habrá de encontrar en Baja California y por ello es que también será un referente para su propia credibilidad e imagen la interpretación y el enfoque con que aborde la crisis de su partido en la entidad, que bien podría ser una proyección de su propio futuro si no lo toma como ejemplo para darse cuenta a tiempo de las con-secuencias que se generan por un prolongado abandono ideológico partidista. Pronto lo veremos.
Nota al margen. Habrá que hacer mención de la creciente presencia en la entidad, de grupos de activistas que se viene posicionando en diversos temas, que tienen como denominador común sus nexos con corrientes extremistas que hoy han colocado patas arriba a varios estados del sureste del país.
El caso es que estos grupos en mediano plazo se estarían convirtiendo en nuevos mecanismos de presión locales, que con diversas banderas estarían ocupan-do oficinas públicas, bloqueando vías de comunicación y confrontado a todos aquellos que no coincidan con sus ideas y percepciones, tal y como ya sucede en varias entidades del país, y que son ya parte de la nueva realidad nacional
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