Nuestra generación no pudo vivir los años dorados de uno de los periodistas más reconocidos en la historia de nuestro país, no solo en cuanto a popularidad sino por numerosos reconocimientos. Lo controversial no lo exime de ser parte de la cultura popular. Por ello esta columna.
Primero pongamos en contexto, en los años donde hacia saber lo que acontecía en México y el mundo la televisión era quien tenía prácticamente la única versión de los hechos, naturalmente las redes sociales ni se pensaban y el resto de los medios no tenían el alcance que ella.
Semblanza en unas líneas.
Nació en el distrito federal aunque sus padres emigraron de Polonia a nuestro país, se casó con una mujer de origen judío-ruso. Aunque estudio derecho en la UNAM en 1946 inicio como periodista. En sus últimos años seguía prefiriendo utilizar diccionarios físicos, enciclopedias y otros libros de consulta en sus labores que al internet, incluso llego a señalar: “yo lo único que uso de la tecnología es el teléfono y todavía no sé por qué funciona”. Curiosamente llego a participar en el doblaje de la película Up de pixar dándole voz al narrador del noticiero.
Sucesos históricos que narró.
En su vida periodística, y sobre todo encabezando el noticiero 24 horas, tuvo el deber de hacer saber acontecimientos históricos no solo relevantes para nuestro país. En 1959 estuvo presente en Cuba cuando Fidel Castro llego a la capital, incluso logró entrevistar al Che Guevara. Lo sucedido el 2 de octubre del 68 marco su carrera de forma negativa sobre todo en nuestros tiempos por minimizar los terribles hechos donde mencionó la frase “Hoy fue un día soleado”, aunque de ello hablaré mas adelante.
En 1969 de la figura y voz de Jacobo se dio a conocer a los mexicanos que por primera vez un hombre había llegado a la luna, “el relámpago que divide dos épocas” describió en esos momentos el sucedo. Narro lo sucedido con el terremoto de 1985 que años más adelante diría que ha sido la noticia más difícil que ha tenido que dar. En marzo de 1994 fue su deber informar el asesinato de Colosio, en vivo recibía la información de un reportero que se encontraba en Tijuana a través de un teléfono convencional alámbrico el cual en todo momento mantuvo en su oreja lo que nos hace recordar cómo ha avanzado la tecnología en (relativamente) pocos años.
Entrevistas icónicas.
En su carrera realizo un sin número de entrevistas a figuras hasta de talla internacional, pero lo curioso es eque es mas recordado por las que realizó a la actriz María Feliz conocida por ser parte de la época de oro del cine mexicano, así como cuando conversó con Mario Moreno (fuera de su personaje Cantinflas) pero sin duda la entrevista más interesante fue la que le realizo a Salvador Dalí, no solo por sus habilidades de Jacobo como entrevistador para maniobrar la difícil personalidad que reflejaba el artísta sino por como fluyo la entrevista por la peculiar forma de ser de Dalí. Aunque el periodista recordando esta entrevista menciona: «Era un hombre consciente de los medios. En cuanto se encendían los reflectores, cambiaba. Ya no era el señor Dalí: era el Divino Dalí». A pesar de ser de 1971 en la actualidad sigue siendo toda una experiencia verla.
Por cierto, apenas unos cuantos meses antes de su fallecimiento, y probablemente una de sus últimas entrevistas, fue a López Obrador.
“Hoy fue un día soleado”
A raíz del contexto en los medios de comunicación que comente en el 2do párrafo de la columna, Televisa tenia (y tiene) tal influencia y tan poca ética que decidió ser mancuerna del PRI para tergiversar los hechos que afecten a tal partido al momento de informarlos. En este fin se vio envuelto Jacobo Zabludovsky quien tuvo que informar con el filtro impuesto por el gobierno, tuvo opción de oponerse pero su trabajo estaba en juego. Por lo anterior son polémicas las opiniones respecto a el.
Zabludovsky estaba consciente de ello. A sus 86 años al recibir la Medalla Eduardo Neri por sus 70 años de actividad periodística en la cámara de diputados pronuncio las siguientes palabras en su discurso:
“Esta mañana no vengo a otra cosa más que a pedir perdón. Quiero pedir perdón a todos los que ofendí o lastimé o desacredité durante mi larga carrera periodística. Perdón por haberme sometido a las exigencias de la empresa en la que trabajaba, del gobierno al que servía, de los políticos a los que me rendí. Perdón por torcer la realidad. Perdón por no haber contribuido en aquellos desafortunados años a la libertad de expresión que ahora pretendo ejercer con profundo arrepentimiento. A eso he venido esta mañana: a pedir perdón”.
Por Gerardo Salas.
El autor es coordinador de Juventudes Progresistas Baja California y ex presidente de la comisión estudiantil del Colegio nacional de licenciados en administración Tijuana.
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