Depender de alguien o algo representa tener el futuro propio en manos de otro(s). Que no se entienda de manera equivocada, sobre todo en estos días colaborar es clave para lograr mayores resultados, pero depender es llegar a un extremo.
Se depende de los padres cuando no se tienen los medios para valerse por uno mismo, totalmente valido, pero no debe suceder en un país con todas las posibilidades de pasar del extremo que representa el depender a un centro al que podríamos llevar colaborar.
En fechas de celebración de la independencia escribo esto para darnos cuenta que como nos independizamos de España (por cierto según una investigación de parametriza el 51% no sabe que fue el país catalán del que dependíamos, espero no seas uno de ellos) podemos hacerlo en otros aspectos de los que destaco tres.
Comercio. Uno de los ingresos que tiene nuestro país es la exportación de sus productos. Tenemos relaciones comerciales con países en todos los rincones del planeta, pero es con Estados Unidos con el que se tiene en mayor medida. Para tener una idea más clara, sumando lo comercializado con Europa y Asia se logra alrededor de una décima parte de lo que se le vende al vecino del norte. Es natural que exista mayor comercio con ellos por la cercanía geográfica y por el mercado que representa, pero en estas proporciones deberíamos ponernos a pensar que pasaría si por alguna razón México perdiera relaciones con EE.UU. (Aunque suene a juego, hay que recordar que existe Trump). Tener clientes que representen casi toda la cartera genera que este tenga el poder de negociación a sabiendas de que se depende de él, por lo que podrá poner condiciones (como lo hace) que le generen beneficios como consumidor y nos reste a nosotros como productores. Una balanza más equilibrada nos ayudara a no depender tanto de un solo país.
Empleo. Cuando algún estado necesita empleo lo primero que se piensa hacer es ir a países con industrias que busquen mano de obra barata y calificada para rogarles que vayan a la entidad a construir una fábrica que genere cientos o miles de empleos mal pagados, pero que bajaran la tasa de desempleo, ah, y esto con incentivos fiscales. Si no fuera por ello gran porcentaje de los empleos no existirían, a tal grado por estas prácticas hay estados que dependen de estas empresas para que su población tenga donde laborar. Las empresas extranjeras deben ser bienvenidas siempre y cuando ofrezcan condiciones dignas a los nuestros, pero para no depender de ellas se deberá impulsar en mucha mayor medida a las empresas locales sobre todo a las que apenas se están incubando. Incentivando a un sector privado robusto, comprometido con la sociedad generando empleos dignos lograremos dejar a un lado el depender del empresario extranjero.
Petróleo. No solamente nuestro país depende del extranjero, en cuestión de ingresos México obtiene el 37% de la venta del petróleo (algo así como 10% de su PIB) lo cual podremos darnos cuenta la importancia que tiene este recurso para que el país camine (o se arrastre si hablamos de estos años). El problema recae que no es renovable, en algún momento no habrá más yacimientos que explotar dentro de nuestro territorio y los ingresos caerán proporcionalmente al porcentaje que representa su venta para estos. Despretrolizarnos no debe significar dejar esta industria aun lado, ni menos abrirle las puertas a inversión extranjera como erróneamente se hizo, sino buscar nuevas formas de obtener ingresos. Una opción muy viable es apostarle a la innovación y tecnología, los países desarrollados han logrado incentivar estas áreas logrando que su industria creativa represente un ingreso de suma importancia para su economía, países que incluso no tienen ni una gota de petróleo. Apoyando al talento innovador mexicano podremos dar un paso al futuro y equilibrar las fuentes de ingresos.
Por Gerardo Salas.
// El autor es coordinador de Juventudes Progresistas Baja California y ex presidente de la comisión estudiantil del Colegio nacional de licenciados en administración Tijuana.
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