La economía de Escocia está lejos de ser un oasis de riquezas o un pozo de desesperanza dentro de Reino Unido. Los niveles de ingreso, desempleo, productividad laboral e inequidad son notablemente similares a los del promedio combinado de Reino Unido.
Completamente integrada después de 307 años de unión, Escocia comparte las instituciones económicas de Reino Unido, su sistema fiscal y sus mecanismos de seguros para apoyar a las áreas económicas en problemas, como Irlanda del Norte, y extraer dinero de lugares de gran actividad, como Londres.
La principal diferencia es el petróleo. Las finanzas públicas de Escocia serían un desastre si no recibiera la mayor parte de los ingresos del petróleo después de la independencia, por lo que su prosperidad inicial depende de los términos del divorcio. Las siguientes cinco consideraciones serán fundamentales.
Moneda
Reino Unido rechazará una unión monetaria formal. Los economistas piensan que la mejor opción disponible sería usar al principio de manera unilateral la libra esterlina, y poco tiempo después establecer el banco central de Escocia y su moneda.
Esa opción es factible y podría llevar estabilidad de divisas si el banco central de Escocia fija el tipo de cambio de la libra escocesa con la libra esterlina, tal como Dinamarca fija la corona al euro.
El inconveniente es que se requeriría de mayores reservas de divisas, algo necesario para defender su fijación y la falta de flexibilidad económica que los tipos de cambio flotantes traen consigo.
El mayor riesgo es la fuga de capitales, de Escocia y sus bancos, de gente que podría temer una futura depreciación y que prefiriera que sus activos financieros tuvieran una denominación en libras esterlinas, euros o dólares.
Reservas
Para defender una paridad fija, Escocia independiente necesitaría reservas de divisas mucho más grandes que los 15 mil millones que el país podría heredar de Reino Unido.
Para igualar el nivel de reservas que tiene Dinamarca, Escocia necesitaría 34 mil millones de libras.
Finanzas públicas
La división de los activos y pasivos de Reino Unido implicarían negociaciones tortuosas. Angus Armstrong y Monique Ebell escribieron en la última edición del Oxford Review of Economic Policy que en cualquier división razonable, una Escocia independiente empezaría su vida «con una importante carga por la deuda», obligando a recortes de gastos o al incremento de impuestos «por muchos años», que serían más restrictivos que los que Reino Unido ha enfrentado desde 2010. Alex Salmond, líder del SNP, estaría tentado a realizar una amenaza de rechazar deudas de Reino Unido, pero habría un precio que pagar, ya que Escocia necesitaría el apoyo de Gran Bretaña en asuntos tales como su solicitud para unirse a la Unión Europea.
Productividad
En el largo plazo, la productividad de Escocia independiente recaería en la capacidad de la nación de elevar las tazas de crecimiento para mantener estándares de vida más altos. Esto requeriría de mayor productividad, esto es más producción por cada hora trabajada o capital utilizado hasta ahora.
Actualmente la economía de Escocia tiene una dependencia más alta de los servicios financieros y del petróleo que el resto de Reino Unido. Ambos sectores están disminuyendo debido las decrecientes existencias de petróleo del Mar del Norte y el sector financiero de Gran Bretaña se contrae.
El gobierno escocés espera que con menores impuestos corporativos se alentará un nuevo espíritu empresarial.
Demografía
La población de Escocia está envejeciendo más rápidamente que la del resto de Reino Unido, aumentando la presión en las finanzas públicas y en los costos de seguridad social. Para aumentar la tasa de crecimiento de Escocia, sería necesario atraer a más trabajadores e inmigrantes. Escocia podría no ser capaz de atraer inmigrantes tan fácilmente, especialmente si ha fallado en atraer a tantos migrantes en los últimos años como las regiones inglesas con niveles salariales similares.
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