El Vaticano comunicó que el cuerpo de Benedicto será velado desde el lunes en la Basílica de San Pedro y su funeral se llevará a cabo el 5 de enero.
Benedicto, quien en 2013 se convirtió en el primer papa en 600 años que renuncia a su cargo, falleció este sábado a los 95 años en el monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano, donde vivía desde que dejó el cargo, informó un portavoz del Vaticano.
“Con dolor les comunico que el Papa emérito, Benedicto XVI, ha fallecido hoy a las 9:34 en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano. Más información será proporcionada tan pronto como sea posible”, se lee a través de la declaración escrita de la Santa Sede.
El Vaticano precisó que el cuerpo de Benedicto será velado a partir del lunes en la Basílica de San Pedro. El Vaticano tiene rituales minuciosamente elaborados para lo que sucede después de la muerte de un papa reinante, pero no se conocen públicamente los de un expontífice romano.
Y su funeral se llevará a cabo la mañana del 5 de enero. El Papa Francisco presidirá la ceremonia, que tendrá lugar en la enorme plaza frente a la basílica.
A principios de esta semana, el papa Francisco reveló durante su audiencia general semanal que su predecesor estaba “muy enfermo”, y pidió a la gente que rezara por él.
Durante casi 25 años, como cardenal Joseph Ratzinger, Benedicto fue el poderoso jefe de la oficina doctrinal del Vaticano, entonces conocida como Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF).
Durante su pontificado, Ratzinger debió enfrentar varias crisis, siendo la más grave el escándalo producido por los delitos de abusos sexuales a menores por parte de miembros de la Iglesia en varios países del mundo. Fue él quien tomó las primeras medidas para lidiar con estos casos de un modo más efectivo y transparente.
Pero desde antes de ser elegido Papa, ya enfrentaba Ratzinger una permanente campaña de calumnias, que iban desde la clásica y abusiva asociación “alemán = nazi”, en su caso especialmente infundada, a ota asociación igualmente caprichosa entre la Congregación de la Doctrina de la Fe y un tribunal de Inquisición.
La difamación también implicó acusar al propio Benedicto XVI de encubrimiento de los crímenes de pederastia; sin embargo, la verdad se impuso y Ratzinger fue llamado “el barrendero de Dios”, por la tarea de limpieza que llevó adelante no sólo respecto de los sacerdotes abusadores sino también de las finanzas vaticanas. Dos líneas de trabajo continuadas por su sucesor, Francisco.
Los conservadores de la Iglesia han considerado al antiguo Papa como su abanderado y algunos ultratradicionalistas incluso se han negado a reconocer la legitimidad de Francisco.
Los más conservadores en la Iglesia han criticado a Francisco por su actitud más acogedora hacia los miembros de la comunidad LGBTQ+ y hacia los católicos que se divorciaron y volvieron a casarse fuera de la Iglesia, afirmando que ambos socavan los valores tradicionales.
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