By Lourdes Lewis es una figura trascendental en el arte y la cultura de Baja California. Su legado, imbuido de talento, pasión y una profunda comprensión del arte como medio de expresión y conexión humana, seguirá inspirando a futuras generaciones.
La historia de Lourdes Lewis, entrelazada con el arte y cultura de esta región , se lee no sólo como un relato de éxito personal, sino como una crónica viva del arte contemporáneo mexicano.
Desde sus primeros pasos en la academia La Esmeralda, en la Ciudad de México, Lourdes se sumergió en el mundo de la pintura con una pasión y dedicación que pronto se convertiría en el sello de su carrera. En aquellos pasillos históricos, bajo la tutela de maestros como Benito Messeguer y José Luis Cuevas, Lewis forjó su identidad artística, una que trascendería fronteras y épocas.
Al tiempo, su sed de conocimiento la llevó a tierras lejanas, específicamente a Japón, donde se sumergió en el estudio del budismo zen y la ceremonia del té. Estas experiencias, impregnadas de un profundo sentido de tranquilidad y reflexión, se filtrarían sutilmente en su obra, dotándola de una dimensidad y sensibilidad únicas.
El destino, siempre caprichoso y sorprendente, trajo a Lourdes a Tijuana hace tres décadas. En esta ciudad, que parecía esperarla con brazos abiertos, estableció su hogar y taller.
A orillas del Pacífico, su arte floreció, influenciada por los vibrantes colores y la dinámica cultural de la frontera. Tijuana le ofreció un lienzo en blanco para su creatividad, .
El legado de Lewis en Tijuana
En colaboración con figuras como Rubén Vizcaíno Valencia, Lourdes no solo exhibió su arte, sino que también se convirtió en una promotora y defensora de la cultura regional. Su trabajo en la Galería de la Ciudad se convirtió en un catalizador para decenas de nuevos artistas, quienes encontraron en ella una mentora y una inspiración.
A lo largo de su carrera, Lourdes Lewis ha sido una figura central en numerosas exposiciones, tanto en México como en Estados Unidos. Su obra, una amalgama de paisajes y personajes que oscilan entre lo real y lo imaginario, ha sido aclamada en lugares como el Museo Latino de Historia, Arte y Cultura en Los Ángeles y el San Diego Art Institute. Su habilidad para capturar la esencia de su entorno y transformarla en arte es una cualidad que la distingue entre sus contemporáneos.
«Soy una gran observadora de todo y a veces mi pintura asombra por lo que yo he visto y otros no», afirma Lewis. Esta capacidad de observación aguda, combinada con una técnica impecable, le ha permitido crear obras que no solo son estéticamente impactantes, sino que también son ricas en narrativa y emociones. En sus lienzos, uno puede encontrar belleza y la profundidad del dolor humano.
Por ello, el legado de Lourdes Lewis en el arte de Baja California no se limita a sus creaciones visuales, sino también a su contribución como educadora y mentora.
Su regreso a México tras su estancia en Japón marcó el inicio de una etapa significativa en su vida como docente. En el Centro de Educación Artística en Polanco, Ciudad de México, Lourdes se dedicó a formar a jóvenes artistas, infundiéndoles no solo habilidades técnicas, sino también una apreciación profunda por el arte y sus variadas expresiones.
En Tijuana, su rol como profesora de Artes Plásticas y coordinadora académica en la Casa de la Cultura Altamira fue crucial en moldear una nueva generación de artistas. En esta labor, Lewis no solo compartió su conocimiento y experiencia, sino que también fomentó un ambiente de creatividad e innovación. Fue en este contexto donde su influencia se extendió más allá de su propia obra, contribuyendo a enriquecer el tejido cultural de la región.
Su impacto en la escena artística de Baja California se vio reflejado en múltiples reconocimientos y premios. El tercer lugar obtenido en la XI Bienal Plástica de Baja California y su selección en diversas ediciones de este evento, así como en el Concurso Nacional Anual “Arte Joven” en Aguascalientes, son testimonios de su talento y su posición destacada en el mundo del arte.
Las exposiciones individuales y colectivas de Lourdes Lewis a lo largo de México y Estados Unidos son un reflejo de su versatilidad y la resonancia de su obra. La retrospectiva “Digamos que nada existió” es un hito en su carrera, ofreciendo una mirada amplia a su trayectoria y evolución como artista. En estas exhibiciones, su arte ha sido admirado, y ha servido como un puente entre culturas, épocas y emociones.
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