Una aventura única en uno de los santuarios marinos más ricos del país.
Con la llegada del verano, Bahía de los Ángeles abre una de sus ventanas más espectaculares al turismo de naturaleza, como lo es el avistamiento del tiburón ballena, una especie emblemática que cada año visita estas aguas en busca de alimento.
La temporada, que se extiende del 1 de junio al 15 de diciembre, convierte a esta región del Golfo de California en un punto clave para quienes buscan experiencias responsables de ecoturismo.
El tiburón ballena (Rhincodon typus), considerado el pez más grande del mundo, es un animal inofensivo que recorre los mares templados y tropicales. En México, su presencia es frecuente en áreas protegidas como la Reserva de la Biósfera Bahía de los Ángeles, ubicada en el municipio de San Quintín, Baja California. Sitios como El Rincón y Playa La Gringa son puntos privilegiados para su observación, gracias a la abundancia de plancton —su principal fuente de alimento.
El acceso a esta experiencia está regulado por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), que establece un brazalete obligatorio para los visitantes. El costo es de 125 pesos para nacionales y 215 para extranjeros, válido por un día dentro del área protegida, y puede adquirirse en las oficinas de la CONANP en la localidad.
Para garantizar la conservación del tiburón ballena y su hábitat, se han establecido lineamientos específicos que buscan fomentar un turismo sustentable. Entre ellos se incluyen: contratar únicamente prestadores de servicios autorizados, evitar el contacto físico con los animales, no interferir en su desplazamiento, abstenerse de utilizar drones o vehículos motorizados acuáticos cerca de ellos, y utilizar únicamente protectores solares biodegradables. También se pide mantener una distancia mínima de dos metros y evitar los clavados o el uso de flash en fotografías.
La Reserva de la Biósfera Bahía de los Ángeles abarca cerca de 380 mil hectáreas de zonas costeras, marinas e insulares. Además del tiburón ballena, esta área alberga una amplia diversidad biológica, incluyendo la ballena de aleta, el león marino de California y cinco especies de tortugas marinas, todas ellas bajo algún grado de protección por su vulnerabilidad ambiental.
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