By Hace tres años, el consejo de diseñadores estadounidenses (CFDA), reguló la contratación de modelos menores de edad en las pasarelas; deben trabajar pocas horas, estar acompañados por un tutor y recibir un trato especial. El acuerdo tiene tiempo y no se respeta a cabalidad.
Aunque no han logrado aún legislar al respecto, el British Fashion Council, el organismo homólogo británico, pide expresamente a las marcas que integran la semana de la moda londinense que sigan estas recomendaciones. En la Mercedes Fashion Week de Madrid se exige desde hace año que las maniquíes sean mayores de edad. Y París, la ciudad más laxa en estos temas, prohibió hace un tiempo los concursos de belleza infantiles.
Sin embargo, parece que la teoría transcurre por un lado y la práctica por otro. Si el año pasado la industria clamó cuando Prada sacó a desfilar a Roos Abels, una modelo de 14 años. En los últimos meses hemos visto a la hija de Johnny Depp y Vanessa Paradis, Lily Rose Depp, de 16, convertirse en la nueva musa de Chanel; o Frasse Johansson, hijo de 12 años del CEO de la enseña nórdica ACNE, Jonny Johansson, vestirse con ropa de adulto para protagonizar su nueva campaña. Kaia Gerber, de 13 años e hija de Cindy Crawford, posó para la edición de septiembre de CR Fashion Book, la revista de Carine Roitfeld, y para la edición italiana de Vogue.
Este último reportaje es una constatación de que en muchas ocasiones los acuerdos bienintencionados se quedan en meras palabras. Hace tres años, las 21 cabeceras internacionales de esta revista firmaron un pacto para no emplear a modelos menores de 16 años: un compromiso que, como demuestra el caso de Kaia Gerber, no es demasiado firme. En las fotos de la edición italiana de Vogue, como recordaba Vanessa Friedman en el New York Times, la hija de Cindy Crawford llevaba “botas de cuero con plataforma y caña alta de Versace […] y maquillaje ojos de gato”.
Pero si hay una nueva estrella semi infantil en los circuitos maduros de la moda, esa es la israelí Sofía Mechetner, que con 14 años acaba de protagonizar, Dior mediante, su propio cuento de la Cenicienta.
Si a todas las grandes modelos les acompaña una leyenda sobre su descubrimiento fortuito (Kate Moss en un aeropuerto, Gisele Bündchen en un McDonald´s…), Mechetner les gana a todas por goleada: fue el propio Raf Simons, director creativo de Dior y uno de los diseñadores más influyentes del mundo, el que se encaprichó de ella al verla en una tienda de la marca en París. Pero la historia aún tiene mucha más miga.
El Pais.
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