DestacadoManuel ChavarínRegionalTijuana

El arte de convencer

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La clave del éxito es un enigma. Todos lo hemos visto y no siempre el “más apto” es el que sobrevive, o no siempre el que cumple con dicho estereotipo. Por citar un ejemplo, en el ambiente académico, los mejores estudiantes no son siempre los mejores profesionistas; aunque a veces lo son, pero no siempre.

¿Cuáles son entonces las características que hacen que una persona tenga éxito? ¿El esfuerzo y el trabajo arduo? Sabemos que no, miles de personas trabajan 14 horas diarias con ahínco y sin embargo sabemos que otros que se esfuerzan menos que ellos obtienen mejores resultados ¿La respuesta está entonces en las relaciones?, desafortunadamente tampoco. Todos los días nacen personas en el centro de los círculos sociales más favorecidos y sin embargo pueden ser superados por personas que nacieron en los círculos más marginales de la sociedad. ¿Cuál es entonces la clave del éxito?, la doctora Laura Huang, autora del libro EDGE, nos dice que es: La capacidad de influencia.

Aquí algunos consejos para desarrollar nuestra capacidad de influencia: Primero, demuestre que agrega valor: Todos creemos que poseemos un valor único y que en un momento dado podemos ser el elemento diferenciador en el éxito de un proyecto, pero una cosa es creerlo y otra demostrarlo. Pocas personas se ocupan en demostrar con datos el valor que ellos agregan a una operación, o mejor aún, pocas personas trabajan en lograr que otros crean que son un factor enriquecedor para un proyecto, las dos cosas son importantes. En segundo lugar, encanto, muchas personas han logrado ascender la escala social o en el mundo de los negocios con base en su encanto, pero el encanto no necesariamente es una habilidad que viene de nacimiento, la habilidad de reírse de uno mismo, de ser atento a los de-más o de simplemente hacer un comentario que rompa el hielo durante una situación tensa es una habilidad que definitivamente se puede desarrollar. En tercer lugar, guiar, algunas personas son percibidas como encantadoras y valiosas, sin embargo, no son capaces de guiar la opinión de los demás a donde nos conviene.

Si, por ejemplo, nos sabemos víctimas de un estéreo-tipo, una forma de guiar la percepción de los demás, es reconocerlo y a partir de ahí, captar y dirigir la atención de los demás.

Recuerdo el caso de una muy exitosa gerente de una empresa en donde el ambiente era muy rudo y donde ella era la única mujer; el primer día de su nombramiento les cocinó pastelitos a todos los trabajadores (como 30) a los que dirigiría y les dijo en su mensaje inicial: “Como ven, soy mujer, hago pasteles y otras cosas que hacen las mujeres, pero quiero decirles que tengo 15 años en esta industria y no es la primera vez que dirijo a un grupo de hombres como ustedes, espero que me tengan la confianza de dirigirlos a los resultados que buscamos y que ni yo ni ustedes tengamos la necesidad de ponernos a prueba mutuamente, como ven, por las buenas puedo hasta hacer pasteles, por las malas también sé apretar tuercas”, asunto resuelto, con este mensaje esta gran líder asumió ella misma las dudas que suponía despertaba en sus seguidores y las aclaró.

Desafortunadamente la mayoría de las personas asumimos que es mejor no entrar en “terrenos pantanosos” y perdemos al hacerlo la oportunidad que tenemos de mostrarnos seguros y convincentes.

Ganó Joe Biden, esperemos que nos vaya mejor a todos.

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