LA VERDAD NOS HACE SOLIDARIOS, pues nos obliga a estar siempre en el camino, allí donde todos somos parte de un coro de manos y miradas en espera. Y mientras alguien como el candidato presidencial republicano, Donald Trump, llega a México para reunirse en privado con el presidente de los mexicanos, ambos vivirán pleno su secreto. Al día en curso, todavía no veo el beneficio, ni he logrado determinar y resolver sobre lo que pudieron haber tratado, más aún cuando horas después Trump reiteraba en el Centro de Convenciones de Phoenix: «Vamos a construir una enorme muralla en la frontera Sur y expulsaremos a los migrantes que no tengan papeles a sus países de origen».
El encuentro entre los dos personajes que se llevó a cabo en la Residencia Oficial de Los Pinos, saca chispas. Hace cuando menos 30 años que la relación bilateral no llegaba a estos niveles de tensión, recriminaciones y descalificaciones mutuas. Geografía es destino.
Estados Unidos y México además son socios indispensables. Pelearse no es una opción para quienes gobiernan a sociedades
entreveradas en lo económico, lo político y, más importante, lo social. A nadie le conviene estirar la atención al grado que se hizo en 1985 cuando la frontera entre los dos países fue cerrada por el presidente Ronald Reagan durante varios días como resultadodel asesinato, el del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar. Nadie gana con la prolongación de los desencuentros.
Y… Usted, ¿cómo la ve? Ahí se la dejamos
Eugenio Gene Carrasco
/Director de la Revista Campestre
Contacto: [email protected]
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