Un grupo de submarinistas descubrió de forma fortuita frente a la costa de la ciudad histórica de Cesarea el hallazgo más importante de monedas antiguas de Israel, que incluye 2 mil piezas del período Fatimí, de hace aproximadamente un milenio.
«Se trata del hallazgo más importante de monedas encontradas en Israel, con el que podemos comprender mejor la rica economía bajo esta dinastía musulmana», explicó hoy a Efe Jacob Sharvit, responsable de la unidad marina arqueológica investigadora.
Las monedas fueron localizadas hace dos semanas por buceadores en el suelo marino de este lugar histórico y al intuir la importancia del pecio informaron al responsable del club de buceo de Cesarea, que a su vez dio cuenta del hallazgo a la división marina de Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI).
Desde entonces, la autoridad ha llevado a cabo numerosas inmersiones y gracias a un detector de metales se han desenterrado dos millares de monedas, que pesan en total 6 kilogramos, aunque los expertos creen que puede haber muchas más aún soterradas.
Entre las piezas hay dinares, medios dinares y monedas de un cuarto de dinar de diversos tamaños y peso, pertenecientes a diversos reinados del período Fatimí, que gobernó el norte de África y Palestina a comienzos del siglo X.
Los arqueólogos sugieren que las monedas pudieron haber viajado a bordo de un barco que naufragó cerca de la orilla mediterránea.
«El descubrimiento de semejante cantidad de monedas con un importante valor económico en la antigüedad nos lleva a barajar varias hipótesis sobre su localización en el fondo marino», manifestó Sharvit.
Una de ellas apunta a que se trató de un tesoro oficial a base de impuestos recaudados, que viajaba en una embarcación que navegaba hacia el gobierno central, que en la época se encontraba en Egipto.
Pero no es la única, otra de las teorías indica que «probablemente las monedas tenían como destino el pago de salarios a guarniciones militares fatimíes estacionadas en Cesarea y que protegían la ciudad», abunda el investigador.
Tampoco se descarta la hipótesis de que el dinero perteneciera a un gran barco mercante que comerciaba entre diferentes ciudades costeras que serpenteaban en el Mediterráneo, donde se hundió.
Las monedas que han visto la superficie se encuentran en perfecto estado de conservación.
«Pese al hecho de haber estado en el fondo del mar durante miles de años, no han requerido ninguna limpieza o labor de recuperación. Esto se debe a que el oro es un metal noble y no se corroe en contacto con el aire o el agua», señala Robert Cole, experto en numismática de la AAI en un comunicado.
Las monedas continuaron siendo de uso tras la conquista cruzada de Tierra Santa, un siglo después de que los musulmanes controlaran la región, en particular en las ciudades portuarias en las que se realizaban intercambios comerciales internacionales.
Varias de ellas presentan marcas de mordidas, lo que pone de manifiesto que fueron inspeccionadas por sus propietarios o mercaderes. Otras tienen señales de desgaste o erosión por el uso, si bien hay algunas que parecen recientemente acuñadas.
Las monedas llevan insignias de varios lugares del reino Fatimí, la mayor parte pertenecen al Califa Al-Hakim, que gobernó entre el año 996 y el 1021, y a su hijo, Al-Zahir (1021-1036), y fueron acuñadas en Egipto y África del Norte.
La más antigua corresponde a un cuarto de dinar acuñado en Palermo (Sicilia) en la segunda mitad del siglo IX, mientras que la más moderna data del 1036, fecha que ha llevado a los arqueólogos a concluir que el barco pudo hundirse en ese período.
El imperio fatimí fue el cuarto califato islámico que gobernó el Norte de África del año 909 al 1171. Inicialmente con sede en Túnez, la dinastía controló buena parte de la costa mediterránea de África y convirtió Egipto en el centro de su gobierno.
En su momento álgido se extendía además a varias áreas del Magreb, Sudán, Sicilia, Palestina, Siria, Arabia Saudí y Yemen.
Sharvit indicó que la dinastía llegó a tener en la época de máximo apogeo 12 millones de dinares, según documentos históricos, una marina y un rico comercio.
De momento, sólo se han desenterrado monedas, pero los investigadores no descartan encontrar en posteriores investigaciones restos de alguna embarcación, de viejos muelles o cerámicas que puedan arrojar luz sobre uno de los secretos mejor guardados de la antigua Cesarea.
El Universal
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