En los últimos dos días, la región del Valle de San Quintín, en Baja California, ha vivido una revuelta e irrupción social por las protestas de trabajadores jornaleros originarios de Oaxaca, Guerrero y Chiapas, que derivó en saqueos de tiendas y comercios, incendio de gasolineras, bloqueos de vías de comunicación como la Autopista Transpeninsular de Ensenada, y una situación de caos en varias comunidades en las que tuvo que entrar el Ejército y la Policía Estatal que repelieron protestas con balas de goma y gases lacrimógenos.
Comunidades como Maneadero, Camalú, San Quintín, Colonia Vicente Guerrero, Díaz Ordaz, Santa María y Las Cruces han vivido jornadas de tensión y violencia que comenzaron desde la madrugada del martes cuando un grupo de personas, que decían ser jornaleros que trabajan en los campos de fresa, uva, tomate y otros cultivos de la zona, tomaron la autopista a Ensenada en protesta por las «condiciones de explotación y bajos salarios» en que laboran.
El desalojo de la autopista a Ensenada, por parte de la policía estatal la mañana del martes, desató una ola de saqueos y ataques a negocios y comercios de la región. Nunca antes visto.
El Ejército Mexicano desplegó tropas desde el martes ante la situación de caos en el Valle, pero no fue sino hasta ayer miércoles cuando los militares entraron en el poblado de la colonia Vicente Guerrero, luego de una protesta afuera de las oficinas del Ministerio Público que exigía la liberación de varias personas detenidas el martes durante los saqueos.
Ayer por la tarde se reportaba calma en comunidades como Camalú, Díaz Ordaz, pero continuaban las movilizaciones de grupos en San Quintín, Las Cárdenas y Santa María. El trabajo en los campos se encuentra en paro y ayer se reportaba la detención de 200 personas tras los disturbios.
La irrupción de los jornaleros, que lleva ya 48 horas, es encabezada por la organización Alianza Nacional, Estatal y Municipal, que denuncia cerrazón de las autoridades estatales ante sus peticiones de dialogar sobre las condiciones de explotación en que laboran cientos de familias de jornaleros, en su mayoría indígenas provenientes de los estados de Oaxaca, Guerrero y Chiapas, en los campos de la región.
La Alianza dice que desde octubre pasado entregó un pliego petitorio donde pide acabar con el «salario compactado» en el que los patrones suman las prestaciones de los jornaleros como si fueran sueldo y evitan así el pago de esos beneficios.
La sublevación de los jornaleros de San Quintín se produce días después de que el secretario del Trabajo federal, Alfonso Navarrete Prida, informó que fueron rescatados 200 jornaleros agrícolas de la sierra Tarahumara que eran víctimas de explotación y que fueron reclutados en el municipio de Creel, Chihuahua, para trabajar para la empresa Corporativo El Cerezo Sociedad Agrícola, con domicilio en Guanajuato, para ser trasladados con engaños para trabajar en Comondú, Baja California Sur, «en condiciones ilegales, insalubres y de miseria salarial».
En respuesta, los agricultores y minifundistas de la región han acusado la presencia de «grupos externos y de encapuchados» y han señalado al partido Morena, de Andrés Manuel López Obrador, de estar detrás de la movilización. Los empleadores aseguran que los sueldos de los trabajadores de los campos están dentro de la ley y rechazan las denuncias de «explotación».
Sin embargo hay una tercera versión sobre las movilizaciones y surge de informes de inteligencia federal que afirman que detrás de las manifestaciones violentas podrían estar grupos del narcotráfico que se disputan la plaza de Baja California, concretamente el Cártel de Sinaloa que busca desplazar a lo que queda de Tijuana de los Arellano Félix, debilitados desde el asesinato de Francisco Rafael Arellano Félix en una fiesta en Cabo San Lucas en octubre de 2013. El caos generado en la región beneficiaría esa pugna entre cárteles según los reportes de inteligencia.
Por lo pronto el Valle de San Quintín anochecía ayer entre la tranquilidad recuperada en algunas zonas y la tensión que continúa en otras partes y los campos agrícolas de la región en paro laboral. Las condiciones históricas de explotación de los jornaleros son el caldo de cultivo de esta irrupción que por lo pronto tiene en jaque al estado fronterizo con California, y cuyas frutas y legumbres son exportadas mayoritariamente a Estados Unidos, en una de las agroindustrias más prósperas del país, sobre todo con el alza del dólar en las últimas semanas. ¿Qué más hay detrás de esta revuelta de jornaleros en Baja California?
Serpientes y Escaleras / Salvador Garcia S.
Columnista Invitado
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