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Transición Democrática en México

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Por: Edgar Ortiz Ángel / Licenciado en Relaciones Internacionales, promotor de la Dra. Claudia Sheinbaum en Baja California.

La democracia, nos dicen los historiadores, surge en Grecia para ser el poder del pueblo, el cual se fue instaurando después de guerras, luchando por la libertad contra las monarquías y regímenes autoritarios, avanzando, en unos países más y en otros en menor medida.

Según apreciaciones de analistas políticos, sostienen que independientemente de sus deficiencias, el sistema político democrático sigue siendo el mejor sistema para cualquier país, ya que se toma en cuenta lo que la mayoría de una sociedad desea.

En México podemos observar esta premisa en nuestra Carta Magna, en su Artículo 39, que nos dice que: “La soberanía nacional reside esencial y originalmente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para su beneficio. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar y modificar la forma de gobierno”.

Y en su Artículo 40 nos menciona que: “Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal… “

El avance de la democracia en México ha sido lento desde sus inicios, pasando por los tiempos post Independencia, hasta los tiempos de la Revolución, es importante mencionar algunos episodios ejemplares, como lo fue cuando Benito Juárez resultó votado popularmente, o cuando Madero, el “apóstol de la democracia”, luchó a pesar de la adversidad política que vivió, y murió por defender la democracia y libertad.

Y ha sido, precisamente ese mismo sistema, el que ha llevado a la Presidencia a grandes hombres que se caracterizaron por ser políticos nacionalistas, intelectuales y grandes constructores de políticas sociales en nuestro país, como Don Lázaro Cárdenas, que impulsó la Reforma Agraria donde entregó más de 20 millones de hectáreas al campesinado, o de Adolfo López Mateos que promovió el desarrollo estabilizador apoyando la inversión mexicana y la defensa de la soberanía energética en la Comisión Federal de Electricidad y el promotor de los libros de textos gratuitos, que, cabe mencionar, diferentes fuerzas conocidas por su extracción conservadora contraria a las políticas sociales liberales, marcharon en protesta para impedir que la educación fuera gratuita.

Y así la democracia continúa, sin embargo, se estancó en episodios negros y oscuros, esto principalmente a partir de los finales de los 80, en donde se presumen los fraudes electorales de manera más obvia, dejando al descubierto situaciones de corrupción al más alto nivel y despojando de su derecho constitucional al pueblo de México, pues no se respetó su voluntad.

Pasaron los años y se continuaron observando fraudes a la voluntad popular, ya sea con la alteración de resultados o la compra del voto con dinero aprovechándose de las necesidades de las clases humildes. Finalmente se llega el primero de julio de 2018 y llega de manera masiva una transición para dar paso a un gobierno de convicciones distintas al de los últimos 30 años.

La democracia en los últimos 5 años ha sufrido importantes cambios, para empezar a transitar de una democracia representativa, a una participativa, que con todos y sus críticas nadie ha de negar que lo más importante para un pueblo es que lo tomen en cuenta. Por ejemplo, las distintas consultas que se hicieron para preguntarnos sobre los programas sociales, o hasta llegar hasta este punto donde en un ejercicio formal, el pueblo de México por primera vez en su historia decidió ratificar al presidente en turno o pedirle que se vaya. El pueblo voto y en su mayoría se decidió continuar con el actual gobierno.

Por primera vez estamos presenciando una democratización de manera abierta y pública en los procesos internos de los partidos de cara al próximo proceso electoral de 2024, de esta manera la ciudadanía se involucra y conoce más y le da bastante tiempo para informarse, es decir da paso a la libertad y participación de la ciudadanía.

Siempre las comparaciones serán malas, pero para dar un mayor contexto, los países más desarrollados del mundo se caracterizan por la gran participación social que tienen: en la sociedad de padres de familia, en asociaciones civiles y por supuesto en la materia electoral, una buena pregunta que podemos hacernos sobre todo lo mencionado anteriormente podría ser ¿nos hace daño informarnos de la vida política del país? Si somos una democracia y somos quienes tomamos la decisión en mayoría, ¿no valdría la pena estar siempre informados?

Los abogados manifiestan que uno de los principios del Derecho es que siempre es cambiante, nunca estático, en ese sentido se entiende con mayor claridad, que quizá debido a ello, estamos siendo testigos de un avance y progreso en la transición democrática en México.

 

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