La noticia se da horas después de que el Presidente Enrique Peña Nieto ofreciera un discurso con motivo de su II Informe de Gobierno, donde presumió sus 11 reformas constitucionales logradas para impulsar el crecimiento del país.
También este martes, los analistas del sector privado consultados por el Banco de México (Banxico) bajaron su estimado de crecimiento para este año de 2.56 a 2.47 por ciento.
Esta es la octava baja consecutiva estimada por los expertos en lo que va de los 21 meses del sexenio de Peña Nieto. Para el World Economic Forum (WEF), hasta las “fortalezas tradicionales de México”, como su entorno macroeconómico, sufrieron una reducción: la estabilidad macro cayó del sitio 49 que reportó en 2013, al 53 que ostenta hasta hoy.
El WEF realiza sus cálculos de competitividad apoyado en el análisis de empresarios de todo el planeta que evalúan a los países en función de 117 asignaturas, divididas en 12 grupos, fortalezas o “pilares”.
De ellos, el WEF destaca los que son considerados como los que otorgan “notables desventajas competitivas”, y para México, son ocho: Calidad de corrupción; regulación tributaria; ineficiencia de la burocracia pública; crimen y violencia; acceso al financiamiento; tasas tributarias; inadecuada infraestructura; regulaciones laborales restrictivas e inadecuada educación de la fuerza laboral.
El crimen y la violencia son el cuarto factor más problemático de México para hacer negocios, según el radar de competitividad del WEF.
La encuesta que aplicó el Foro Económico Mundial a los empresarios para determinar el lugar de competitividad, el valor más problemático resultó el de corrupción, con un registro del 18.6 por ciento de la frecuencia de respuestas; y la regulación tributaria, con el 14.6 por ciento de los resultados.
Además, se critica que “la calidad de su sistema educativo no ofrece el conjunto de calificaciones que requiere una economía mexicana en pleno cambio” y se menciona el bajo desarrollo en el área de las tecnologías
LOS MÁS COMPETITIVOS EN AL
Chile, Panamá y Costa Rica son los tres países más competitivos de Latinoamérica, según el índice que a este respecto elabora cada año el Foro Económico Mundial y que fue divulgado en Ginebra.
Esta clasificación mundial –que identifica las fortalezas y debilidades de los 144 países analizados– está liderada, por sexto año consecutivo, por Suiza. Al analizar la evolución económica en Latinoamérica, el informe considera que resulta urgente reforzar la competitividad mediante las inversiones y la implementación completa de reformas estructurales si se pretenden consolidar los progresos económicos y sociales en varios países en los últimos años.
En esa línea, se considera que la “resistencia económica de Latinoamérica” dependerá de afianzar las bases de su economía, para lo que debe impulsar su competitividad.
A esto se oponen toda una serie de elementos, como el bajo nivel regional de productividad, la falta de inversiones en áreas que luego contribuyen al crecimiento–infraestructuras, innovación y desarrollo de talentos– y reformas que van con retraso.
Chile, en el puesto 33 del índice, ha recuperado la posición que perdió el año pasado y “se mantiene como la economía más competitiva de Latinoamérica, con un perfil muy estable”.
Este país sigue apoyándose en “activos tradicionales, como sus instituciones, con bajos niveles de corrupción; un gobierno eficiente, solida estabilidad macroeconómica y bajos niveles de déficit y de deuda pública”.
Sin embargo, el informe apunta a que Chile necesita al mismo tiempo “diversificar su economía, moviéndose hacia actividades más basadas en el conocimiento”, para lo cual debe concentrar sus esfuerzos en mejorar la calidad de la educación.
Panamá ocupa el segundo lugar en Latinoamérica y el primero en la subregión centroamericana, a pesar de que en este informe ha caído ocho lugares para ubicarse en el puesto 48.
“Esta caída es provocada por el ligero deterioro en la percepción del funcionamiento de las instituciones, particularmente por su incapacidad de combatir la corrupción y elevar la eficiencia gubernamental”, indica el análisis de los economistas del Foro.
Brasil bajó una posición y se ubica en el lugar 57, un declive que se explica por su incapacidad para resolver problemas persistentes en la infraestructura de transportes y la percepción del deterioro de sus instituciones, sobre todo en cuanto a la eficiencia del Estado y la corrupción.
Staff Campestre
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