Enséñame un héroe y te escribiré una tragedia dijo alguna vez un novelista estadounidense y hoy la historia invirtió los papeles, pues ante la tragedia ocurrida a nivel mundial a causa de la pandemia de COVID-19, la vida nos mostro a miles de héroes y heroínas con uniformes blancos, héroes que pocas veces reciben el reconocimiento que se merecen.
Celebro el espacio que la revista Campestre ha ofrecido para que podamos expresar algún pensamiento o mensaje frente a la tragedia que es la crisis provocada por el nuevo coronavirus y quisiera aprovecharlo para reconocer la noble labor que nuestros médicos y enfermeras realizan a diario, pues me parece injusto dejar pasar inadvertido su entrega y dedicación a esta noble labor humana y la profunda vocación de servicio que se requiere para laborar arduas jornadas sin estar cerca de sus seres queridos y expuestos al riesgo de contagio. Espero, que esta crisis sanitaria nos deje una moraleja y que las naciones del mundo reconozcan la importancia de la universalización del derecho a la salud de calidad, lo que implicaría forzosamente que un mayor número de personas se sumen a esta noble profesión de la medicina o la enfermería, pues al mundo y en particular a nuestro país le hacen falta más héroes y heroínas con uniforme blanco, pero sobre todo, espero que los ciudadanos revaloremos la importancia del personal de salud y que nunca más se vuelva a agredir a un médico o enfermera por miedo e ignorancia y entendamos de una buena vez que están ahí para ayudarnos.
Conforme pasan los días nos acercamos poco a poco a la normalidad, conforme pasan los días la enfermedad dejará de ser noticia para el común denominador de la ciudadanía, pero no para aquellos que han hecho de ayudar la salud de sus semejantes una forma de vida, no para los héroes sin capa, ellos seguirán ahí cuidando de nosotros, por lo que tienen mi eterno agradecimiento y admiración por su noble labor, gracias por nunca rendirse.
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