By El director del Centro de Ludopatía y Crecimiento Integral, Carlos del Moral Ehlers, aceptó que últimamente se ha notado una mayor incidencia de la ludopatía en los jóvenes por el auge de los videojuegos, los teléfonos inteligentes e internet, si bien la enfermedad puede afectar a cualquier persona, sea hombre, mujer, joven o mayor.
Se ha demostrado que la mayor parte de los ludópatas presentan inmadurez y tendencia hacia la depresión, suelen ser mitómanos y tener baja autoestima, refiere.
Entre los tipos de apostadores se encuentran los que son jugadores sociales (el que juega por diversión, pero inicia y finaliza en juego cuando lo desea); el jugador profesional( quien se dedica al juego para ganar dinero y no tiene implicación emocional en las apuestas); el jugador problema (aquel que tiene una conducta de juego frecuente, crea problemas económicos , y tiene tendencia a perder el control); y el jugador patológico o ludópata (que tiene una dependencia emocional al juego, pérdida de control, respecto a este, y una interferencia con el funcionamiento de su vida cotidiana, señala el especialista.
En el país, la mayor parte de los ludópatas son hombres (95%), con alto coeficiente intelectual, comienzan a edades tempranas; desarrollan una sensación de euforia (similar a inhalar cocaína; están “high” mientras piensan, planean y ciertamente juegan).
Desarrollan pensamientos mágicos y obsesiones; manifiestan alteraciones fisiológicas como estrés, malestar físico general como dolores de cabeza, fatiga, trastornos el sueño y alteraciones gastrointestinales). También presentan manifestaciones emocionales como cambios de humor, irritabilidad, baja autoestima, sentimientos de culpa, frustraciones, resentimientos, miedo, vergüenza, y ansiedad.
México no cuenta con estadísticas certeras que den fe de la gravedad del juego patológico, sin embargo, se estima que pueden haber dos millones de personas directamente afectadas por problemas de apuestas más otros seis millones que se ven indirectamente afectados (familiares, amigos, patrones). Y el mercado esta en aumento, desde que Mexico decidió autorizar la apertura de Casas de Apuesta y Juegos.
Desatención familiar, falta de comunicación, alteraciones en la sexualidad, desintegración familiar, divorcios, bajo rendimiento, desmotivación, ausencias, fraudes, pérdida del patrimonio familiar, bajo rendimiento laboral y escolar, prostitución, violencia intrafamiliar, despidos, aislamiento, disminución de las actividades sociales por falta de ánimo, falta de ahorro familiar, encarcelamiento y suicidio son algunas de las consecuencias que provoca la ludopatía.
Esta enfermedad reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es entendida como un comportamiento que se caracteriza por la incapacidad que tiene una persona de abstenerse y detenerse respecto al juego a pesar de estar consciente de sus consecuencias negativas.
Un estudio de Linden, Pope y Jonas, McCormick; Russo, Ramírez y Taber señala que 85% de los ludópatas piensa en la muerte, 49% de los ludópatas planea la muerte, y 19 % de los ludópatas se suicida.
La Asociación Americana de Psiquiatría define la enfermedad como un trastorno mental, y un trastorno del control de los impulsos.
La OMS también lo ubicó como un trastorno mental en su clasificación internacional de enfermedades en 1992, y para la Organización mundial Jugadores Anónimos, jugar compulsivamente es una enfermedad emocional de naturaleza progresiva que nunca puede curarse, pero sí detenerse.
Entre sus características están la obsesión continua por jugar y conseguir dinero para seguir jugando; la necesidad de incrementar la cantidad y el tiempo para alcanzar o conseguir el grado de excitación deseada; el fracaso repetido en los esfuerzos por controlar; interrumpir o controlar el juego; la persona se siente intranquila e irritable cuando no puede jugar; y el ludópata no se conforma cuando gana y cuando pierde regresa rápidamente a recuperar, hasta cometer actos ilegales para financiar el juego, concluyen expertos al reconocer que la ludopatía es la adicción de la década al haber un crecimiento exponencial de esta enfermedad.
Staff Campestre
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