Ocurrió hace algunos días. En plena crisis de gobierno, Enrique Peña Nieto sostuvo una reunión con miembros de su gabinete. Ante ellos, planteó una posibilidad: que Manlio Fabio Beltrones asumiera la presidencia nacional del PRI como una medida de equilibrio político ante el naufragio de la administración peñista.
-No, señor Presidente. Darle a Beltrones el PRI equivaldría a poner a un general más al frente del Ejército-, rechazó el secretario de Hacienda, Luis Videgaray.
¿Por qué el veto de Videgaray hacia Beltrones?
Por tres razones de fondo y peso:
Primero, porque ante la debilidad institucional de Peña Nieto, dejarle las riendas del PRI al diputado Beltrones sería el reconocimiento tácito de que el “Grupo Toluca” ha fracasado y que, hoy por hoy, necesita el apoyo de quienes, en su momento dentro del PRI, fueron sus rivales en el camino rumbo a la presidencia: Manlio Fabio y su equipo.
Segundo, porque entregarle a Beltrones el PRI, significaría que sería Manlio, y no Peña y su grupo, quien conduciría el proceso de selección de los candidatos a gubernaturas y alcaldías que se juegan el próximo 7 de junio, con toda la carga política que ello conlleva: fortalecer al beltronismo en 2015 con el control de varios estados claves para el peñismo, como son Nuevo León, Michoacán y Guerrero.
Y tercero, porque con el sonorense a la cabeza del partido, se le daría prácticamente el control de la sucesión presidencial dentro del PRI, marginando, de tajo, cualquier posibilidad de que el “Grupo Toluca” –vía Videgaray, Eruviel Ávila, hasta Manuel Velasco o algún otro-, permaneciera en el poder en 2018-2024. Manlio sería el principal dique opositor dentro del priismo.
De allí, el rechazo tajante de que Beltrones, como sugería el propio Presidente, llegue al PRI.
El veto de Videgaray hacia Manlio en torno a compartir el poder, encierra, en el fondo, un temor que pronto podría cristalizarse: el derrumbamiento del peñismo, del Grupo Toluca y, en consecuencia, la muerte política de Videgaray y compañía.
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¿Por qué Videgaray (en pleno ejercicio de sus facultades como el “Vice-garay”) se asume como la voz que veta a Manlio Fabio Beltrones? No es casualidad ni coincidencia, pues en política no las hay. Que sea precisamente Videgaray responde a factores:
1) La postura del secretario de Hacienda – tras sus fracasos como la fallida reforma fiscal, el deterioro innegable de la economía, la incapacidad para generar crecimiento, el rechazo de gran parte del empresariado nacional y, sin duda, el aroma a tráfico de influencias y corrupción tras conocerse que él también fue beneficiado con una casota financiada por el Grupo Higa-, responde a una lógica de sobrevivencia política y a un intento desesperado del propio Videgaray ante las versiones que ya lo ubican en la embajada de México en Washington, con lo cual se le desterraría y cancelaría cualquier posibilidad de mantenerse como figura nacional dentro del país.
2) Diversas corrientes dentro del PRI que cada vez están más enfadadas por la cerrazón y soberbia del “Grupo Toluca”, sabedoras que en el naufragio de su gobierno, Peña Nieto y su equipo no se hundirían solos. Se llevarían de corbata al PRI. “Cumbre Ixtapan Furioso el gabinete con @LVidegaray x caída economía y lo peor es q con estos precios de petróleo la ref (orma) se estanca!!!!”, advirtió la periodista Lourdes Mendoza en su cuenta de TW el sábado pasado. La irritación contra Videgaray es fuera y dentro del gobierno y del PRI.
3) Sabe Luis Videgaray que el único y verdadero “golpe de timón” que necesita Peña Nieto para intentar enderezar el rumbo de su gobierno, pasa, forzosamente, por relevarlo de Hacienda. Vamos: ni siquiera quitar de Gobernación a Osorio Chong tendría tanto significado político como remover a Videgaray. Luis es el amigo. El confidente. El cercano. El cómplice. Y sí: al que lleva Peña en su corazón para la candidatura presidencial del 2018.
4) Videgaray se opone al empoderamiento de Beltrones porque, en automático, sería Manlio Fabio el candidato número uno del PRI – más no de Los Pinos- para la presidencial del 2018. Videgaray sabe que ahora sería el turno de Beltrones como abanderado priista, y por eso lo veta desde ahora.
Los días posteriores a la visita que Peña Nieto le hizo a Barack Obama, serán cruciales no sólo para Videgaray, sino para el gobierno en su conjunto.
Se ve francamente imposible que Peña Nieto, con el mismo equipo, hombres y estrategia, pueda salir de la crisis de Estado en la que se encuentra sumido. No puede esperar resultados diferentes haciendo lo mismo y con los mismos.
Videgaray, sin duda, no ha podido con la economía. Y la información sobre su casota en Malinalco revelada por The Wall Street Journal, lo fulminó. Cada día que permanece en su cargo, es un día más de desgaste brutal para el gobierno de su amigo Peña Nieto.
Por lo pronto, esperemos los resultados de los acuerdos de Washington.
Columnista Martín Moreno
Portal SinEmbargo.com
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