El presidente de México, Enrique Peña Nieto, se reunirá este martes con su homólogo estadounidense, Barack Obama, en Washington, en su primera visita a la capital de Estados Unidos como mandatario.
Peña había pisado la Casa Blanca en mayo de 2012, meses antes de asumir el cargo.
La Secretaría de Exteriores mexicana ha detallado que la colaboración entre los dos países en inmigración es uno de los principales asuntos a tratar en la agenda. México desea reconocer a la Administración de Obama la acción ejecutiva que protege, de momento, a cerca de cinco millones de personas indocumentadas, la mayoría de ellas de nacionalidad mexicana: un 80%, según los cálculos del Gobierno mexicano.
Además del paso de personas, uno de los temas sempiternos en la agenda de los dos países, que comparten una frontera de 3.185 kilómetros, la más transitada del mundo con 350 millones de cruces al año, están los efectos económicos.
El 70% del comercio que intercambian es terrestre. México es el tercer socio comercial de Estados Unidos, y este el primero el primero de su vecino del sur: el 80% de las exportaciones mexicanas se dirigen a territorio estadounidense.
Pero en la práctica, la lentitud para cruzar la frontera de un camión de carga, legal, provoca pérdidas millonarias. Los tiempos de espera en los puentes fronterizos (Tijuana, Nogales, Nuevo Laredo y Nogales) va desde una hora hasta tres, lo que se traduce en pérdidas directas de al menos 549 millones de dólares anuales e indirectas de cerca de 7.285 millones de dólares al año, según el estudio Working Together: Economic Ties between the United States and Mexico, del Instituto Woodrow.
Esta es también la primera vez que los presidentes se reúnen después de que Peña Nieto enfrentase el año más duro de su Gobierno, salpicado por escándalos, inseguridad y sellado por la tragedia de Ayotzinapa: la desaparición de 43 estudiantes de magisterio en una emboscada, que causó in situ la muerte de seis personas. EE UU ha mostrado su preocupación y ha ofrecido su cooperación en la identificación de los restos que la Fiscalía mexicana ha mostrado como los que, probablemente, pertenecen a los jóvenes.
El subsecretario de Relaciones Exteriores de México, Sergio Alcocer, recordó que su país ha aceptado el ofrecimiento del Gobierno de EE UU y el de “cualquier otro gobierno que haya, bien colaborado o bien ofrecido su colaboración”.
El subsecretario de Relaciones Exteriores añadió que en la reunión se abordará la preocupación por la violencia, pero subrayó que “no únicamente se circunscribe” al caso mexicano.
Puso, por ejemplo, el caso de las protestas en Ferguson, desatadas después de que un fallo judicial declarase inocente a un policía blanco que había matado a un joven negro de 18 años, Michael Brown. “Dentro de Estados Unidos sabemos que han existido fenómenos de violencia en la zona de Misuri, por mencionar un caso”.
En la víspera de iniciar su viaje, la noche del domingo, el presidente Enrique Peña Nieto emitió un mensaje en cadena nacional con motivo del Año Nuevo donde insistió en que comparte la indignación de lo que calificó como «un año difícil», sin mencionar directamente el caso de Ayotzinapa, y reiteró: «Tengo el firme compromiso de combatir la corrupción y la impunidad».
Otro de los temas a tratar, aseguró Alcocer, es la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. México, que había anunciado la condonación de una parte de la deuda del Gobierno de La Habana con el país, e incluso estableció una oficina para el comercio exterior en la isla para intentar un acercamiento con el régimen castrista, no participó en las negociaciones entre Washington y La Habana.
En la rueda de prensa en la que el subsecretario anunció los temas de la agenda oficial, Alcocer detalló que, entre ellos, están, además, los límites marítimos, la inclusión financiera o la bancaria, y los desastres naturales que afectan a los países.
Diario El País.
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