Él no quiere revelar su nombre, sólo quiere contar que es hondureño y mostrar que su brazo fue mutilado cuando cayó del tren carguero «El Diablo», que parte de México hasta Mexicali.
Tiene temor pero se une, y sostiene una pancarta con el muñón y su brazo bueno; es uno de los centroamericanos que se están manifestando afuera de las instalaciones del Instituto Nacional de Migración en Baja California.
Decenas de centroamericanos están pidiendo un alto a las redadas, que, denuncian, han comenzado a gestarse en Mexicali, Baja California, contra los migrantes que intentan llegar en tren hasta Estados Unidos.
Marcharon desde el Hotel Migrante, albergue donde se han refugiado en los últimos años, hasta la oficinas del INM localizadas en el puerto de cruce internacional, donde aún no han sido recibidos, e incluso cerraron sus oficinas en horario laboral.
Sergio Tamai, director del hotel del migrante, denunció que las autoridades migratorias están realizando redadas en las inmediaciones de la ciudad; «es muy triste lo que está pasando», lamentó, pues en los últimos días han recrudecido las detenciones por parte del INM.
Otro caso fue el del albergue «Maná», en esta ciudad, donde un grupo de hondureños rogaron a las autoridades migratorias que no los deportaran.
Laura Jiménez, la coordinadora, denunció que en la banqueta los subieron a las camionetas. «Ellos sólo querían comer y bañarse, fue muy feo», y dijo que actualmente la CNDH analiza este caso.
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