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Política de los negocios

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Cumplir cien días al frente de una administración siempre es una prueba de fuego. En el caso de Tijuana, Ismael Burgueño Ruiz, en conjunción con un equipo que ha demostrado capacidad y ejecución, está logrando lo que por años parecía imposible: revertir los altos niveles de inseguridad que asolaban a la ciudad. Los números no mienten.

Durante estos primeros tres meses, los indicadores de criminalidad, que llevaban años escalando de manera alarmante, muestran una disminución considerable del 30% en el número de homicidios. Tras esos resultados, habría que enfatizar que Burgueño Ruiz no sólo se quedó en promesas, sino que implementó acciones concretas y estratégicas que ya empiezan a dar resultados tangibles.

La compra de nuevas unidades policiacas, su distribución y la creación de equipos especializados como el Escuadrón Violeta para la atención de violencia cibernética y la célula de búsqueda de desaparecidos son muestras de un liderazgo que entiende las necesidades urgentes de su ciudad.

“Vamos a trabajar duro, de manera transparente, con estrategias muy claras y específicas”, declaró el alcalde en una de sus ya habituales mañaneras. Su mensaje resuena porque, más allá de las palabras, está respaldado por hechos. Y en cuanto a la materia de infraestructura, la reconstrucción de pavimento en colonias como Francisco Villa y Colinas Agua Caliente, así como la limpieza de cunetas pluviales en puntos críticos como el libramiento Salvador Rosas Magallón, son ejemplos de un gobierno que está trabajando en todos los frentes.

Pero no hay que perder nunca el objetivo, porque éste no es un camino sencillo. Resolver problemas estructurales de una ciudad tan compleja como Tijuana requiere algo más que voluntad: exige eficiencia, planificación y resultados inmediatos.

Burgueño lo sabe y, hasta ahora, ha logrado mantener un equilibrio entre atacar los problemas inmediatos, como la recolección de basura y las luminarias, y trazar una visión de largo plazo que incluye infraestructura de primer nivel. Por supuesto, los retos no desaparecen. La administración enfrenta la difícil tarea de consolidar estos avances y evitar que se conviertan en medidas aisladas.

La participación ciudadana también es clave, como ha subrayado el alcalde. Una Tijuana limpia y ordenada no se logra sólo desde el gobierno, sino también con la contribución de cada tijuanense.

Por lo pronto, y ya pasados los cien días, Ismael Burgueño Ruiz ha marcado un rumbo claro para Tijuana. Los primeros resultados son alentadores, pero también abren una pregunta importante: ¿podrá la administración mantener este ritmo y consolidar los avances en los próximos meses?

Ahora, el balance es positivo, y eso ya es un cambio significativo para una ciudad que estaba acostumbrada al estancamiento.

BAJA CALIFORNIA, GIGANTE TURÍSTICO EN ASCENSO

Baja California está lista para reafirmar su posición como una potencia turística en México y el mundo. Del 28 de abril al 1 de mayo, la región se convertirá en la capital del turismo nacional al ser la sede del Tianguis Turístico 2025, evento que atraerá a inversionistas, empresarios y visitantes de todo el planeta.

Al mismo tiempo, Mexicali se prepara para albergar la Serie del Caribe, un atractivo deportivo de talla internacional que promete dinamizar la economía local y la conectividad aérea.

A todo el panorama positivo de este año, también hay que recordar que durante el segundo trimestre de 2024, Baja California captó 148.2 millones de dólares en Inversión Extranjera Directa Turística (IEDT), lo que representa el 18.1% del total nacional. Suena sencillo, pero este logro posiciona al Estado como la tercera entidad con mayor flujo de inversión en el sector, según el Registro Nacional de Inversiones Extranjeras (RNIE) de la Secretaría de Economía.

Y lo mejor de todo, esta afluencia de capital se traduce en proyectos concretos que fortalecen la infraestructura turística, desde hoteles y restaurantes hasta centros de entretenimiento, cruceros y servicios médicos. Además, genera empleos locales y consolida la imagen de Baja California como destino estratégico tanto a nivel nacional como internacional.

Aquí, uno de los sectores que más destaca es el turismo médico, el cual se ha sabido capitalizar su proximidad con Estados Unidos, atrayendo a miles de pacientes internacionales que buscan servicios de salud de alta calidad a costos competitivos.

Aunado a esto, el segmento representa una cadena de valor que impacta positivamente a clínicas, hoteles, restaurantes y transporte local. Por otro lado, el sector de cruceros sigue creciendo de manera sostenida, con puertos que se han convertido en escala obligada para miles de turistas que descubren las riquezas naturales y culturales de la región.

La inversión en infraestructura portuaria y la atención al cliente son claves para mantener esta tendencia al alza.

Por lo pronto, Baja California está en un momento clave para consolidarse como un destino turístico de excelencia. La combinación de eventos internacionales, inversiones extranjeras y sectores estratégicos como el turismo médico y los cruceros refuerzan su posición como un líder en la industria.

UN DESASTRE DE PROPORCIONES INIMAGINABLES

L os lamentables incendios forestales en California, Estados Unidos, han marcado un nuevo paradigma en cuanto a pérdidas económicas. Una estimación preliminar de AccuWeather sitúa las pérdidas en un rango de entre 135.000 millones y 150.000 millones de dólares, lo que los convierte en los más costosos de la historia moderna de Estados Unidos.

Para dimensionar el impacto, basta con recordar que el huracán Helene, uno de los desastres naturales más devastadores del sureste del país, generó pérdidas de entre 225,000 millones y 250,000 millones de dólares, pero su magnitud se distribuyó en seis estados, mientras que estos incendios han concentrado su furia en áreas densamente pobladas de California.

El incendio actual ha superado ampliamente el récord histórico del Camp Fire en Paradise, California, en 2018, que ajustado por inflación alcanzó 12,500 millones de dólares en pérdidas. La diferencia es clara: mientras el Camp Fire destruyó comunidades menos densas, estos incendios han devastado zonas como Pacific Palisades y Malibú, epicentros de bienes raíces de alta gama y residencias de celebridades y ejecutivos.

Miles de propiedades multimillonarias han sido consumidas por las llamas, amplificando el impacto económico. Las cifras son alarmantes. Los incendios actuales podrían representar hasta el 4% del PIB anual de California, un Estado que se erige como la quinta economía del mundo si se considera de manera independiente.

Y los daños no se limitan únicamente a la destrucción de viviendas y negocios, también incluyen interrupciones en la cadena de suministro, pérdidas de salarios, costos de atención médica y afectaciones a la infraestructura crítica.

Este desastre pone en evidencia una crisis ambiental y de infraestructura. A medida que el cambio climático incrementa la frecuencia e intensidad de estos eventos, los costos seguirán escalando.

La pregunta clave para el sector público y privado es: ¿estamos preparados para mitigar futuras tragedias de esta magnitud? Los costos indirectos, como la atención médica a largo plazo y las secuelas psicológicas, también tendrán un impacto profundo.

Las compañías aseguradoras y las autoridades gubernamentales enfrentan una presión sin precedentes para encontrar soluciones sostenibles que aborden tanto la prevención como la recuperación.

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