El gobierno de Estados Unidos ha ofrecido 7 mil 678 cursos a 9 mil militares mexicanos en tácticas de fuerzas especiales, operaciones antinarcóticos y estrategias antiterrorismo a lo largo de los últimos cinco años, en los que el Pentágono ha gastado casi 60 millones de dólares en la capacitación de soldados y marinos para enfrentar a los cárteles de la droga y prevenir atentados en territorio mexicano.
De forma directa, y con base en un presupuesto aparentemente inagotable, el Pentágono ha logrado influir durante los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña en la educación y perfeccionamiento de una nueva generación de soldados mexicanos a quienes ha dotado de conocimientos altamente letales en temas como guerras irregulares y asimétricas, operaciones urbanas y hasta encubiertas.
Una investigación de MILENIO en archivos del Departamento de Estado y el Comando del Norte detalla que en la media década desde el inicio de la Iniciativa Mérida, EU ha financiado cientos de entrenamientos especiales para soldados mexicanos por un monto equivalente a 800 millones de pesos. Es dinero que ha sido usado, entre otras áreas, en la formación de francotiradores, ingenieros capacitados en demoliciones submarinas, buzos adiestrados en infiltración, paracaidistas y expertos en explosivos.
También, médicos de combate, especialistas psyops en operaciones psicológicas, analistas de inteligencia, técnicos en análisis geoespacial y “soldados de reacción rápida”.
Las clases no han parado: sin interrupción desde 2009, año en el que la Iniciativa Mérida comenzó a funcionar plenamente, entrenadores de la Fuerza Delta, los Seals y las Boinas Verdes han transferido toda una gama de técnicas bélicas a estudiantes mexicanos de distintas unidades, muchos de los cuales ahora también están calificados para entrenar a nuevos soldados, replicando el modelo estadunidense aun entre personal que no haya ido al extranjero.
Apenas el pasado 12 de marzo, el almirante William Gortney, del Comando del Norte de Estados Unidos, admitió que el entrenamiento a fuerzas mexicanas crece a ritmos inesperados. “Creemos que tanto la Sedena como la Semar dan un gran valor a la cooperación de seguridad con Estados Unidos”, dijo ante un comité legislativo. “En los últimos tres años hemos visto 60 por ciento de incremento en las oportunidades de entrenar a las fuerzas armadas mexicanas. El año pasado interactuamos con 3 mil estudiantes. Este año anticipamos 4 mil”.
El Comando del Norte estima que se ha multiplicado por 10 el número de solicitudes de las fuerzas armadas mexicanas para “entrenamiento especializado” como operaciones en terreno urbano, conflicto asimétrico y hasta control de retenes.
La Sedena y la Marina han accedido a los cursos, aunque en algunos dedicados a antiterrorismo también se ha invitado a personal del Cisen y en menor número a la Policía Federal, según muestran registros de los departamentos de Estado y Defensa de EU.
Una revisión a los reportes anuales de entrenamiento militar internacional del Departamento de Estado y el Pentágono —con datos contenidos en decenas de tablas y cuartillas—, da una idea de qué tanto se ha profundizado la huella doctrinal estadunidense entre fuerzas mexicanas dedicadas al combate al narco y tareas de seguridad nacional. Desde 2009 se han impartido 7 mil 678 cursos a soldados y marinos financiados por dos partidas, conocidas como Counter Terrorism Fellowship Program y Sección 1004. Ambas son utilizadas por Washington para financiar el entrenamiento de militares extranjeros con cursos de fuerzas especiales, tácticas antinarcóticos y estrategias antiterrorismo en algunas de sus escuelas castrenses más reconocidas.
Los cursos han sido impartidos a soldados y marinos mexicanos por las fuerzas armadas de EU o por parte de militares estadunidenses enviados a territorio mexicano como asesores. Es un cambio marcado respecto a épocas tan recientes como el sexenio de Vicente Fox, cuando Washington redujo al mínimo la cooperación militar con México.
Si en algo Washington no ha escatimado gastos es en la educación de los nuevos comandos mexicanos, soldados de fuerzas especiales a los que invita a entrenar en su territorio. Entre otros sitios, marinos y soldados han recibido adiestramiento en el Centro John F. Kennedy de Guerra Especial, ubicado en Fort Bragg, Carolina del Norte, donde regularmente entrenan fuerzas especiales estadunidense de los Rangers y Boinas Verdes del Ejército. Ahí, por ejemplo, en 2013 recibieron entrenamiento en manejo de armas y buceo 14 elementos de la Sedena y dos de la Marina.
También en ese año, ocho comandos de la Marina y el Ejército fueron enviados a Fort Benning, Georgia, para tomar el curso de Ranger. Clase famosa entre las fuerzas armadas estadunidenses por su dureza: consta de 16 días, durante los que los alumnos deben superar pruebas de aptitud física, sobrevivencia en entornos acuáticos, curso de obstáculos y, en especial, operaciones de unidades pequeñas, propias de un comando que debe operar de forma encubierta.
Los documentos muestran que otros estudiantes han asistido a la Universidad de Operaciones Especiales en la base de la Fuerza Aérea de Macdill, en Florida. En 2014, por ejemplo, un oficial de la Fuerza Aérea Mexicana fue invitado a tomar el curso “Operaciones especiales avanzadas de combate al terrorismo”, con un costo de 8 mil dólares. Como esos cursos, y con costos como esos, hay cientos.
VIA MILENIO
Comments