¿Pero que necesidad? Eso de meterse en problemas se le da al Presidente Peña Nieto con facilidad. ¿Donde están los asesores de la Presidencia? ¿O fueron los asesores los que le insistieron o recomendaron al Presidente poner a un Amigo en la Secretaria de la Función Pública? ¿Era necesario armar semejante teatro de simulación?
El semanario británico The Economist volvió a dedicar su editorial a las erráticas decisiones del Presidente Enrique Peña Nieto. Y desde el extranjero nuevamente le corrigen la plana al Presidente. ¿Será que con este mensaje si entienda, lo que no entiende?
La publicación dio a conocer la editorial titulada “Conflicto de interés en México: un inicio fallido”, en la que cuestiona, de nueva cuenta, el manejo que el Gobierno Federal está dando a la adquisición de bienes y servicios por parte de proveedores, en alusión a las casas otorgadas en la opacidad por parte de Grupo Higa al propio Presidente Peña.
En esta ocasión, también, el semanario hace referencia a la fallida designación de Virgilio Andrade como encargado del despacho de la Secretaría de la Función Pública, quién tendrá que investigar los probables conflictos de interés de funcionarios públicos.
La decisión del Presidente Enrique Peña Nieto de someterse a él mismo, a su esposa y su Secretario de Hacienda a una investigación sobre las acusaciones de conflicto de intereses ha tenido un inicio fallido. El Secretario es incapaz de investigar los contratos hipotecarios que están en el centro del escándalo, lo que plantea dudas sobre la seriedad de su empeño.
En los últimos meses, Peña ha sido perseguido por acusaciones de que él y su esposa, así como Luis Videgaray, obtuvieron casas a crédito de filiales de una empresa de construcción que ha obtenido numerosos contratos gubernamentales. Los tres niegan cualquier fechoría. Pero los contratos hipotecarios no se han hecho públicos, y Peña reconoció, al anunciar la investigación el 3 de febrero, que había sospechas de irregularidades que quería disipar.
El íntimo amigo de Luis VIdegaray y también del Presidente, Virgilio Andrade, a quien Peña nombró como Secretario de la Función Pública y para encabezar la investigación, dijo un día después de ser presentado que la Secretaria (FP) no tiene la autoridad para investigar los contratos hipotecarios o a las tres personas, porque estaban fuera del cargo público cuando las compras habían acontecido. Su único foco estaba en la probidad de los posteriores contratos del gobierno otorgados a la empresa constructora, Grupo Higa. ¿Y entonces de que sirvió lo que dijo el Presidente?
Algunos acusaron a Peña de actuar con cinismo al anunciar con bombos y platillos una investigación que, él debe haber sabido, estaría limitada en su alcance. Teatro Político, Teatro de Simulación. También es ampliamente señalado que el señor Andrade debe su trabajo al señor Peña, y se dice amigo personal del señor Videgaray, lo que plantea dudas sobre su independencia.
“(Para una investigación y castigo a la corrupción) Se necesita voluntad política y hacer cambios de raíz. Una oficina de un fiscal independiente y un organismo de lucha contra la corrupción deben ser la vía rápida. Tristemente, los partidarios del Señor Peña (PRI, Verde, NAlianza) quieren un órgano anticorrupción bajo el control del gobierno”, escribió The Economist en aquella ocasión.
El semanario calificó como “la más reciente vergüenza” del gobierno mexicano la compra de una casa en 2005 que hizo Peña Nieto a una constructora que ganó “una gran cantidad de contratos de su gobierno”, cuando él fue mandatario del Estado de México.
The Economist / Staff Campestre
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