Tips para tener un maquillaje sutil para el trabajo

Hay trabajos donde hay que cumplir con ciertos códigos de maquillaje. Pero hasta en los empleos más desestructurados, existen ciertas reglas tácitas para arreglarse (¡un ojo con sombra ahumada solo funciona si trabajas en una discoteca!). Y si tienes una entrevista de trabajo, el maquillaje cumple un rol importante. Después de todo dicen que la primera impresión es la que cuenta.

Así que toma nota, porque podrías estar exagerando la cantidad de productos que te colocas y aunque no lo creas, tus entrevistadores pueden terminar recordándote por un mal maquillaje, y no por tu curriculum:

1. Una piel impecable siempre es bien recibida: pero esto no quiere decir que uses base hasta que ya no se te vea la piel de la cara.  Si usas una crema CC, te cubrirá lo necesario. Además, debes tomar en cuenta que la mayoría de las veces la luz en los ambientes de oficina es terrible, por lo que te deberías aplicar un rubor en tono rosa o bronce es la clave para que te veas saludable y no pálida.

2. Arregla tus ojos sutilmente: el delíneador negro y la sombra con purpurina debes dejarla para una noche con amigas; para una entrevista, coloca un poco de sombra en tono ciruela o marrón claro en el párpado y el pliegue (si de verdad quieres usar sombra).

3. Evita los brillos labiales:  el lipgloss puede distraer a tu entrevistador, ya que da la sensación de que recién comiste algo muy grasoso, además, no luces muy profesional. Mejor usa un rosa neutro o algún color matte.

4. Sutileza en las uñas: lo sentimos chicas, pero olvídense del nail art para ir a una entrevista.  Lo más importante es que tus uñas estén limpias y arregladas, por lo que te sugerimos los rosas y colores neutros.

Si la empresa donde estás aplicando es más creativa, puedes jugar un poco más con los colores de tus labios y de tus uñas.  Nuestra recomendación: mantente en la paleta de mattes, pero añade un poco de impronta con tonos como naranjas, rojos, y hasta azul oscuro en tus manos.

La idea es que resaltes tus rasgos naturales, ¡no que los escondas! finaliza con un poco de rimmel y recuerda siempre sonreir (suena cliché, ¡pero es muy cierto!), es la mejor carta de presentación.