Los Ángeles enfrenta uno de los momentos más críticos de su historia reciente debido a tres incendios devastadores que han causado la muerte de dos personas, destruido más de 1,000 edificios y obligado a evacuar a 70,000 residentes.
La magnitud de los siniestros, agravada por vientos huracanados de más de 160 kilómetros por hora, ha llevado a la alcaldesa Karen Bass a declarar el estado de emergencia, mientras que el presidente Joe Biden ha emitido una declaración de “catástrofe grave” para canalizar apoyos federales.
Los incendios comenzaron el martes en Pacific Palisades, al sudoeste de la ciudad, y rápidamente se expandieron a través del cañón de Topanga, destruyendo matorrales, viviendas y automóviles. Hasta el momento, más de 6,400 hectáreas han sido consumidas en esta zona, donde la situación sigue siendo alarmante.
El jefe de bomberos, Anthony C. Marrone, confirmó que el incendio está «controlado al 0%». Los fuertes vientos han impedido el uso de aeronaves para combatir las llamas, mientras que los hidrantes en la zona han quedado sin agua, complicando aún más las labores de extinción.
El segundo incendio, denominado “fuego de Eaton”, afecta a las localidades de Pasadena y Altadena, al noreste de Los Ángeles. Este siniestro ha dejado dos fallecidos y continúa avanzando, amenazando con arrasar más propiedades y vidas humanas.
Finalmente, el fuego de Hurst, en la zona de Sylmar, comenzó más tarde pero ya ha contribuido significativamente al caos en el condado. Las autoridades trabajan sin descanso para evitar que estos focos sigan propagándose hacia áreas urbanas densamente pobladas.
Evacuaciones masivas y caos en las carreteras
Los servicios de emergencia han emitido órdenes de evacuación para más de 37,000 personas solo en Pacific Palisades, donde los incendios amenazan con llegar a Santa Mónica. El pánico ha llevado a atascos masivos en las carreteras, obligando a algunos residentes a abandonar sus vehículos y huir a pie. Las escuelas de las zonas afectadas, si no han sido destruidas, permanecerán cerradas al menos hasta el miércoles.
Los esfuerzos para contener los incendios se han visto obstaculizados por la obsolescencia del sistema de agua en algunas áreas. El Departamento de Agua y Energía trabaja contrarreloj para restablecer el suministro, pero esta falla recurrente subraya las debilidades de la infraestructura de la ciudad frente a emergencias de esta magnitud.
A pesar de los desafíos, los equipos de bomberos continúan luchando contra las llamas, priorizando evitar que el fuego se propague a barrios aledaños. Sin embargo, las condiciones meteorológicas, combinadas con la magnitud de los incendios, han convertido esta labor en una batalla titánica.
El trío de incendios forestales se produce cuando los meteorólogos advirtieron sobre las condiciones meteorológicas causadas por La Niña , un fenómeno climático vinculado a condiciones más secas y sequías en el sur de EE. UU., que probablemente causó un clima seco reciente en Los Ángeles.
La ciudad registró por última vez más de una décima de pulgada de lluvia en mayo, según Los Angeles Times, ya que el área experimentó una sequía. Otro incendio en Pacific Palisades se produjo en 2021, que quemó más de 1200 acres.
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