By El caso uber no llega a su fin, la situación es tensa para esta empresa. Operar de manera optima se les complica por cuestiones distintas a la calidad de su servicio.
Como se sabe, Uber es una empresa que ofrece servicio de transporte el cual se solicita por medio de una appinternacional. Fue fundada en San Francisco. Se caracteriza por tener vehículos de modelos recientes y ofrecer un trato personalizado.
Es así que este resulta una opción para quienes no utilizan auto propio para transportarse, y por tanto competencia para los transportistas del sector público, sobre todo para los taxis libres. Para quienes no son tijuanenses deberán saber que en la ciudad también se cuentan con taxis de ruta, los opuestos son conocidos como “libres”.
Estos últimos han permanecido durante años en una zona de confort, ya que al no existir competencia externa su preocupación por mejorar el servicio o sus tarifas era a la inversa, de manera paulatina incrementaban el monto a cobrar de acuerdo a factores poco éticos como si era turista la persona, el horario, cantidad de personas a abordar, apariencia de la persona o incluso solo por querer obtener más ingresos. Sin contar que hay algunos “pirata” o con el taxímetro modificado.
Al llegar uber fue natural que los usuarios prefirieran esta opción a utilizar un taxi libre, estos al notarlo no recurrieron a mejorar sus condiciones para competir sino que los señalaron como irregulares e incluso han llegado a dañar unidades uber y agredir físicamente a choferes. Aunque suene a una situación de barbarie difícil de creer es lo que se está viviendo en este caso.
Esto (lamentablemente) también ha sucedido en otras localidades como Guadalajara y Ciudad de México, más en este último decidió aceptar a Uber a cambio de ciertos requisitos como que las unidades deban contar con cinturones de seguridad, bolsas de aire delanteras, además que deberán pagar mil 599 pesos por cada vehículo que registren a su servicio, del cual su chofer deberá dar de alta en la Secretaría de Movilidad (Semovi) la matrícula de la unidad, el Número de Identificación Vehicular, una póliza de seguro que cubra a todos los ocupantes, folio de su licencia y comprobante de capacitación validado. Requisitos razonables que buscan garantizar un buen servicio al usuario y además que la empresa entre al marco legal.
El ayuntamiento tijuanense llego a mencionar que podría adoptar lo que el gobierno del distrito federal llevo a cabo en este caso, pero en recientes declaraciones han señalado que se decidirá su permanencia mediante una consulta pública. No se ustedes, pero yo no recuerdo que se nos haya preguntado si estamos de acuerdo con alza de precio en transporte público o si deseamos que permanezcan las arcaicas calafias.
Hay cuestiones que si se deben consultar, pero que recurran a ello para el caso Uber es insultante ya que demuestra de los intereses que existen entre los grupos transportistas y ayuntamiento. Es su última carta para mantener intacto el mercado de quienes los apoyaron para llegar al poder.
Aun no hay fecha para la consulta, aunque primero se llevaran a cabo foros para “analizar” el caso.
Seamos o no usuarios de Uber es indignante que el municipio siga protegiendo a un sistema de transporte caro y pésimo por favores políticos, mantener la competencia obligaría a los taxis libres a mejorar su servicio para reconquistar sus clientes lo que al final de cuentas beneficiaria tanto a usuarios como a transportistas, y además sería un paso importante para asomarnos a un cambio sustancial en los transportes públicos tijuanenses que no permiten la modernización de la ciudad.
Que bien nos haría un gobierno municipal con otra mentalidad.
Por Gerardo Salas.
// El autor es coordinador de Juventudes Progresistas Baja California y ex presidente de la comisión estudiantil del Colegio nacional de licenciados en administración Tijuana.
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