Los inversores de Silicon Valley buscan delimitar en qué consiste desempeñar trabajo real en las empresas tecnológicas.
La semana pasada Keith Rabois, inversor en tecnología y miembro de la conocida como «mafia de PayPal», lanzó una indirecta sobre el «trabajo falso».
El sitio Business Insider recolectó la información de un acto organizado por la entidad bancaria Evercore, donde Rabois dijo que las grandes empresas tecnológicas habían contratado a demasiada gente buscando una «métrica de soberbia» como era el número de empleados.
Según este experto, durante la época de bonanza las compañías han contratado a trabajadores mediocres y mimados para parecer más grandes que sus rivales e impedir así que esos empleados fuesen útiles en la plantilla de algún competidor.
«Todas estas personas eran innecesarias«, indicó Rabois en las declaraciones retomadas por Business Insider.
«Esto ha sido así durante mucho tiempo. La métrica de soberbia que era la contratación de empleados representaba una especie de divinidad».
El exdirectivo de PayPal acusó así a miles de trabajadores de Google y de Meta —matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp— de no estar haciendo prácticamente nada en sus respectivos puestos.
«Estas personas no tienen nada que hacer: en realidad todo es trabajo falso«, señaló durante su intervención Rabois, cuya fortuna llegó a superar los 1.000 millones de dólares. «Ahora que está saliendo a la luz, ¿a qué se dedican realmente estas personas, van a reuniones?».
Esta opinión se ha extendido entre inversores y fundadores adinerados.
«Realmente no hacían nada trabajando desde casa», ha declarado recientemente a Business Insider Thomas Siebel, el multimillonario CEO de la empresa de inteligencia artificial C3.ai.
«Si quieres trabajar desde casa, digamos cuatro días en pijama, vete a trabajar a Facebook», añadió.
Y consideran que los despidos masivos son una oportunidad para resetear el excepcionalismo tecnológico y volver a la rutina.
Una visión particular del «trabajo»
El concepto de «trabajo falso» está basado, al menos en parte, en la polarización política.
Varios de los perfiles tecnológicos que han impulsado este concepto se alinean con la ideología del partido republicano en Estados Unidos, mientras que los trabajadores contra los que arremeten se asocian con un pensamiento político más de izquierdas.
Estos expertos parecen alabar la ética del trabajo manual, que ha sido defendido a veces como el único trabajo «real». Aprecian a los bichos raros que tienen capacidades de programación, ciencias o matemáticas, pero que carecen de habilidades interpersonales, y muestran aversión hacia los sindicatos tecnológicos, producto, sostienen, de empleados activistas con demasiado tiempo libre.
Consideran que el marketing, el diseño, los recursos humanos, la política, la ética u otras funciones más creativas son, en esencia, una pérdida de espacio. Aunque no lo verbalicen necesariamente de forma explícita.
Para Rabois, el paradigma del «trabajo falso» son las reuniones. Para Elon Musk (CEO de Twitter), si no estás en la oficina o no haces cosas, no trabajas. Para el inversor Marc Andreessen, «trabajo falso» es cualquier cosa que haga la «clase del portátil», esto incluye, mantener opiniones socialmente conformistas.
Sin embargo, cuestiones como el manifiesto sobre la «hora de construir» de Andreessen Horowitz—del que tantas burlas se han hecho— o la visión de Musk revisando el código fuente de Twitter la una y media de la mañana tras hacerse con el control de la red social son bastante reveladoras acerca de dónde creen estos pensadores que reside el valor real de sus trabajadores.
Además, estos líderes de opinión tienen bastante munición, ya que, en el pasado, las firmas tecnológicas parecían desesperadas por evitar que su personal se fuese a la competencia y las ventajas que ofrecían a sus empleados se volvieron absolutamente ridículas.
Prueba de ello son los vídeos que se han hecho virales en TikTok de «20 cosas…», en los que profesionales tecnológicos con puestos de trabajo muy bien pagados muestran cómo su rutina incluye un taller sobre cómo preparar tu propia máscara facial o cómo tener un «momento de autocuidado».
El inversor David Sacks —amigo íntimo de Musk y otro de los integrantes de la mafia de PayPal— publicó el pasado agosto uno de estos vídeos en redes sociales. «¿Todavía trabaja alguien?», comentó incrédulo, a lo que Musk le respondió con un emoji de llorar de la risa.
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