By No por cambiar de gobernantes cambian los problemas, dijo alguna vez a modo de premonición, y con base en esa sentencia, Eugenio Elorduy Walther gobernó Baja California. Para él era de elemental sabiduría y siempre lo tuvo claro, que no porque los bajacalifornianos lo hubiesen llevado al poder, los desafíos cambiaban o se resolvían por sí mismo.
El ex mandatario estatal es un hombre de luchas políticas y civiles desde su juventud post universitaria. Le tocaron los años difíciles para ser oposición; aún así, nunca cejó, nunca nadie lo dobló en los años 60s, 70s y 80s. Primero coordinó la campaña victoriosa de Ernesto Ruffo en 1989, y luego alcalde de Mexicali, y en el 2001 ganó la gubernatura.
Había rendido frutos “picar piedra” largos años en el valle y la ciudad, y la gubernatura que ganaba en el 2001, Eugenio Elorduy la veía más como una enorme responsabilidad y convicción con sus electores, que como un premio a su tesón. Con esa certidumbre ejerció un gobierno enfocado en resolver el problema de la seguridad pública pero no sólo con la fuerza de las armas de las corporaciones policiacas, sino con herramientas más lentas, pero más seguras e innovadoras.
Durante su mandato estatal del año 2001 al 2007 hay una estadística que lo enorgullece: la inversión extranjera en Baja California fue de 10 mil millones de dólares, gracias al trabajo de promoción que se hizo desde su gobierno y lo que permitió generar miles de empleos. Esto también le permitió invertir más en infraestructura educativa, en deporte y en atender a una población muchas veces olvidada: las personas de capacidades diferentes. En este último punto, su esposa María Elena Blackaller de Elorduy fue pieza clave en la atención de este sector de la población, con la creación del CRIT en Tijuana y la ampliación del que ya operaba en Mexicali.
Siempre a su lado, la señora Blackaller de Elorduy, lo apoyó en las causas de la comunidad y creó y preside el Museo Sol del Niño”, desde donde se apoya a los pequeños para que cursen y concluyan exitosamente su educación. Esta organización perdura más allá de los ciclos políticos y sigue ayudando a la gente de Mexicali.
En su administración se creó la Secretaría de Seguridad Pública y Policía Preventiva, se puso fin al llamado “El Pueblito» en la Penitenciaria de la Mesa en Tijuana; se concluyó y entró en funciones el Centro de Readaptación Social El Hongo en Tecate.
El ex gobernador también considera una aportación mayúscula a la zona costa del estado, la construcción del llamado Corredor 2000, que es una carretera suburbana de 44 kilómetros que conecta a Tijuana con Rosarito. Con esta infraestructura se abrieron al desarrollo 25 mil hectáreas que ya tenía Tijuana y acortó distancia a 25 minutos y la conexión al sur.
Otras de sus obras magnas fue la creación del Centro de Alto Rendimiento de Tijuana en apoyo al deporte, y que posteriormente fue designado sitio olímpico por el Comité Olímpico Mexicano y de Estados Unidos.
Antes de ser gobernador del Estado, Eugenio Elorduy Walther, ya había acumulado una voluminosa hoja curricular tanto en la política partidista, en el servicio público como en el activismo civil. Nació el 21 de noviembre de 1940 en Caléxico, California, Estados Unidos; desde niño fue criado en Mexicali, Baja California. Se graduó licenciado en Administración de Empresas por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Es miembro del PAN desde 1968.
Fue presidente municipal de Mexicali de 1995 a 1998, y fue electo gobernador de Baja California para el periodo 2001 al 2007.
En 1972 y luego en 1981 presidió el Centro Empresarial- Coparmex Mexicali; fue presidente de la Unión de Concesionarios de Automóviles Nuevos y fue coordinador del Comité Ejecutivo de la Asociación Mexicana de Distribuidores Ford y director general de la empresa Automotriz del Valle. En el área educativa siempre ha apoyado las actividades académicas del CETYS-Universidad, donde también fue catedrático. Don Eugenio Elorduy Walther heredó de sus antecesores familiares, el espíritu empresarial que los sitúa como uno de los pioneros del desarrollo económico de la capital del estado, y en ese liderazgo social y empresarial, se gestó la simiente de la política y la vocación por el servicio público, que años después lo llevó a la gubernatura de Baja California. Con todos esos atributos y méritos reconocidos por propios y extraños, el ex mandatario estatal es uno de los 100 líderes más destacados de Baja California.
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