En tras años, ese medio millón de paisanos han regresado a nuestro país, por las muy diversas puertas México que existen a lo largo de los 3 mil kilómetros de frontera que tenemos con Estados Unidos.
Las preguntas son varias: ¿Que hace el estado mexicano para atender a esa población que ingresa de manera improvisada? ¿Cómo se integran a la economía o a la sociedad? ¿ cuántos ingresan diariamente, o por semana a Tijuana? ¿Cual es su estatus legal de expulsión, con el que son deportados los paisanos, homicidas o asesinos, traficantes, cumplieron condena, solo indocumentados, etc?
Hay otros varios puntos a destacar y a razonar sobre el particular por ejemplo: La creciente dificultad para obtener asilo político, la entrada en vigor de legislaciones antiinmigrantes y el aumento en el número de deportaciones en los años recientes empiezan a dejar un saldo visible entre la población inmigrante en Estados Unidos. Aunque sigue habiendo 11.2 millones de indocumentados, cada vez hay menos mexicanos: medio millón menos en tan sólo tres años.
Tras pasar el «bache» de la recesión en 2009, las cifras más recientes indican que el número de inmigrantes sin documentos en EU permanece estable, pero su composición ha variado. Los 11.2 millones de indocumentados que vivían en este país al inicio de la recesión se mantienen, pero hoy sólo 5.9 millones son mexicanos, en comparación con los 6.4 millones de 2009.
Aunque los nacidos en México continúan siendo la mayoría de la población inmigrante indocumentada -52%-, la baja en el número general parece ser una tendencia que se refleja en la distribución demográfica por estado.
De acuerdo con un estudio de Pew Research Center (PRC), el centro de análisis con el seguimiento demográfico más puntual sobre la población inmigrante, entre 2009 y 2012 el número de indocumentados aumentó en siete estados, pero cayó en otros 14. Entre estos últimos se encuentran los que tienen el mayor número de inmigrantes mexicanos.
El estudio del PRC -dado a conocer en noviembre- indica que California, Colorado, Nevada, Nuevo México y Oregon, estados con un elevado número de latinos, predominantemente mexicanos, figuran entre los que vieron una disminución de su población indocumentada, contra Florida, Maryland, New Jersey o Virginia, que tuvieron un alza, pero cuya población inmigrante tiende a ser de orígenes más diversos.
Según el análisis que realizó el PRC, el descenso en 13 de los 14 estados tiene que ver directamente con la baja en el número de inmigrantes que llegan de México en esos mismos estados; la única excepción es Massachusetts.
En seis de los siete estados donde la población de inmigrantes indocumentados aumentó -los tres mencionados más Pennsylvania, Virginia, Idaho y Nebraska-, esto se debió al incremento de inmigrantes no mexicanos; la excepción fue Nebraska.
«La disminución en los estados [con elevada población latina] se debe a razones como la recesión, el reforzamiento de la seguridad en la frontera y las deportaciones», explica Jens Krogstad, analista del PRC.
«El declive económico ha reducido las probabilidades de que un inmigrante indocumentado encuentre empleo, y el aumento en la seguridad fronteriza dificulta que aquellos que ya están en EU vayan y vengan entre los dos países», dice.
Otras de las razones que han contribuido a este descenso son el desempleo en EU, principalmente el vinculado con la caída de la industria de la construcción que contrataba a un elevado número de migrantes, y la entrada en vigor de legislaciones antiinmigrantes en estados como Arizona, Alabama y Georgia, que también registraron una baja en el índice de población indocumentada.
Para Gloria Saucedo, presidenta de la organización Hermandad Mexicana Transnacional, hay otro elemento que ayuda a comprender este cambio en la composición demográfica: el endurecimiento en los criterios para otorgar asilo o visas humanitarias a inmigrantes indocumentados mexicanos, en comparación con los originarios de otros países que llegan a Estados Unidos en la misma situación.
«Es claro que los cambios en la frontera dificultan el cruce, a los mexicanos los están deteniendo, no se quedan», comenta Saucedo. «Pero en el caso de la oleada de migrantes centroamericanos, esta población encontró una mayor protección mediante el asilo y el refugio. Hay que recordar que estas leyes no se aplican con tanta generosidad a los mexicanos. No creo, por ejemplo, que la baja en la población de mexicanos tenga que ver con una mejora en la economía de ese país, creo que la razón está directamente vinculada con el peligro en las fronteras».
En Estados Unidos, por cada 100 mexicanos que presentan una solicitud de asilo, sólo entre dos y tres son concedidas. Los inmigrantes procedentes de Guatemala u Honduras tienen tasas de aprobación de entre 12% y 16%, pero quienes llegan de países calificados como «antidemocráticos» por el régimen estadounidense, como Cuba, China o Venezuela, llegan a recibir respuesta favorable en 70% de los casos.
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