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Soberanía, el poder supremo

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Por: Edgar Ortiz Ángel / Coordinador en BC “Que Siga la Democracia” y promotor de la Dra. Claudia Sheinbaum

Según la Real Academia Española, soberanía es ese poder político supremo que se desarrolla dentro de un Estado independiente, siendo un ejercicio de autoridad que se ejerce dentro de un territorio. La propia palabra viene del latín “superanus”, de super ‘sobre, encima’, es decir, que está por encima o sobre las cosas.  

Otra definición por parte del filósofo Jean Bodin, en su obra “Los seis libros de la República”, es que soberanía es el “poder absoluto y perpetuo de una República”.  

Mientras que para Jean-Jaques Rousseau, el concepto reside en la colectividad o el pueblo. Es la autoridad legítima de máxima jerarquía y se asigna a la persona, órgano o institución que tiene poder sobre otras personas para imponer el derecho o cambiar el existente. Se entiende que un país es soberano cuando tiene la capacidad de decidir sobre su propio destino, cuando es independiente de otras naciones. Si se obedece a factores externos, entonces difícilmente se es soberano. 

 

La soberanía fue unipersonal como en el caso de las dictaduras o monarquías absolutas, o plural como en las juntas militares. En el caso de las democracias el poder se deposita en el pueblo; como sucede en México, nuestra soberanía y poder máximo recae en todos nosotros, así lo marca la Constitución en uno de los artículos más importantes que tenemos: 

Art. 39: La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno. 

Y ejercemos nuestra soberanía a través de los Poderes de la Unión por medio de nuestros representantes populares en sus diferentes divisiones, el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, tal y como lo definió el filósofo francés Montesquieu en su libro “El espíritu de las leyes”.  

 Y permítanme abrir un breve paréntesis <Vale la pena reflexionar este aspecto jurídico antes mencionado, porque nuestra soberanía la entregamos a quienes elegimos en una contienda electoral, votamos por quienes queremos que nos representen, entregamos ese poder máximo en quienes confiamos: diputados, senadores, presidentes, gobernadores, etc. Y entonces, ¿por qué no elegimos a jueces? Muchos analistas dicen que nuestra soberanía se ve menoscabada en ese caso debido a que nosotros no los elegimos, dejo este paréntesis para su valiosa reflexión> 

Regresando al tema de nuestra soberanía como el poder supremo que ejercemos en libertad e independencia, hay que recordar algunos momentos históricos que han marcado claras violaciones a nuestro derecho, podemos hablar de todas las invasiones que padecimos por parte de los españoles, franceses y  estadounidenses, y casos muy particulares cuando un grupo de mexicanos conservadores fueron a buscar apoyo al extranjero y trajeron a Maximiliano para que nos gobernara, una clara flagrancia a nuestra soberanía que pagaron con su vida por su traición a la Patria, por cierto, ¿Ya sabían que fue Vicente Fox quien mandó a modificar la Constitución para que la traición a la Patria ya no se castigue con la pena de muerte? 

Continuando con otros episodios, hay que recordar el Pacto de la Embajada, donde Victoriano Huerta, general revolucionario, acudió con el embajador estadounidense Henry Lane Wilson y acordaron derrocar al presidente Francisco I. Madero para instaurar un nuevo régimen encabezado por Huerta, mejor conocido como “el Chacal”. 

Fue así como el embajador norteamericano, en una fiesta en su propia embajada en Ciudad de México, presentó a Huerta como el nuevo presidente de la República, y, con el apoyo de éste, asesinaron a traición al apóstol de la Democracia, Madero y a su vicepresidente Pino Suarez. 

Huerta fue un militar en ascenso, que no le fue suficiente la gloria del triunfo contra Porfirio Díaz, sino que deseaba la silla del jefe; para Huerta era poco ser un simple general, quería más, por eso empezó con un plan en lo oscuro y pactando con el enemigo, “el usurpador’’ mató a traición y violaron la soberanía nacional. 

Otro dato histórico importante recordar fue cuando el gobierno de Estados Unidos autorizó “la Expedición Punitiva” en donde mandó a más de 10 mil soldados norteamericanos encabezados por los héroes de la Primera y Segunda Guerra Mundial, el General Pershing y el General Marshall respectivamente, esto para encontrar y derrotar a Pancho Villa.  

No contaron con la astucia de Villa y pasado el tiempo la expedición fracasó y el Centauro del Norte, héroe revolucionario habría derrotado a los grandes personajes de las guerras mundiales, de ese tamaño fue y sigue siendo Villa.  

La soberanía nacional se desprende también en otros aspectos, en cuestiones alimentarias, energéticas, políticas, económicas, etc. Entiéndase como la independencia y autonomía de nuestro país a decidir libremente sobre cualquiera de estos aspectos, de ser autosuficiente sin la intervención de países o agentes externos. 

Para concluir, la soberanía para nuestro país significa bastante por la historia que hemos padecido debido a las innumerables invasiones, ya que somos una nación inmensamente rica, tenemos mares, ríos, recursos minerales, petrolero, campo, y por eso mismo hemos sido saqueados y sufrido diversos de los padecimientos del pasado, por nuestra ubicación geopolítica y por falta de líderes políticos que tengan amor a la Patria, porque para ellos la soberanía significa sólo una palabra. 

Nunca olvidemos cómo invitaban los presidentes y a los insultos de otros países y hasta los recibían con alfombra roja y besamanos, todos ellos mejor conocidos como entreguistas. 

Hay que fortalecer el concepto de soberanía, hacer un esfuerzo supremo de concientizar al pueblo de su importancia y de reivindicar la dignidad mexicana, rescatar su mexicanidad, no permitir humillaciones. 

Hoy, la soberanía reivindica su definición como una nación independiente, fraterna, libre e igual ante cualquier otro país del mundo, sea potencia o no, seremos humanos y fraternos con los menos favorecidos y seremos iguales e independiente ante las potencias.  

Que aquella frase que se le atribuye a Porfirio Díaz: “pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, hoy se transforme en la que dijo el presidente López Obrador: “Bendito México, tan cerca de Dios y no tan lejos de Estados Unidos”. Cooperación sí, sometimiento no. 

Que la Soberanía Nacional signifique independencia y libertad para decidir nuestro propio destino y no depender ni someterse a nada, ni nadie. Es el sustento legal, moral, de amor a la Patria y que reafirma nuestro sentido nacionalista y con mayor énfasis en una historia como la nuestra, nadie nos la puede arrebatar, las letras de nuestro glorioso Himno Nacional nos lo recuerdan en cada acto cívico: ¨Más si osare un extraño enemigo, profanar con su planta tu suelo, piensa ¡oh Patria querida! Que el cielo, un soldado en cada hijo te dio, un soldado en cada hijo te dio”.

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