A flor de labios, y de piel el magnate inmobiliario saco todo su odio, racismo y animadversión en contra de los latinos, pero principalmente de los mexicanos. Al realizar su anuncio oficial para competir por la Casa Blanca en 2016, el multimillonario Dunald Trump dejó entrever su postura antiinmigrante, principalmente con México.
Reprochó que México no envíe a los Estados Unidos «a los mejores, sino a la gente que tiene problemas (…) vienen del país vecino personas que traen drogas, crímenes, violadores…», no obstante dijo no generalizar el espectro, pues aseguró que también viene buena gente.
Desde la Torre Trump, en Nueva York, el polémico magnate criticó que «todos los políticos hablan y no actúan», incluyendo al presidente Barack Obama.
Su discurso, de 45 minutos, rescató el sentimiento nacionalista de un país que, según dijo, se ha convertido en el «basurero de todos los problemas de los demás».
Criticó el radicalismo islámico, el avance económico de países como China y Japón y también señaló que México está «ahogando económicamente» a Estados Unidos.
UN GRAN MURO EN LA FRONTERA
Afirmó que, si llega a la Casa Blanca, construirá un «gran, gran muro» en la frontera sur.
«Y haré que México lo pague» , agregó, y señaló que como magnate inmobiliario, nadie levanta «mejores muros» que los suyos y los construye «muy baratos» .
«México no es nuestro amigo» , insistió, y dijo que sus impresiones sobre los inmigrantes se basan en los comentarios que ha recibido en la policía fronteriza.
«Un país sin fronteras, simplemente no es un país», insistió.
(Con información de EFE)
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