La campaña electoral se caldea a seis días de unas elecciones de final incierto en Brasil, con ataques cruzados en medio de sondeos que muestran a la presidenta Dilma Rousseff fortaleciéndose frente a Marina Silva, aunque ambas aún están empatadas en un probable balotaje.
Con poco tiempo para convencer a hasta un 20% del electorado aún indeciso o que admite que puede cambiar su voto, los candidatos a la presidencia fueron directo al ataque en un debate presidencial el domingo de noche en la televisión Récord, el penúltimo de la campaña.
“Usted cambió de partido cuatro veces en tres años”, lanzó Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), a su principal rival, la ecologista Marina Silva, del Partido Socialista (centro-izquierda), que busca poner fin a doce años de gobierno del PT. “Gobernar requiere firmeza, coraje, posiciones claras. No da para improvisar”, le dijo.
Para las elecciones generales del 5 de octubre, Rousseff, una ex guerrillera de 66 años que continuó los programas sociales de los años Lula pero es criticada por el débil crecimiento económico, consiguió ampliar en los últimos días a trece puntos su ventaja sobre Silva, una ex senadora de 56 años que escapó de la pobreza y hoy busca ser la primera presidenta negra y evangélica de Brasil.
Ambas están no obstante en empate técnico en un posible balotaje el 26 de octubre, teniendo en cuenta el margen de error: Rousseff con 47% contra 43% de Silva (contra 41% ambas hace unos diez días).
“Usted no puede adoptar una posición hoy y cambiarla mañana”, le dijo Rousseff a Silva rato después, antes de preguntarle si iba a mantener los créditos públicos, ya que su programa de gobierno dice que los limitará.
“Cambié de partido para no cambiar de ideales y de principios”, se defendió Silva, ex ministra de Medio Ambiente del gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), quejándose de los rumores lanzados en su contra, principalmente por parte del PT, de que acabaría con los programas sociales.
“Voy a mantener los créditos públicos (…) Lo que no va a suceder en mi gobierno es lo que sucede en el actual, en el que recursos del Banco Nacional de Desarrollo (…) son destinados a una media docena de empresarios”, dijo la ecologista.
¿Nueva o vieja política?
Silva tuvo que enfrentar asimismo los embates de candidatos menores como Luciana Genro, del PSOL (extrema izquierda), quien tiene menos de 1% de los votos y afirmó que la “nueva política” que promete la ecologista cede ante las presiones del agronegocio, de los banqueros y de los “reaccionarios del Congreso Nacional”. “Esa es la política más vieja de la historia”, le lanzó.
Silva contraatacó ofuscada afirmando que busca combatir “la vieja política de la izquierda” que “desparrama rumores”. Rousseff también fue blanco de críticas por las recientes denuncias de un mecanismo de sobornos a legisladores y otros políticos a través de la estatal Petrobras.
“Las denuncias no cesan. Yo represento la indignación de los brasileños. No veo que la presidenta esté indignada”, le dijo el socialdemócrata Aecio Neves, tercero en las encuestas (18%), que varias veces criticó la elevada inflación, cercana al umbral máximo oficial de 6.5%. “Usted será la primera presidenta tras la llegada de la redemocratizacion que entregará la inflación mayor a la que recibió”, sostuvo.
“Rousseff protagonizó uno de los más tristes episodios en la historia de la política externa brasileña, al acudir esta semana a la ONU para hacer elogios de su Gobierno y proponer un diálogo con el Estado Islámico, que está decapitando personas”, afirmó en una de sus intervenciones Neves, y al destacar el rechazo de la mandataria a la alianza de varios países para bombardear a los yidahistas en Siria.
Neves también criticó a la mandataria por haber invertido en plantas eólicas, que no se pueden aprovechar por falta de líneas de transmisión.
“Nuestras empresas (estatales) fueron tomadas por un grupo político que las usa para mantenerse en el poder. A cada debate hay una denuncia nueva contra Petrobras. Es eso que hay que cambiar en Brasil”, dijo el socialdemócrata, quien negó que tenga planes para privatizar la petrolera. “Quiero, por el contrario, reestatizarla y retirarla de las manos de un grupo que la tomó y hace negocios con ella hace 12 años”, dijo.
Nada debajo de la alfombra
Rousseff se defendió asegurando que en su vida ha tenido “tolerancia cero contra la corrupción”. “No barro nada para debajo de la alfombra”, sostuvo quien despidió a seis ministros acusados de ilícitos.
“Quien despidió a Paulo Roberto [Costa, ex director de Petrobras acusado de lavado de dinero, en el origen de las denuncias de corrupción] fui yo, y es la policía federal de mi gobierno la que investiga todos esos crímenes e indicios. Soy la única candidata que ha presentado iniciativas contra la corrupción”, respondió.
Silva escogió por su lado atacar a la mandataria por el frente de la seguridad pública. “Cerca de 56 mil personas son asesinadas por año” en Brasil, dijo. “Infelizmente las políticas erráticas del actual gobierno han colaborado para ese tipo de crímenes y violencia”, afirmó.
En el debate también participaron cuatro candidatos cuyas intenciones de voto no llegan al 1 %: la izquierdista Luciana Genro, el verde Eduardo Jorge, el socialcristiano Everaldo Pereira y el derechista Levy Fidelix.
Este último provocó risas en el auditorio al asegurar que el Gobierno no invertía en las Fuerzas Armadas para facilitar en el futuro una invasión de los “países bolivarianos”, y que Rousseff financiaba la revolución cubana mediante la contratación de médicos de ese país, y al pronunciarse de forma radical y hasta grosera contra el matrimonio entre homosexuales.
Los analistas advierten que la campaña se irá caldeando aún más con el avance de los días, con la poderosa maquinaria del PT a todo motor para mantenerse en el poder.
Según coinciden las últimas encuestas, Rousseff ganará las elecciones del domingo, pero no llegará a superar el 50 % de los votos, por lo que deberá disputar una segunda vuelta frente a Marina Silva el próximo 26 de octubre. En esa eventual segunda vuelta, según el último sondeo, Rousseff sería reelegida con un 47 % de los votos, contra el 43 % de Silva.
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