“Niñas, niños y migración” se tituló el panel que se presentó en el séptimo día de Tijuana Innovadora 2014 “Diáspora Mexicana, el talento que voló al norte”, donde expertos analizaron el tema y concluyeron que es una responsabilidad compartida que deben afrontar los países de origen y Estados Unidos.
Alberto Díaz-Cayeros, investigador Social de la Universidad de Stanford, como moderador, empezó por fincar que el tema se debe procurar más allá de lo obligado, atendiendo a la ética y la moral.
El doctor Eric L. Olson, director asociado del Programa de América Latina del Centro Internacional Woodrow Wilson para Académicos, en Washington, dijo que el tema de los niños migrantes se polemizó el verano pasado a raíz de que las autoridades migratorias anunciaron que darían un permiso temporal de estancia en Estados Unidos a menores que cruzaron solos la frontera, fenómeno que se disparó en el último año.
Precisó que en 2013, 70 mil niños, el doble que en 2012, llegaron solos desde Centroamérica. Reveló que la gran mayoría entró por las fronteras de Matamoros o Reynosa y muy pocos por Tijuana. En su mayoría son hondureños, le siguen guatemaltecos y salvadoreños, y un 20 por ciento de niños mexicanos.
¿Por qué están saliendo de su país? la respuesta a esta interrogante es la violencia generalizada, principalmente en El Salvador, y en menor escala Guatemala y Nicaragua. Otros lo hacen por violencia intrafamiliar, y otros para buscar trabajo o reunirse con familiares.
Agregó Olson que la política estadounidense ya empezó a cambiar, a raíz de las deportaciones masivas ya no les da el permiso e inmediatamente regresa a los menores a sus países de origen. Apuntó que a su vez también México ha aumentado sus deportaciones de menores que cruzan por la frontera sur, en 2013 llegó a 80 mil niños.
Por su parte Antonio Meza Estrada, director del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset México, narró la historia de Felipe Morales, un joven mexicoamericano que recibió todos los honores como universitario y que estaba listo para estudiar su maestría en instituciones de prestigio que lo habían aceptado, sin embargo, en medio de la fiesta familiar, debido a su condición migratoria le retiraron la beca y lo rechazaron en la universidad.
“Como él hay 800 mil ´dreamers´”, mencionó Estrada. Dijo que en su experiencia como cónsul en Texas se percató que la mayoría de los niños que cruzaban ilegalmente ya tenía varios intentos detrás, absoluto desconocimiento incluso de lo que es un pasaporte, con muchos hermanos y sin padre o madre. “Se necesita una compromiso de ambos países, no todo es comercio, no todo es turismo ni buena voluntad”, sentenció.
Por parte del Colegio de la Frontera Norte (COLEF), la investigadora Gabriela Zamora, dio a conocer más datos. En los últimos 15 años han sido repatriados 10.2 millones de personas, 700 mil han sido menores de edad, de éstos 70 por ciento son hombres y el resto mujeres.
Durante el 2013 se repatriaron a casi 18 mil menores, 48 niños diariamente. La escolaridad promedio es de secundaria, los varones con experiencia laboral previa en construcción, el campo o comercio informal, y la mayoría lo hace para mejorar su situación económica.
Los lugares de donde provienen son principalmente de Sonora, Oaxaca, Guerrero y Michoacán. “Antes eran del centro y sur del país, ahora prevalecen del norte y centro”, reveló.
Entre los riesgos o miedos que refieren los niños están los de la presencia del crimen organizado, las inclemencias del clima en el desierto o el temor a ahogarse en el río. El costo por “el cruce” oscila entre los 1,500 y 5 mil dólares.
Aunque la mayoría de los niños lo hace para buscar trabajo o reunirse con familiares, otros trafican drogas. Los “burreros” cargan la droga en la mochila a cambio de un pago que va de los 5 mil a 10 mil pesos. Los “coyotitos” o “polleritos” ocupan diferentes roles, como guías del grupo, los “torreros” que corren cuando son detectados y distraer a los agentes, los “halcones” y los “raiteros”.
Concluyó la experta que el tema es grave toda vez que no se resuelve el problema económico del país de origen, en este caso México, con 2 millones de niños en pobreza, y 4 millones en pobreza extrema.
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